10 artistas jóvenes para conocer en arteba

Nacidos todos en democracia, una selección de creadores de distintas partes del país con diferentes prácticas que van de la pintura y la cerámica, a la escultura, las nuevas tecnologías, el dibujo y el textil

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10 artistas jóvenes para conocer
10 artistas jóvenes para conocer en arteba

No es un ranking, ni tampoco un estudio de mercado, sino una selección subjetiva de artistas jóvenes, nacidos todos en democracia, de la que este año se cumplen 4 décadas, que tienen prácticas artísticas disímiles, que van de la pintura a la escultura, del uso de las nuevas tecnologías a la potencia del grafito o lo textil, y que, por supuesto, tampoco indagan en los mismos temas.

Arteba abrió las puertas el miércoles para invitados y coleccionistas en el Centro Costa Salguero y a partir de hoy lo hace para el público en general. Infobae Cultura recorrió la feria más importante del país de la que participan 58 galerías (divididas en dos secciones: Principal y Utopía) y de la forman parte 400 artistas del país y el exterior, y de la que selección este decálogo de creadores.

Lucrecia Lionti (San Miguel de Tucumán, 1985)

Lucrecia Lionti
Lucrecia Lionti

La artista tiene una obra que recorre los textiles, collages, dibujos, pinturas, objetos e instalaciones, en los que siempre propone algún tipo de juego sobre la alteridad y la construcción del sentido a partir de las palabras, como también reflexiona sobre los contrastes entre la vida contemporánea y las tradiciones, lo actual y la historia, sea de las sociedades o del arte.

Sus dos obras en Barro (Stand 27, Sección Principal) justamente proponen ese tipo de juegos a partir de las marcas de dos prendas (una campera tipo college extra oversized) y un morral típico del norte, también en gran formato, en que las iniciales de su firma (LL) se presentan de una manera como lo hacen las grandes casas de moda como Gucci.

"IA" (Inteligencia Artificial) y morral,
"IA" (Inteligencia Artificial) y morral, obras de Lionti en Barro

“Ella teje a mano, todo lana de oveja natural. Su trabajo es como una paradoja, como algo ridículo, que hace juego para exponer lo artesanal y lo súper moderno”, explican desde el espacio.

Licenciada en Artes Plásticas por la Universidad Nacional de Tucumán 2003-2008, continuó su formación en Programa de Artistas 2010 y Laboratorio de Cine 2011 en Universidad Torcuato Di Tella. Tuvo cuatro muestras individuales y participó de múltiples exhibiciones corales. Sus obras ya se encuentran en las colecciones de los museos Castagnino + MACRO (Rosario); Museo de arte Moderno (Buenos Aires); Museo Reina Sofía (Madrid, España), y Le 19 CRAC (Montbéliard, Francia).

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Porkería mala (San Pedro, 1994)

La porkeria mala con algunas
La porkeria mala con algunas de sus pinturas "sobre lo cotidiano"

Explica que no usa el nombre de su DNI porque “la persona también es una invención, una ficción” y que él es su propio invento, luego de una serie de fotos con representantes del museo Franklin Rawson de San Juan, que adquirió una de sus pinturas.

La Porkería mala presenta una serie de pinturas en acrílico (con detalles en óleo para dar cierta corporidad en algunos detalles) de los últimos años con un estilo “de los ‘80″, con una herencia de Marcia Schvartz, y que surgen de “la vida cotidiana, que se puede leer como marginal quizás por el exceso del uso del símbolo, el agua derramada, el zapato, los bichos, las colillas de cigarillos, pero que en sí son una muestra de la vida, la tragedia de vivir”.

Dibujos de "La comparsa drag",
Dibujos de "La comparsa drag", adquiridos por el Museo Moderno

También se presentan en el NN (Utopía, 48) dibujos en birome, “con lo que tenía a mano”, realizados durante el encierro de la pandemia. “Yo pertenecí a un colectivo, la Comparsa Drag, un grupo de maricas y gente decente que armábamos performance en la calle, salíamos más que nada por Corrientes y otros lugares de Buenos Aires a hacer escándalo en la vía pública. Estos dibujos los hice en una época que estaba bastante triste y sola y recordaba un poco eso”.

Las obras de la artista tienen una potencia gestual absorbente, como un Lucian Freud en ácido y poseen, en sus expresiones, una espera, una insatisfacción y también alegría. Sobre su formación, dice, estudió Artes Visuales, para farmacéutico, serigrafía, pero abandonó antes de recibirse.

Jimena Losada (Mendoza, 1990)

Jimea Losada
Jimea Losada

Losada es una pintora de mano académica, detallista, con una pincelada de trazo muy fino, a tal punto que es un gesto casi invisible, y con técnica que se observa en el cuidado de la forma y el armado arquitectónico. En ese sentido, recurre a cierto imaginario neoclásico, pero a partir de atmósferas que tienen conexiones con cierto surrealismo y con la pintura metafísica.

En Pasto Galería, se aprecian una serie de obras que realizó para la muestra Fangal, que se realizó en julio en el espacio de San Telmo, barrio al que se mudó desde Rosario, donde también residió por unos años.

"Fangal II",  "Hermana" y
"Fangal II", "Hermana" y "Fangal", óleo sobre lienzo de de Jimena Losada

Justamente, este cambio de escenario la motivó a crear a Fangal, personaje de algunas piezas, que surge a partir del fileteado porteño. “Trabaja mucho los pasos de tonalidades y las luces y sombras, siempre con colores muy oscuros. Antes de pintar hace unos fondeados negros siempre primero, entonces cuando comienza la pintura que vemos ya le sacó toda la luz”, comenta César Abelenda, directo de la galería.

Licenciada en Artes Visuales por la UNCuyo, formó parte del colectivo artístico Cerda 2009-20011 y participó de muestras colectivas en Mendoza del 2011 al 2016. Hasta el momento, tuvo 3 muestras individuales, una en cada provincia. Para los que pasen por el espacio, que se encuentra en la Sección Principal (Pabellón A Stand 17) también es muy recomendable la obra de otros sub 40, como las esculturas en madera tallada por Federico Cantini (Rosario, 1991) y, si nos vamos del país, las obras del peruano Iosu Aramburu (Lima, 1986).

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Trinidad Metz Brea (Buenos Aires, 1994)

Trinidad Metz Brea
Trinidad Metz Brea

En Aura VTV (Utopía, stand 44) se encuentran tres trabajos de esta artista que se especializa en la escultura y que trabaja a partir de la impresión 3D, a partir de los que crea escenarios que desbordan mitología, como al a vez cierto arrumbamiento de la composición del medioevo.

En el mural La lengua, la espada y la máquina, “se toma un concepto y se acomoda para crear universos entre utópico y distópico, de criaturas alienígenas extrañas, en naturalezas extrañas”, comenta a Infobae Cultura. Y agrega: “Me gusta la idea de agarrar lo que es el alto y bajo relieve y traducirlo en clave digital en algún mundo. Que de esa apariencia de un tallado a mano, pero que es todo modelado digitalmente”.

Detalle de "La lengua, la
Detalle de "La lengua, la espada y la máquina", y las dos esculturas de Metz Brea

Licenciada en Artes Visuales en la UNA, en 2019 tuvo su primera muestra individual “Nada que lastime” en la Galería CPU, Palacio Barolo. En 2020 formó parte de las muestras “Toque de Seda” en Quimera Galería y “Mientras mi sueños sangran” en Fundación El Mirador, donde un año después tuvo un solo show, “La Motherboard”. Del 2016 al 2019 gestó KIDZ, un colectivo artístico y autogestivo LGBTIQ+. Además, fue parte de muestras en CC Recoleta, los centros culturales San Martin, CCK y Haroldo Conti; las galerías Gachi Prieto, Nora Fisch y Pasaje 31 entre otras. En 2021 obtuvo el Premio en Obra de arteba y en la edición 2021-2022 de La Bienal de Arte Joven, su obra Delicia fue seleccionada en la convocatoria Artistas Visuales.

Luego también se encuentran dos escultura, una colgante, La pantanosa, que a partir de la impresión trabajó con técnica de “masillado para refinarla”. “Busco incorporar lo que es las nuevas tecnologías, que es algo que aprendí de manera autodidacta, con una tradición de oficios y técnicas en el acero”, comenta, sobre una obra sin título (pero que podría pasar a llamarse El monstruo de la infancia ha vuelto a atormentarme), que remite a El íncubo (o La pesadilla) que nos observa en la pintura de Henry Fuseli (Johann Heinrich Füssli) del XVIII, en la que realiza un fundición al bronce con patina negra para “moverlo a otros territorios y producir hibridaciones”.

Nicolás Santiago (Resistencia, 2001)

Nicolás Santiago y "El oráculo"
Nicolás Santiago y "El oráculo" un lienzo repegable, pintado al óleo

En la chaqueña Galería Chorizo (Utopía, stand 61), el muy joven artista presenta la instalación Consulta el oráculo, que se compone en el frente por un lienzo al óleo y detrás una serie de cartas en papel cartón, pintadas con fibra y cubiertas por una laca protectora.

Autodidacta, Santiago solo tuvo formación en arte en la escuela secundaria y hoy estudia una licenciatura en administración, sin embargo comenta que la inspiración llegó de “un montón de libros de historia del arte” de su abuela, que era profesora en la materia.

Detrás, los arcanos mayores
Detrás, los arcanos mayores

“Desde siempre, esas imágenes quedaron en mi cabeza y son como el mi canon de belleza”, y allí se pueden ver desde El Bosco a Brueghel el Viejo, “todo lo que sea arte flamenco me apasiona”, dice, como también mucho de la composición de Remedios Varo. Y agrega: “Las cartas son Arcanos Mayores del Tarot, se han hecho interpretaciones a lo largo de la historia porque son arquetipos, de la muerte del diablo o del auto descubrimiento, por ejemplo. Cada uno trataba de sentirse cómodo haciendo sus propias versiones, yo hice las mías”.

“Trato de armar un lugar íntimo, donde la gente se mete a resolver las dudas sobre el futuro, las inseguridades. Vivimos en un mundo en el que no hay misterio, como que no hay más allá, es solamente un engranaje y listo. Quería traer a la gente un lugar donde no todo está resuelto, una especie de mundo mágico, donde existe la incertidumbre”, comenta sobre la pieza que pertenece a una serie “sobre ocultismo, de gente que accedió a un conocimiento que no debía de un Dios que te vuelve loco”.

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Candelaria Fernández Coya (Buenos Aires, 1991)

Candelaria-Fernández-Coya
Candelaria-Fernández-Coya

Fernández Coya trabaja a partir de lecturas, que van de manuscritos del medioevo e historias de hadas a El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov, por ejemplo, a las imágenes vívidas de los sueños, con una propuesta que toma la mentalidad de collage, en el sentido de una composición que puede mixturar diferentes referencias que no necesariamente, a priori, tienen una conexión.

En la Sección Utopía, el espacio de San Telmo El Mirador (Stand 62) presenta cuatro piezas de la artista que posee una licenciatura en Artes Combinadas de la Universidad de Buenos Aires, y trabaja como crítica de arte y en conservación del patrimonio.

Candelaria-Fernández-Coya
Candelaria-Fernández-Coya

“No realizo bocetos, sino a partir de una imagen que se me presenta, trabajo de derecha a izquierda, con lápices de colores, acuarelas y mis crayones al óleo sennelier. Me interesa que se note el trazo, para ingresar en un tipo de arte más artesanal y donde también dejo que sucedan los accidentes como parte de la obra”, comenta.

“Me gusta tomarme mi tiempo para cada obra, creo que la contemplación durante la producción es tan importante como una vez que está terminada”, dice sobre las piezas realizadas sobre papel y a las que les marouflage, técnica para fijar una superficie ligera sobre un soporte más sólido y rígido, en este caso, lienzo.

Gisella Mailén Scotta (Córdoba, 1988)

Gisella Mailén Scotta
Gisella Mailén Scotta

La artista se presenta en Sátelite (Utopía, 50), con una serie de dibujos en lápiz, de trazo potente, irregular y así expresivos, de la serie Un animal demasiado solitario se come a si mismo, surgidos a partir de la lectura Eisejuaz de Sara Gallardo.

“Hace rato que vengo como entusiasmada con lo épico, dejándome encontrar con esos grandes relatos, las promesas memorables y cómo se representa la valentía, el coraje, lo que consideramos valiente también dependiendo el contexto y qué nos devuelven esas imágenes y que te enfrentan como a un acantilado”, explica la artista.

Gisella Mailén Scotta
Gisella Mailén Scotta

En ese sentido, toma la historia del libro, en la que un poblador originario que se convierte al catolicismo, en la que crea personajes que no son ilustrativos del libro, sino que los aborda como a partir de lo que le “despierta a nivel recuerdos, más emocionales” y así, en el acto creativo, se deja abordar por su propio territorio, el de las sierras cordobesas, con las cabras, el cuchillo y el trabajo.

Técnica en Artes Visuales en la Escuela Figueroa Alcorta, en 2016 obtuvo el título en la Diplomatura Superior en Dibujo de la misma institución y actualmente cursa una Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional del Litoral. Se formó paralelamente mediante becas de clínicas y talleres del FNA, como también realizó talleres y clínicas con diferentes artistas y formó parte de Trillo Sustentable – La Pinguela – Residencia para artistas, Oberá Misiones, y de Manta-taller – residencia de arte, San Martin de los Andes.

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Emilia De las Carreras (Buenos Aires, 1989)

En el stand de Galería Grasa (Utopía, 51), la obra se introduce a la obra de una artista que trabaja con una de las temáticas que interpela a las nuevas generaciones, con la cuestión del cambio climático y la huella del hombre presente, a partir de piezas en las que aparecen caracoles, chapitas de latas de aluminio descartable, y osamentas (artificiales).

“Trabaja a partir de la recolección de residuos tanto orgánicos como inorgánicos y combinándolos va muy a tono con lo que es la idea del Antropoceno, que es el impacto o el ser humano como factor de cambio geológico en esta época”, sostiene Torcuato González Agote, director del espacio.

“Podríamos imaginar que sus obras son de algún modo como piezas arqueológicas futuras de este presente, lo que uno de repente encuentra en una excavación, como esa mezcla y el resultado de justamente de un organismo combinado”, agrega.

Emilia de las Carreras es licenciada en Artes Visuales de el I.U.N.A. Realizó clínica de obra con diferentes artistas; participó de muestras colectivas, entre otras, en Munar, Museo MBA- MAC, La Alianza Francesa, Bikini Wax (México), CAC (Ecuador) y tuvo individuales en Gachi Prieto Gallery, No Lugar (Residencia en Quito), Proyecto A, Espacio Qubo Quimera Galería y en Grasa. Fue seleccionada en la Beca ABC, Proyecto PAC 2014, y en 2018 becada para el programa de formación de ArtistasxArtistas, y Spooky Vision. Fue ganadora del concurso Proyecto A ,donde realizó su muestra individual “Luego, con los restos armarse”. En 2019 fue seleccionada en la Bienal de Arte Joven y Premio Itaú Cultural. Actualmente es parte del equipo docente de Vergel, en el programa “Pintando en el Hospital” y asiste al Programa de Artistas Torcuato Di Tella.

Roja (Comodoro Rivadavia, 1987)

Roja
Roja

Pionera (Utopía, 57), espacio de Pinamar que abrió hace dos años y que participa por primera vez de la feria, introduce a esta artista textil que trabaja temas “medio catastróficos, utópicos también y con un tinte humor”, comenta Eugenia Amodio, una de sus directoras.

Roja teje a mano cada uno de los tapices en lo que se mezclan elementos de la cultura pop, a partir de escenarios que tienen desde elemento bíblicos, apocalípticos, a cuestiones más fantásticas. La violencia y el amor conviven en las piezas, pero aparecen matizadas en una simbiosis y que se presentan en una elección de colores con fuertes contrastes.

Obras de Roja
Obras de Roja

Trabaja a partir de pocas demarcaciones previas, “con un pequeño plano” con el punteo de alguna figura en particular, y a partir de allí comienza a jugar con las formas “con un estilo muy libre, sin buscar algo predeterminado”.

Estudió artes plásticas en la UNLP con orientación a cerámica y grabado; maquillaje y vestuario en la escuela de teatro de La Plata y realizó talleres de efectos especiales en FX, como de Dirección de arte en el SICA y cursos de bordado en el taller border con Florencia Russi y en la TAE (Escuela del Teatro Argentino). Desde el año 2010 trabaja en dirección de arte, donde realizó videoclips, películas y series. Participó en muestras colectivas en La Plata, Buenos Aires, Estados Unidos y Países Bajos.

Lucila Palladino (Buenos Aires, 1991)

Lucila Palladino
Lucila Palladino

Entre los representado por Luogo (Utopía, 49), galería de Rafaela, Santa Fe, se encuentra esta artista de matriz dibujante, así por lo menos ella se considera, pero que tomó la escultura en cerámica como segundo lenguaje al haberse críado, justamente, con una profesora en este oficio.

“Me considero dibujante y me interesa trabajar con el grafito, con el que hago dibujos en muy gran formato y en una de esas búsquedas empezó a ocurrir que cuando borraba aparecían estas formas, estos seres oscuros, estos animales en algunos casos, que son medio armadillo, medio humano, o las babosas”, explica Palladino.

Las criaturas aparecidas de Palladino
Las criaturas aparecidas de Palladino

A partir de estas apariciones que parecen surgidas de lo más profundo del mar en algunos casos, comenzó a mutar hacia el trabajo en cerámica, del que también es profesora. Y agrega: “Entonces con la cercanía con el material y la posibilidad de la experimentación salen estos animalitos, que se van poniendo en el cuerpo, que pueden subirse a uno, que están moldeados así, y la idea es un poco que se genere como un movimiento, que tengan vida propia”.

Profesora Nacional de Arte egresada de la UNA, actualmente se encuentra cursando la Licenciatura en Arte, en la misma Universidad. Trabaja como artista y docente en espacios formales y en talleres. En 2014 viajó a Oaxaca, México donde estudió Litografía, grabado y cerámica en el taller Rufino Tamayo, entre otros talleres.

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