El Museo Británico, una de las instituciones culturales más prestigiosas del país, ha estado sometido a fuertes presiones tras confirmar a comienzos de mes que varios de sus tesoros habían sido “perdidos, robados o dañados”. Su director Hartwig Fischer, que dimitió el pasado viernes, ha atravesado una serie de polémicas y crisis en las últimas décadas.
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Los mármoles griegos perdidos
Quizá la controversia más sonada del Museo Británico haya sido la reclamación durante décadas de Grecia para que se le devolvieran los mármoles del Partenón, del siglo V a.C.. La lucha la inició Melina Mercouri, la célebre actriz que también fue ministra de Cultura, y los sucesivos gobiernos griegos la han retomado sin éxito. La decisión del museo de prestar las obras al Museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia) en 2014 echó sal en la herida de Grecia.
Uy, limpiado con cepillos de alambre
Grecia intensificó su campaña después de que en 1999 acusara a los conservadores británicos de causar daños irreparables a los objetos en la década de 1930 al intentar limpiar sus superficies de mármol con cepillos de alambre. El entonces conservador del museo, Ian Jenkins, declaró que el 40% de los mármoles habían quedado “afectados” por el proceso de limpieza.
Vendidos a bajo precio
El Museo Británico se ha negado a devolver parte de su famosa colección de bronces de Benín, esculturas sagradas y tallas sustraídas del antiguo reino de Benín, en el sur de Nigeria, en 1897, durante la época colonial. Sin embargo, la presión sobre el Museo aumentó en 2002, cuando admitió haber vendido 30 piezas de bronce a lo largo de los años a particulares, algunas por menos de 100 libras cada una.
En bancarrota
A finales de la década de 1990, con la retirada de las subvenciones del Gobierno y de la Biblioteca Nacional, el Museo se encontró con un agujero de 160 millones de libras. Recurrió a inversores privados y también a la Lotería Nacional, pero no fue suficiente. Finalmente, abandonó sus planes de imponer una cuota de entrada de cinco libras, con la ayuda en 1998 de una subvención de un millón de libras del nuevo gobierno laborista.
Cerrado por huelga
El 17 de junio de 2002, el Museo cerró sus puertas durante un día debido a una huelga, la primera vez en sus 249 años de existencia. Más de cuatro quintas partes de sus 750 empleados votaron a favor de la huelga contra un plan de rescate por el que se recortarían los gastos en 6,5 millones de libras y se suprimirían 150 puestos de trabajo.
Robo de una estatua griega
En el verano de 2002, un ladrón aprovechó la ausencia de un guardia de seguridad para robar una estatua griega de 2.500 años de antigüedad. La estatua, una cabeza de 12 centímetros de altura, fue adquirida por el Museo en 1922 y su valor estimado era de 25.000 libras. El robo puso de manifiesto los problemas de seguridad del Museo, que carece de fondos suficientes.
Robo de joyas chinas
En octubre de 2004, unos ladrones robaron una valiosa colección de joyas y objetos antiguos chinos del Museo. El robo se produjo mientras el museo estaba abierto al público, y se llevaron unos 15 objetos chinos, como horquillas y protectores de uñas, datados entre los siglos XII y XVI. La policía dijo que era posible que los objetos fueran robados por encargo de un coleccionista privado.
Fuente: AFP
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