El renombrado Museo Británico se encuentra en el centro de un escándalo tras la renuncia de su director, el historiador alemán Hartwig Fischer, quien admitió que la institución no actuó “adecuadamente” ante las advertencias sobre la desaparición de valiosos objetos de su colección. Situado en el corazón de Londres, el museo es famoso por albergar tesoros históricos que incluyen la emblemática Piedra Rosetta y los Mármoles del Partenón.
Fischer, director del museo desde 2016 (siendo el primero director no británico desde 1886), tenía previsto dejar el cargo el año que viene, pero dijo que su presencia se había convertido en una distracción después de que recientemente se cuestionara si el museo se tomaba en serio las advertencias. “Es evidente que el Museo Británico no respondió de forma tan exhaustiva como debería a las advertencias de 2021, ni al problema que ha surgido ahora”, dijo en un comunicado. “La responsabilidad de ese fracaso debe recaer en última instancia en el director”.
La semana pasada, el Museo Británico hizo público que había despedido a uno de sus empleados y había alertado a las autoridades policiales después de descubrir que objetos habían desaparecido o habían sido dañados en su colección. Estos objetos incluían joyas de oro, gemas de piedras semipreciosas y cristales que datan desde el siglo XV a.C. hasta el siglo XIX, según un comunicado oficial.
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La policía metropolitana de Londres informó el jueves que había interrogado a un hombre en relación con la investigación, aunque hasta el momento no se había procedido a ninguna detención. Mientras tanto, Fischer, un reputado historiador del arte alemán, asumió la responsabilidad por los fallos en los procedimientos internos que permitieron la desaparición de estos objetos de incalculable valor.
Correos electrónicos filtrados a la BBC revelaron que el museo había sido alertado por un anticuario sobre artículos que estaban siendo vendidos en la plataforma eBay en 2021, pero que la institución ignoró el informe. La mayoría de los objetos afectados eran descritos como “pequeñas piezas guardadas en un almacén perteneciente a una de las colecciones del museo”. Aunque no habían sido expuestos al público recientemente, se guardaban con fines académicos e investigativos.
Antes de presentar su dimisión, Fischer anunció que se habían implementado medidas para reforzar la seguridad y que se había solicitado la ayuda de expertos externos para llevar a cabo un recuento exhaustivo de los objetos faltantes, dañados o robados. La prioridad del museo es recuperar los objetos y examinar las medidas que podrían haberse implementado para prevenir el robo.
Fundado en 1753, el Museo Británico es considerado una de las instituciones culturales más influyentes del mundo, albergando una impresionante colección de aproximadamente ocho millones de objetos históricos y artísticos, que abarcan desde momias egipcias hasta tesoros de civilizaciones antiguas. Sin embargo, en los últimos años, el museo ha enfrentado críticas y presiones para abordar de manera adecuada los objetos controvertidos de su colección, muchos de los cuales fueron adquiridos durante la época del Imperio Británico.
Entre estos objetos controvertidos se encuentran los famosos Mármoles del Partenón, también conocidos como los Mármoles de Elgin, los cuales Grecia ha insistido en que deben ser devueltos. Estas esculturas fueron sacadas del Templo del Partenón en Atenas a principios del siglo XIX por el diplomático británico Lord Elgin y han sido conservadas en el Museo Británico desde entonces.
El anuncio de la dimisión de Fischer llega en medio de un giro inesperado en la investigación sobre la desaparición de los objetos. A pesar de que el museo había declarado que un empleado era el responsable del robo y había sido despedido, el marchand de arte Ittai Gradel denunció recientemente que no todos los objetos habían sido recuperados, contradiciendo las afirmaciones del director. Fischer llegó a acusar a Gradel de tener en su posesión varios de los artículos robados, acusaciones que finalmente retractó.
El texto de la renuncia de Fischer incluye una disculpa a Gradel.
La junta directiva del Museo Británico ha aceptado la dimisión de Fischer, destacando su integridad y dedicación al museo. En un comunicado adicional, el presidente de la junta, George Osborne, afirmó que la prioridad es recuperar los objetos faltantes y tomar medidas para garantizar que incidentes similares no vuelvan a ocurrir en el futuro. Fischer, quien asumió el cargo en 2016, anunció previamente que dejaría su puesto el próximo año. El museo ahora se enfrenta a la difícil tarea de restablecer la confianza pública y garantizar la seguridad de su invaluable colección.
Con información de: AP y AFP
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