Inquietante, un poco surreal, siempre sobre lo femenino, la narrativa de Samanta Schweblin toma su forma habitual en su cuento “Mujeres desesperadas”. El relato despliega la atmósfera de deseos no cumplidos, lo que podría ser la vergüenza más grande de una vida. El relato de la escritora argentina ganadora del National Book Award 2022 se adapta por primera vez a una ópera, Felicidad, y se pone en escena en el Centro Experimental del Teatro Colón (CETC) este sábado y el próximo a las 20, domingo 3 y 10 a las 17, jueves 7 y viernes 8 a las 20 hs.
La producción fue un encargo del CETC, dirigido por Diana Theocharidis, al compositor y libretista de la obra Marcos Franciosi, y se suma a las pocas adaptaciones de la literatura argentina a la ópera. Sobre el inicio del proyecto, cuenta Franciosi: “‘Mujeres desesperadas’ coptó mi atención de inmediato. Tuve una representación de cómo sonarían esas voces, una suerte de intuición de que podría de esta historia devenir una ópera”.
La historia que se cuenta es sobre una novia (llamada Felicidad) recién casada y abandonada por su marido. Ella se encuentra en un escenario irreal aunque estremecedor, en un baño al borde de una ruta en el campo… y rodeada de un grupo de otras muchas mujeres igual abandonadas, que lloran y gritan. El libro de cuentos El núcleo del disturbio, que incluye “Mujeres desesperadas”, ganó el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2001, a los 23 años de la autora.
Samanta Schweblin, sobre esta adaptación a la ópera, comenta: “Se contactaron desde el Colón (…). Cuanta más distancia tengo con el material, más fácil me es soltarlo. ‘Mujeres desesperadas’, que escribí a mis veinte años, realmente es una historia que siento muy lejana ya, y me daba mucha curiosidad saber qué podía hacerse en una adaptación a un arte bastante distinto al de la literatura”. Diferente fue el caso de la adaptación de su novela Distancia de rescate, que fue llevada al cine por Claudia Llosa en 2021 con producción de Netflix, y Schweblin fue coautora del guion. “[La película] la escribimos junto con la directora Claudia Llosa durante un año y medio, y me invitaron también a formar parte de algunas decisiones de casting, de edición. Estuve trabajando en el rodaje, fue una experiencia muy cercana con el material”.
Quienes trabajaron en Felicidad tienen una vasta trayectoria en las artes escénicas. Algunos de los integrantes del proyecto son Marcos Franciosi (libretista y compositor), Walter Jakob (libretista), Valeria Martinelli (directora musical), Julián Ignacio Garcés (director de escena), Mariana Seropián (vestuarista) y Verónica Alcoba (iluminadora).
En esta versión escénica, los gritos de los personajes Felicidad, Nené y todas las otras mujeres abandonadas por hombres están representadas por las tres sopranos Natalia Salardino, Graciela Oddone y Alicia Martínez. El ensamble de la ópera se compone de un cuarteto de saxos, una trompeta, un violonchelo, voz instrumental y percusión.
Pero Marcos Franciosi señala un instrumento más: la sala. Sobre este aspecto, cuenta: “La sala del CETC es muy particular porque no fue concebida como sala de conciertos. Por medio de cortinas y otros elementos tuvimos que frenar la reverberación, pero en otros momentos pudimos valernos de esa característica. Por ejemplo, con los movimientos de los músicos en el espacio, o con los lugares donde colocamos los parlantes. Así, utilizamos las condiciones de la sala a favor de la música”. Para estudiar las particulares condiciones acústicas de la sala del CETC, el equipo de la ópera contó con el apoyo del grupo de investigación LAPSO-UNQ, de la Universidad Nacional de Quilmes.
Lejos de haber quedado en el pasado, la ópera está siendo apropiado por artistas contemporáneos de todo el mundo que quieren llevar el género a un nivel más accesible que la ópera clásica; buscan trascender los libretos italianos renacentistas para incorporar temas actuales. Tal es el caso de la ópera As One, de la compositora Laura Kaminsky, sobre la transición de género; y la lituana Sun & Sea, de Rugilė Barzdžiukaitė, sobre el cambio climático, que se presentó el Teatro Colón en marzo de este año.
También hubo una serie de óperas basadas en obras argentinas contemporánea como La ciudad ausente, de Ricardo Piglia, dirigida por Christian Baldini; o Historia del llanto, la novela de Alan Pauls llevada a la ópera por Carlos Mastropietro. Felicidad se incorpora así a esta nueva corriente de óperas contemporáneas basadas en grandes textos de la literatura argentina.
Marcos Franciosi observa sobre este aspecto: “A veces, lo que dificulta la producción de óperas contemporáneas es la cesión de los derechos de los textos y de los cuentos. En este caso, hemos podido contar con el acceso de los derechos por tratarse de una ópera a realizarse en el Teatro Colón. Pero es por eso que muchas veces en la ópera se recurre a autores clásicos: porque esos textos no pagan derechos”.
El CETC, donde se puede ver Felicidad, funciona en el edificio del Teatro, y es un área experimental que complementa las obras de la sala principal y el Salón Dorando, buscando incluir en la programación del Teatro Colón proyectos no clásicos.