¿Quién es Jon Fosse? Desde hoy será reconocido mundialmente como el ganador del Premio Nobel de Literatura. Pero detrás del galardón hay obra; y más atrás, un hombre sensible. La Academia Sueca lo distinguió “por sus innovadoras obras de teatro y prosa, que dan voz a lo indecible”. “Estoy abrumado y agradecido. Lo veo como un premio a la literatura que ante todo aspira a ser literatura, sin otras consideraciones”, dijo Fosse en un comunicado difundido por su editorial, Samlaget.
Entre sus obras más importantes están Boathouse (1989) y Melancolía I y II (1995-1996). Su último libro, Septología, una obra magna semiautobiográfica —siete partes repartidas en tres volúmenes sobre un hombre que conoce otra versión de sí mismo—, tiene 1.250 páginas sin un solo punto y aparte. El tercer volumen fue finalista del Premio Booker Internacional en 2022. Pero, ¿cómo piensa este autor de 64 años, cuál es el pensamiento del creador de semejantes obras?
En 2019 concedió una larga entrevista con el histórico periódico danés Kristeligt Dagblad fundado en 1896. El reportaje con el periodista Daniel Øhrstrom se produjo en el parque del castillo real de Oslo. Alí, en una de las dos villas, vive desde 2011. Es la residencia honoraria de artistas del Estado noruego; se llama “La Cueva”. Pese a lo aristocrático, Fosse lleva “un estilo de vida modesto, casi ascético”, donde “sólo hay lugar para la familia, la escritura y la diligente asistencia a misa”.
“Vivo como un niño. Me acuesto temprano y me levanto temprano”, cuenta. Entre las cinco y las nueve de la mañana son sus horas de más lucidez para escribir. No va a eventos literarios ni a festivales de literatura. Para muchos colegas, la vida que lleva es aburrida, pero no para él: “A mí me conviene así”.
“He cambiado mi vida muy fuertemente en muchos sentidos”, explica en referencia a una de sus batallas más importantes: contra el alcoholismo. “La vida que solía vivir viajando a estrenos y asistiendo a fiestas de estreno era una vida que requería alcohol. He tenido algún tipo de ansiedad social. Me parece bien conocer gente, pero no me gustan los conciertos de rock, los partidos de fútbol ni las grandes fiestas, así que para afrontar esa faceta de la vida teatral recurrí al alcohol”.
Desde entonces, no bebe. Pero también tuvo otros cambios. Uno más que interesante: la religión. “Hasta los 20 años, era un simple ateo ingenuo”, explica. “Dejé la iglesia estatal cuando tenía 16 años, tratando de ser marxista y ateo. Poco a poco fui moderando eso hasta convertirme en agnóstico, pero cuando yo mismo comencé a experimentar lo que llamo la presencia de Dios, me convertí en cuáquero”, cuenta.
“Así es como todo lo que lees se abre paso en tus propios pensamientos. Y en realidad eres muy poco original. Durante el proceso de escritura, por ejemplo, me emocioné mucho con la frase “una oscuridad luminosa”, pero poco después la leí en otro lugar”.“La vida es un sueño del que sólo despiertas cuando mueres”.
Sobre la escritura, dijo que “solía trabajar con frases largas, pero ahora no hay ni un solo punto. Todo es movimiento”. “Siempre escribo sobre cosas que sé, pero nunca escribo sobre mí”, dijo después. Para Fosse, “todo es poesía”, porque “la poesía da un tipo de dimensión espiritual”.
“Hay cosas que están inspiradas en Tomás de Aquino, quien escribió que los dogmas no existían por amor a Dios, sino por amor a los hombres. Otro teólogo decía que la vida es un sueño del que sólo se despierta cuando se muere. No recuerdo quién dijo eso. Tal vez fui yo”, dijo entre risas.
“Nada en mi vida ni en mis escritos está planeado. La vida me sorprende y yo escribo”, dijo y luego agregó: “Todo lo que lees se abre paso en tus propios pensamientos. Y en realidad eres muy poco original”. Y contó una pequeña anécdota: “Durante el proceso de escritura, por ejemplo, me emocioné mucho con la frase ‘una oscuridad luminosa’, pero poco después la leí en otro lugar”.