El día en que la literatura tomó la capital de la política estadounidense

El National Book Festival reunió el fin de semana pasado en Washington a varios referentes de las letras de Estados Unidos. El novelista y poeta George Saunders se llevó el Premio de la Biblioteca del Congreso

El National Book Festival se celebra desde el año 2000. (Biblioteca del Congreso)

Desde Washington DC. - Este fin de semana la literatura se hizo con el protagonismo en esta ciudad que rezuma de política: luego de tres años de virtualidad por las consecuencias de la Pandemia, el Centro de Convenciones Walter E. Washington, ubicado en el número 801 de la Plaza Mount Vernon, volvió a convertirse en el vórtice de las letras estadounidenses con la celebración del Festival Nacional del Libro, organizado desde hace 23 años por la Librería Nacional del Congreso.

Durante todo el día sábado miles de lectores, escritores estudiantes y turistas circularon entre los 210 mil metros cuadrados del Washington Center para participar de las actividades académicas, y de entrevistas o paneles con novelistas, poetas y ensayistas respetados como George Saunders (Lincoln en el Bardo); Amor Towles (Un caballero en Moscú, La autopista Lincoln); Elliot Page (Pageboy); Jay Harjo (Weaving Sundown in a Scarlet Light), entre varios otros.

La poesía de lo natural

En el panel “El mundo se ofrece a tu imaginación: poesía de la naturaleza” las experimentadas poetas Jay Harjo y Camille T. Dungy diseccionaron algunas preconcepciones que durante años han definido este género. Ambas cuentan con una obra en donde lo natural y lo humano ejerce un papel central.

Para Harjo, destacada poeta nativa-americana, la idea de una naturaleza romántica, vacía y recién descubierta parte de una mirada de privilegio que ignora las complejidades de lo natural y la presencia de sus habitantes. “La imagen de alguien contemplando en soledad la naturaleza creo que viene de una sociedad en donde el hombre puede dedicarse a ello mientras alguien está cuidando a los niños”, dijo con una sonrisa.

Miles de lectores y escritores se congregaron en Washington el último fin de semana (Biblioteca del Congreso)

Uno de los problemas con esa mirada, añadió Dungy, tiene que ver con cierta expectativa de un entorno prístino y deshabitado, lo que suele ser no solamente impreciso, sino que termina borrando las experiencias de grupos humanos enteros. “¿Para disfrutar lo natural debo hacerlo en completa soledad? ¿Debo desaparecer de mi comunidad? En realidad esta concepción parte de alguien caminando sobre un territorio que cree vacío porque no es capaz de ver a sus habitantes”.

La familia, a pesar de todo

Cuando la escritora puertorriqueña Esmeraldo Santiago publicó su novela Las madres, su mamá, lejos de recriminarle haber usado rasgos suyos en el personaje principal, le advirtió que si a alguien se le ocurría alguna vez hacer una película de su libro, ella personalmente quería escoger a la actriz que la representara, “porque mira que de joven yo era muy bonita”.

Esa anécdota y otras salieron a relucir en el conversatorio “La familia que necesitas, la familia que creas” del que también formó parte el escritor mexicano Luis Alberto Urrea (Rumbo al hermoso Norte; La casa de los ángeles rotos).

La familia como material literario suele generar no pocos dolores de cabeza a los autores. Según Santiago, aunque es legítimo que los miembros de la familia tengan una posición sobre obras cuyos hechos o protagonistas han formado parte de sus vidas, también lo es que la experiencia y mirada del autor sobre esos hechos es única y propia, ni verdadera ni falsa, simplemente indivisible y por tanto válida.

“Si te preocupa que la gente en tu vida se moleste por lo vas a escribir, entonces no lo escribas porque quiere decir que no tienes la libertad para contar la verdad que tu viviste”, apuntó. Urrea recordó la presentación de un libro sobre la familia cerca del barrio donde se crió. Al evento aparecieron varios de sus familiares no lectores. “Desde la primera fila me mostraban mi propio libro, como dándome la noticia”, recordó entre risas.

Biblioteca del Congreso

Pageboy

Una de las presentaciones más esperadas este año fue la de Elliot Page, cuyo libro autobiográfico relata de manera brutal su transición de género. Page, vale recordar, era conocido hasta 2020 como Ellen Page, la multinominada actriz en roles de películas y series exitosas como Juno, X Men, Inception y Trailer Parks Boys.

Fue entrevistada por la periodista Gina Chua, quien transicionó de su identidad masculina también hace tres años -hasta entonces fue Reginald Chua, influyente editor de organizaciones periodísticas globales como South China Morning Post, The Wall Street Journal y Reuters.

Page repasó paso a paso su vida, desde precoz intérprete hasta las nominaciones de la Academia. Hoy se pregunta cómo tardó tanto en aceptar ser quien realmente sentía que era. “Cuando comencé a escribir, las palabras vinieron a mi sin parar. Fue una sensación de libertad personal. Mientras avanzaba comencé a entender que tendría significado para otras personas”, dijo Page. “Hoy reflexiono sobre cuánto el libro me ha ayudado a mí”. Las memorias de Page es uno de los libros más vendidos en Estados Unidos actualmente.

Biblioteca del Congreso

Premio Biblioteca del Congreso

Al final de cada versión del Festival, la organización otorga el Premio de la Biblioteca del Congreso Ficción Literaria por el conjunto de una obra. Entre los previos ganadores se encuentran Toni Morrison, Phillip Roth y Marilyn Robinson.

Este año recayó sobre George Saunders, autor de Lincoln en el Bardo (Premio Man Booker), y colecciones de cuentos como 10 de diciembre, Pastoralia y Un baño en un estanque bajo la lluvia (no traducido aún), volumen fascinante sobre los secretos de escritura de cuentos en Gogol, Chejov, Turgenev y Tolstoi.

Al ser preguntado sobre si la ficción crea más ciudadanos empáticos, Saunders, profesor de escritura en la Universidad de Siracusa (cada año postulan a su clase 700 estudiantes, para 6 espacios), opinó que la ficción bien concebida tiene como uno de sus resultados cierta empatía entre lector y escritor.

“Si uno escribe solo con el propósito de que el lector se mantenga leyendo, que creo que así debe ser, te vas a encontrar siguiendo un camino inevitable: el de la rigurosa especificidad; y el del lenguaje cercano y reconocible. Solo siendo más específicos es posible interesar más al lector, que se siente así más involucrado y respetado. Algo en nuestra mente reacciona hacia lo específico”, explicó.

“La lectura es una experiencia íntima, y yo como escritor la debo respetar. Todos estos elementos colocan al escritor del lado de la empatía, de alguna manera”.

George Saunders obtuvo el Premio de la Biblioteca del Congreso en Ficción Literaria

George Saunders recordó el día que concibió la idea para Lincoln en el Bardo, durante una visita al Cementerio de Oak Hill, en Washington, para conocer el sepulcro de William, el tercer hijo de Lincoln, quien murió en la Casa Blanca a los 12 años afectado por la tifoidea. Sanders hizo alguna investigación, pero pronto se vio desmotivado por el proyecto. “Si escribir sobre un personaje tan escrito como Lincoln es complicado, ahora imaginen hacerlo durante 300 páginas”.

Años después, en otra visita al mismo lugar, una voz interior le reclamó: “Si no eres capaz de escribir esta historia, no serás capaz de ser escritor. Y si ni lo intentas, entonces tendrás que dejar de decir que eres escritor”.

*El Festival Nacional del Libro es un evento gratuito, y la mayoría de las presentaciones y paneles se pueden reproducir en el canal de Youtube de la Biblioteca del Congreso, https://www.youtube.com/@loc.

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