Dentro de la mega exposición Casa Foa, en el primer piso del ex Tiro Federal, se despliega hasta el 16 de octubre una suerte de galería temporal, un itinerario sucinto, pero potente por obras de nueves artistas contemporáneos -entre ellos Marta Minujín, Daniel Joglar, Hernan Marina o Eduardo Basualdo- que conforman una constelación de materiales, espacialidades y diseños en los más variados soportes.
“Los doce meses del año” de Marta Minujín, una escultura de figuras fragmentadas, como ondeando por el viento, que la artista creó inspirada luego de un viaje a las islas Cícladas de Grecia -tal como contó durante la presentación a la prensa-, “Las olas” de Daniel Joglar, con una morfología que en su diseño imita a la espuma de las olas de su Mar del Plata natal, y la “Lluvia de arcoiris” de Marcela Cabutti, un compendio de gotas de vidrio coloridas que penden del cielo raso, son algunas de las obras que destacan en este derrotero visual que -además de funcionar como exposición colectiva- son antesala de las obras que se emplazarán en un futuro complejo de torres a construirse en la zona.
Como todos los años, Casa Foa organiza su exposición anual de arquitectura, diseño y paisajismo en una ubicación distinta, para revalorizar diferentes áreas de la ciudad: en esta oportunidad en el edificio del ex Tiro Federal, dentro del Parque de Innovación, lugar que se encuentra en proceso de transformación y que combinará nuevos edificios para empresas e instituciones educativas, sanitarias y tecnológicas.
Aquí, en el primer piso de este antiguo edificio racionalista cuya fachada no puede ser manipulada por ser Monumento Histórico Nacional, se verá hasta el 16 de octubre la muestra con las obras de arte del futuro complejo de torres Udaondo, sobre Avenida del Libertador 6905, en el barrio de Núñez.
Apenas ingresar al espacio o sala expositiva, el visitante se encontrará con una inmensa flor de vidrio de Javiera Yáñez Correas, en una sala intimista de luces bajas, una pieza de más de 1,80 metros que la artista tituló “La primavera vive en mi corazón – dijo el invierno”, una danza de formas de vidrio soplado, realizada en colaboración con el maestro soplador Hugo Ciurlanti.
“Trabajar el vidrio soplado es una actividad difícil en este país. Mi temática son las flores, sobre todo por el tema de la transformación. La vida, la muerte, la vida otra vez y la posibilidad de alimento hacia todos nosotros. El vidrio me ayuda a plasmarlo. Además, uno presencia la transmutación del material y eso es algo intenso”, contó la creadora sobre sus piezas que remiten a un jardín flotante y a la fragilidad.
Para seguir, habrá que transitar por debajo de una escultura colgante de Eduardo Basualdo, inquietante roca en aluminio negro que forma parte de una serie reciente de volúmenes oscuros y arrugados del autor, que evocan la imagen de meteoritos. De dimensiones acotadas y carácter doméstico, la obra invita a los visitantes a establecer una conexión íntima e interrogar su naturaleza enigmática.
“Me interesa la tensión del espacio, esa pregunta acerca de si puede caer o no, esa idea de preguntarse cuándo llega el desastre”, relató Basualdo, quien presentó días atrás en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires su flamante libro “Ensayo de escape”.
Cerca de allí, “Las olas” de Daniel Joglar se presenta como una reproducción a escala de lo que será la obra emplazada en el futuro complejo de torres: un conjunto escultórico en metal de 10 metros de altura, que provoca un juego de formas y texturas que evoca el ritmo del mar y que estará en un espacio común del futuro complejo, a tono con una movida en auge de fusionar arte y real estate.
“Yo suelo trabajar en mis obras con lo leve, con lo ingrávido, lo que está suspendido en el espacio. Y hoy mis trabajos hablan de la gravedad de otro modo, con otro acercamiento a la morfología. Me preguntaron mucho si estas olas están inspiradas en la famosa obra de Hokusai y dije que sí y que no. Yo soy de Mar del Plata y creo que haber nacido frente al mar, con esa vista en el horizonte, queda atravesado por siempre en la inspiración”, indicó Joglar.
Las “Torres flotantes” de Cristian Mohaded, tejidas a mano, dan cuenta de una producción que se mece entre lo industrial y lo artesanal, tal como señala el propio artista y diseñador sobre las obras oriundas de su natal Catamarca. Se trata de una composición vertical de columnas tejidas a mano con volúmenes, utilizando una técnica tradicional de cestería del norte de Argentina llamada “simbol”, una planta autóctona, silenciosa y austera, que crece en la provincia de Catamarca y florece especialmente en otoño e invierno.
Sobre una de las paredes de fondo oscuro se destacan los “Clavadistas” de Hernán Marina, tres figuras que exploran los puntos de máxima tensión física, o la continuidad de una silueta que evoca la posibilidad de un salto hacia lo desconocido.
“Un clásico mío, los clavadistas, que me han seguido a lo largo de mi carrera en distintos tamaños y entornos arquitectónicos. Son la metáfora de un cambio, de un pasaje a otro estadío, de una transmutación, y además una figura que me gusta mucho”, detalló Marina al dar cuenta de la génesis de su obra.
Una inmensa pintura “Sin titulo” de Gachi Hasper ofició de fondo donde se ubicaron todos los artistas para contar, a su turno, los detalles de cada trabajo: un mural de formas y colores puros que caracterizan a su trabajo, ubicado muy cerca de la fotografía “Geometrías derivadas” de Jorge Miño.
En el corazón de la sala, con el magnetismo que la caracteriza, se encuentra el trabajo de Marta Minujín, “Los doce meses del año”, una obra de esculturas de bronce con distintas pátinas, de inspiración clásica, que proponen una relectura de la representación humana.
“Es de la época en que comencé a hacer la serie de mitos. Vivía en Estados Unidos, volví a Argentina y me pareció que los argentinos estaban muy fragmentados, así que agarré las esculturas griegas, las corté en fragmentos, y cada una me dijo ‘soy diciembre, ‘soy enero’ y así. Primero las hice en yeso, luego en bronce, luego más grandes y ahora serán de cemento patinado”, resumió la artista a su turno de presentar la obra.
Estas esculturas, que son también una reflexión sobre el tiempo y su organización compartimentada en los calendarios, estarán en la plaza central del complejo “en un tamaño monumental”, confirmó el curador Alvaro Rufiner, quien realizó la selección de obras para Espacio Udaondo. “Desde el ingreso transparente podremos ver en la plaza central ‘Los Meses del Año’, las doce esculturas longilíneas de Marta Minujín, reunidas en ronda. Como el tiempo, que es circular y relativo”, añadió el curador de Colección Pampa.
“En esta muestra queríamos mostrar la impronta de los artistas que se van a ver en el complejo de edificios, que juntos dan cuenta de la diversidad de una escena muy rica y potente que hay en este momento”, revela Rufiner y añade que este proyecto, además, “recupera una tradición muy fuerte que hubo en Argentina en los 60 y principios de los 70 de grandes artistas trabajando en relación con la arquitectura”, como el notorio caso de Antonio Berni quien hizo murales para el hall de ingreso de algunos edificios porteños.
El Espacio Udaondo, con obras de destacados artistas argentinos, se podrá visitar hasta el 16 de octubre en Casa Foa, Teniente General Pablo Ricchieri 3255, Núñez, todos los días de 12 a 20.
Fuente Télam S.E.