W-Galería, una bocanada de aire fresco en pleno San Telmo

En el edificio que albergaba la colección de la familia Helft, el nuevo espacio cuenta con tres pisos y un patio con cinco muestras relacionadas a la tierra, el trabajo textil colaborativo y lo ancestral

La galería de arte W ha inaugurado un nuevo espacio en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires (Foto: Adrián Escandar)

Ingresar a una galería de arte supone el inmediato encuentro con una obra que despliega sus cualidades estéticas en espacios de dimensiones mayores o menores, pero que no se desarrollan, por lo general en grandes extensiones, característica que sí poseen museos o instituciones como fundaciones o similares. Sin embargo, desde hace pocos días la galería W inauguró su nuevo espacio en el barrio de San Telmo, en el sur de la ciudad de Buenos Aires, que cuenta con tres pisos y un patio para exhibiciones en una superficie de 1600 metros cuadrados. El lugar tiene, además, una historia. Pertenece a la familia Helft, prósperos empresarios que poseen además el don genético del coleccionismo, transmitido de generación en generación. Infobae Cultura conversó con Ricardo Ocampo, titular de W, y Federico Curutchet, director de la galería, en el patio y bajo un sol leve, como corresponde a los días que son agradables.

“La familia Helft está muy ligada a la historia del arte en la Argentina –dice Ocampo–. Han sido mecenas y apoyaron muchísimo al coleccionismo en el país y sigue apoyando a los artistas. Ellos construyeron este espacio para albergar su colección, era un lugar privado. No era un depósito en sí, las obras estaban montadas. A pesar de no estar abierto al público, se podía visitar con rigurosa cita, aún así y todo mucha gente del sistema del arte recuerda haber recorrido el lugar”.

Ricardo Ocampo, titular de W, y Federico Curutchet, director de la galería (Foto: Adrián Escandar)

—Pero hasta hoy el espacio estaba cerrado.

—Federico Curutchet: Estuvo cerrado durante doce años.

—Ricardo Ocampo: Estábamos buscando un lugar para poder ampliar la galería y llegamos a este espacio y nos pareció primero ideal por el barrio. Esta zona de San Telmo en los últimos tiempos y con ayuda de la actividad que el Museo de Arte Moderno y el MACBA realizan y otras galerías están generando nuevos circuitos.

—La sede de W en el microcentro, en la calle Viamonte también tiene una historia: en los años 70 albergaba al Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires (CAyC)

—F.C.: Ese espacio se mantiene y hoy es W Archivos. Ahí había un traspaso generacional de lo que había sido el CEIC en los setenta; este espacio de San Telmo se relaciona con lo que significó en los ochenta. Me parece que es algo también muy identitario de la galería. La galería está atenta, no es una mera coincidencia. Claramente hay una idea de revalorizar nuestra historia y de revalorizar el patrimonio cultural y el legado cultural. Es una parte importante para nosotros la investigación que intentamos centrar en W archivos, es una pata importante el pensamiento, Y eso se ve reflejado en la parte editorial que también impulsamos y en el equipo de exposiciones que hacemos.

Un oasis de arte: el patio de la galería W en San Telmo (Foto: Adrián Escandar)

¿Y qué tipo de exposiciones se pueden apreciar en el nuevo espacio de San Telmo? Hay cuatro muestras de artistas individuales, una en cada sala en los tres pisos del lugar, y una instalación en el patio.

En la sala 1, Anahi Cáceres presenta Árbol de agua, una serie de cuadros que albergan unas obras muy fuertes, marcadas de ese modo por la textura misma de la tela. Que no es otra que lona de camiones, un material rústico pero firme en el que densas figuras remiten quizás a lo atávico –las obras fueron producidas en los años 80 en la ciudad de Temuco, en Chile, en el punto que marca la frontera con las regiones mapuche que pueblan el sur trasandino. Son energía pura.

La galería presenta una serie de exposiciones individuales en sus salas (Foto: Adrián Escandar)

La sala 2 es espacio para que Mónica Millán muestre Barroco Apo oí, fruto de la investigación y el sumergimiento en la población paraguaya de Yataity del Guairá, una pequeña localidad cuna del tejido Ao po’i, un textil tradicional de fibra natural que se remonta a la cultura guaraní. La muestra es el resultado de la acción artística colaborativa de Millán con las tejedoras de ese pueblo y cómo también el registro elegido por esas mujeres da cuenta de hechos históricos que aún marcan a Paraguay (como la guerra de la Triple Alianza, que diezmó a la población masculina a manos de los ejércitos argentino, brasileño y uruguayo utilizados en función de los intereses imperiales de Gran Bretaña).

Las obras realizadas recientemente de manera colaborativa junto a Millán muestran la vida cotidiana, a la vez que en algunos tejidos se pueden ver bailar a mujeres entre ellas. Imposible no pensar en una canción: “Ellas bailan solas”, aquella cueca compuesta por Sting en emotivo homenaje a las mujeres que buscaban a sus hijos y esposos desaparecidos y que también se convirtió en un emblema de las madres de desaparecidos argentinas.

Obras de Chonon Bensho (Foto: Adrián Escandar)

La sala 3 es el espacio para el arte textil de Chonon Bensho, artista de 31 años, cuyo origen es la nación shipibo-konibo, ubicada dentro del Amazonas peruano. Nacida en la comunidad de Santa Clara, situada a orillas del río Ucayali (uno de los afluentes del Amazonas), su nombre se traduce como “golondrina de los campos medicinales”. Los bordados expresan las visiones que las tradiciones herbolarias de su pueblo se transmiten de generación en generación, y están acompañadas por las figuras mitológicas que forman parte de su imaginario cultural. Pájaros, sirenas, pumas, ritos comunitarios realizados con la técnica cuidadosa del bordado permiten ampliar el horizonte de conocimiento sobre los pueblos amazónicos y su actividad artística atravesada por un espíritu muy vital.

Obras diversas que van desde algunas realizadas en lona de camiones hasta arte textil y esculturas con materiales inusuales (Foto: Adrián Escandar)

La sala 4 es el espacio para Nora Correas y sus Lentos presentimientos, claras alucinaciones que muestran una serie de esculturas que dan existencia a unas corazas gigantes, como vestimenta de guerreros medievales pero hechas en ciertas partes con vidrio, madera, barro, crines, juncos. En cada coraza puede residir la violencia misma, pero quizás de manera defensiva ¿Cómo explicar sino esos vidrios amenazantes que componen la parte del pecho del guerrero? Las obras remiten a un mundo onírico, en donde resuenan sin embargo las violencias reales del mundo en el que vivimos.

El jardín de W alberga una instalación de Florencia Sadir llamada Geografía de humo hecha a base de ladrillos. Quizás el punto más flojo de toda la recorrida por el lugar. De conjunto son muestras que vale la pena recorrer con calma y, tal vez, quedarse en las mesitas del jardín para intercambiar opiniones o simplemente reflexionar sobre lo visto. Otra de las ventajas que tiene una galería grande con jardín incluido.

El objetivo de la galería es crear una experiencia artística accesible para una audiencia amplia y diversa (Foto: Adrián Escandar)

“Es más fácil para las personas que están ligadas al sistema del arte, que son sus actores, ya sean artistas, curadores, coleccionistas, pero hay otro público que es el público mayor, digamos en cantidad, que no está ligado al arte y que por ahí no visite una galería, ya que no sabe si en una galería se cobra una entrada, o que cree que la galería sólo se venden obras o que piensa que una galería es extremadamente inaccesible porque tiene la idea de que el arte es caro o para un cierto grupo –dice Ocampo–. Entonces lo que se está intentando hacer es poder hablar de arte desde un montón de lugares, generar un espacio distinto”.

—Bueno, hay una percepción correcta en el sentido de que la adquisición de arte no es para todos.

—F.C.: Una cosa es la adquisición y otra cosa, que es nuestro objetivo, que es poder generar una experiencia. Y por eso es tanta la importancia que se le da la arquitectura, por ejemplo, para que la persona cuando entra se sienta a gusto, sea o no del mundo del arte. El día de la inauguración hubo casi 1.000 personas que vinieron y todos enamorados mucho del patio, que es una forma también de experiencia.

—R. O.: Este proyecto tiene una característica propia, interesante y esperamos que se traduzca no sólo por el espacio, sino por las propuestas, por las exposiciones, que ese impacto lo generen las exposiciones. Apuntamos a una programación, en este caso, semestral. Inauguramos las cinco exposiciones en simultáneo. Son cinco exposiciones que las pensamos en conjunto, compartiendo fecha, compartiendo calendario porque encontramos en ellas ciertas afinidades.

Los directores de la galería enfatizan la importancia de brindar apoyo a los artistas y comunidades culturales (Foto: Adrián Escandar)

—También tienen un espacio en Uruguay.

—R.O.: Sí, en Pueblo Garzón, en el límite de Maldonado y Rocha. Es una galería que se construyó en el año 2021, que queda en un pueblo muy pequeño de 128 habitantes, pero que se ha transformado en nada en la capital artística de Uruguay, con seis galerías en el pueblo.

—¡Pero eso es casi una galería cada veinte habitantes!

—R.O.: (ríe) Sí, y nos da la posibilidad de exponer o de crear proyectos en el medio del campo, que es un poco el desafío. Es un pueblo que tiene una magia particular.

—F.C.: Es un desafío hacer esto en medio de un pueblo mágico, con todo lo que eso implica. Y la gente del pueblo está muy contenta. Hay una muy linda recepción de parte del público local.

W—Galería alberga cinco muestras que comparten un eje de investigación vinculado a la tierra, la materia, el trabajo colaborativo, lo textil, lo indígena y los ancestral (Foto: Adrián Escandar)

—La Argentina vive momentos extraños con un futuro impredecible ¿Cómo ven a los artistas frente a esta situación política que podría culminar con un presidente de la derecha extrema?

—R.O.: Esté quien esté en el poder, si tiene ideas y acciones y manifestaciones que atentan contra la libertad, ya sea de derecha, de izquierda, de centro, se va a encontrar con que el arte es un refugio maravilloso para poder expresar de manera libre un sentimiento, una pasión, una necesidad, un reclamo. Y el arte y los artistas y los lugares públicos necesitan apoyo de la parte estatal, eso está totalmente claro, y no estamos hablando de las galerías, sino de los artistas, de los centros culturales, de las comunidades artísticas en el interior del país, de los museos en el interior y en la capital. Entonces, si eso se corta en cierta manera generan va a generar una situación de conflicto, pero ya venga de cualquier idea política que atente frente a esa libertad.

—F.C.: La comunidad artística no se va a quedar quieta. Ahí es donde aparecen los medios autosuficientes, las comunidades autoconvocadas, todo ese universo me parece que hoy tiene mucha más fuerza que la que creemos y puede reaccionar. Mientras tanto podemos estar acá y compartir. Hace poquitos días abrió y ha tenido una muy linda reacción en el barrio también, de gente curiosa que entra y viene, pregunta y se sienta y pasa un rato. Como una bocanada de aire. Ahora sólo resta que crezca un poquito el jardín –dice Curutchet señalando el patio bajo el sol. Tal vez haya dicho una metáfora potente también para la sociedad toda.

*Galería W. Defensa 1369, San Telmo, CABA. Abierto de martes a sábado de 11 a 17.

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