Pepe Soriano, estás en mí

La muerte esta semana del popular actor y director, protagonista de lo mejor del cine y teatro argentinos del siglo XX y lo que va del XXI, despertó en un amigo y compañero la intención de escribir este texto

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Pepe Soriano (1929-2023) (Foto: Sany
Pepe Soriano (1929-2023) (Foto: Sany Silva)

Estoy parado en la playa.

Un velero pasa, en la brisa de la mañana

Y parte hacia el océano

Es la belleza, es la vida

Lo miro hasta que desaparece en el horizonte

Alguien a mi lado dice “se fue”

¿Se fue? ¿A dónde?

Partió de mi mirada, es todo

 Pepe Soriano murió en
Pepe Soriano murió en Buenos Aires el 13 de septiembre de 2023 (Foto: Juan Hitters)

William Blake dice que otros lo verán llegar desde el horizonte. Seguramente Pepe está en ese velero y los que nos quedamos en esta orilla comenzamos a rescatar fragmentos de su vida que quizás no sean exactos a los vividos, pero sí como uno los recuerda para evocarla. Unos tendrán rostros y fechas que se comparten, otros pertenecen a ceremonias que hacen a la amistad, lazos de hierro que no se quieren deshacer. Transcurrir el tiempo con lucidez, y buena energía es un desafío que algunos logran. Atraviesan su vida con talento, la enriquecen, la disfrutan, la comparten.

Desde que lo recuerdo en un escenario o en una pantalla lo veo generoso, joven, vital, alegre. Y por si fuera poco comprometido con su realidad, y muchas veces padeciéndola. Fue sin duda un actor con impronta personal que lograba imponerse en cada rol componiendo personajes que nunca pasaron inadvertidos. Lo más lejano en mi memoria es junto a Luisa Vehil en El Liceo, pero más intenso fue en 1967 junto a Juan Carlos Gene en Se acabó la diversión. Dos hermanos enfrentados a la realidad de esos años. Un suceso en el recordado ABC de la calle Lavalle.

Pepe Soriano junto a Tito
Pepe Soriano junto a Tito Cossa, Héctor Olivera y Fernando Ayala, durante la filmación de "La Nona", en 1979 (Foto: gentileza Héctor Olivera)

La galería de personajes crecieron entre partidas y regresos. Unos eran teatrales, otros en el cine o la TV. Podía pasar de Lisandro de la Torre a Francisco Franco, del alemán Schultz de La Patagonia rebelde, a la abuela voraz de La Nona o al inolvidable de Juan Lamaglia y Señora. Héctor Olivera, Raul de la Torre y Juan José Jusid fueron directores que siempre contaron con él. En teatro, recuerdo un día de ensayos en la Martin Coronado del San Martín cuando Carlos Gandolfo lo convocó para Adriano Séptimo junto a Luis Politti y Flora Steimberg. Era alumno de Gandolfo y este nos invitó a uno de sus ensayos generales, creo que fue allí en donde más hablamos, o quizás en casa de Julia von Grolman cuando preparaban Juan Lamaglia. El tiempo nos dio la posibilidad de trabajar juntos y hasta tuvimos proyectos que no llegaron a concretarse como El Violinista en el tejado, pero cuando lo logramos encaramos una versión de las Cartas de amor con Virginia Lago en la que incorporó una armónica. Fue su propuesta inesperada y la acepté con dudas, pero al fin resultó.

Pepe Soriano en una de
Pepe Soriano en una de sus últimas apariciones públicas, junto a Héctor Alterio y el ministro de Cultura, Tristán Bauer, abril de 2023 (Foto: Télam S. E.)

Cuando llegó el cine nos fuimos a filmar a la Patagonia Momentos Robados y durante un largo mes vivimos en Puerto Deseado, lugares que le recordaban la película de Olivera y contaba divertidas anécdotas junto a María Julia Bertotto diseñadora de las dos producciones. La vida nos dio otros buenos momentos y más allá de algunos cumpleaños y reuniones fuimos jurados en el Festival de Biarritz junto a Marie Laforet, Vera Vermont, y Valerie Kaprisky con interminables discusiones alrededor de la pileta en el Grand Palais defendiendo Últimas imágenes del naufragio de Eliseo Subiela. Pepe llegada desde Madrid luego de su éxito en Espérame en el cielo y de la serie Farmacia de turno.

Unos años después nos reunimos en New York en una semana de cine Argentino en donde pudimos ver teatro, desee Los padres terribles a Showboat. La delegación era numerosa y tanto como comidas y agasajos. En los últimos años, Pepe volvía a tener nuevos desafíos y nuevos éxitos: Visitando al Señor Green, El Precio, y esa última jugada que fue la obra de Zeller. El padre. Los últimos tiempos, el cuidado y la cálida presencia de Diana lo ayudaron al transcurrir de sus días. No estuve en la despedida, prefiero recordarlo así con esa energía positiva y aunque sea una licencia literaria, utilizar a William Blake.

Su desaparición total de mi vista, está en mí,

No es él

Y justo en el momento que alguien

Al lado mío dice “se fue”

Hay otros que lo ven llegar desde el horizonte,

Hacia ellos y con alegría dicen

“Ahí llega”

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