Aunque nació en Alemania en 1928, la artista Narcisa Hirsch desplegó su potencial creativo en la Argentina, donde se transformó en pionera del cine experimental en nuestro país a través de más de medio centenar de obras cuya trastienda se puede rastrear en una muestra conformada por diarios fílmicos, documentación fotográfica, dibujos, entrevistas y escritos, entre otros materiales que se exhiben en una muestra en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
Con más de sesenta películas que abordan cuestiones como el amor, la muerte o el universo, Hirsch llevó adelante una filmografía innovadora que prestó tanta importancia a los temas como a los procedimientos de creación, lo que la llevó a alterar manualmente las imágenes y a construir sus propias herramientas de montaje audiovisual para alejarse de cualquier narrativa convencional. Así lo hace incluso en su última película, Materia oscura (2023), que se estrena justamente a propósito de esta exhibición, que viene a reconocer un trabajo que ha transgredido y trascendido los límites del lenguaje cinematográfico a lo largo de más de medio siglo.
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La intensidad de una mirada, tal el nombre de la muestra que inaugura el Centro Cultural Kirchner, es la primera exposición retrospectiva dedicada a la artista. Con curaduría de Daniela Muttis y la colaboración de la Filmoteca Narcisa Hirsch, propone un recorrido por la extensa trayectoria de la cineasta, que al poco tiempo de radicar en la Argentina se convirtió en artista de vanguardia y pionera del cine experimental en nuestro país.
La muestra se interna en los archivos completos de Hirsch, que se focalizan en la imbricación entre vida y obra como el resultado de un inmenso autorretrato audiovisual, que en esta ocasión aparece apoyado en diarios fílmicos personales, documentación fotográfica, dibujos, entrevistas, escritos, películas inéditas conservadas en su archivo desde la década del 60 y reproducciones de piezas de gran tamaño utilizadas en los happenings que protagonizó y que se exhiben por primera vez.
Además de las dos salas del cuarto piso y la sala sonora, la muestra se complementa con un ciclo de cine donde se podrán apreciar Diario patagónico 1(1972), Diario 1976 (1976), La pesca de la centolla (1979) y La pasión (1992), entre otros títulos que completan toda su filmografía y que estarán presentes junto con una intervención en la sala sonora a cargo de Nicolás Diab en colaboración con la propia Hirsch.
Hija de Heinrich Heuser, pintor expresionista y Narcisa Kilian, la cineasta nació en Berlín en 1928. Llegó a Buenos Aires en los comienzos de los años 30 de “visita” pero la guerra impidió su regreso a Europa. En 1950 se casó con Paul Hirsch, un judío alemán de Frankfurt emigrado a Bolivia, con el que tuvo tres hijos.
Inspirada por las nuevas vanguardias artísticas que en los 50 y 60 llegaron al país desde el Instituto de Arte Moderno o el Di Tella, Hirsch salió a la calle con lo que en aquel momento se denominaba happenings, entre los cuales se encontraban Manzanas, Bebés y en 1967 La Marabunta.
Hirsch expandió en los 60 y 70 su actividad audiovisual en forma de instalaciones, objetos, performances, graffitis e intervenciones urbanas, consolidando su faceta transgresora y construyendo su propia poética personal a lo largo del tiempo. En 2018 recibió el Premio Distinción a la Trayectoria otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina.
Desde el inicio, su cine fue experimental, un fenómeno que había empezado en los años 30 con Luis Buñuel y Salvador Dalí en España, con Hans Richter y muchos otros en la Bauhaus en Alemania.
Además de las películas puramente experimentales, Hirsch hizo y sigue haciendo instalaciones, como El silencio y Predicando en el desierto (una instalación patagónica en proceso) –estas dos últimas en
Con información de: Télam S. E.
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