Adaptar novelas exitosas al cine suele llevar consigo una carga significativa: la de mantener la fidelidad a la esencia original de los autores, evitar críticas desfavorables por parte de los fervientes seguidores y, al mismo tiempo, evitar convertirse en una simple copia de lo ya creado. Sin embargo, la directora Ana García Blaya decidió enfrentar todos estos desafíos al embarcarse en su propia interpretación de La uruguaya, la novela escrita por Pedro Mairal. Con valentía, logró imprimir su marca personal en la historia y recibió una avalancha de aplausos tras su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
El nombre de García Blaya no es una improvisada. En 2020, estrenó su ópera prima Las buenas intenciones, una película de ficción que resonó en la taquilla y retrata de manera conmovedora su historia personal con su padre y hermanos. Su habilidad para contar historias auténticas y emotivas nuevamente se pone de manifiesto en esta adaptación literaria arriesgada y exitosa.
Esta película destaca por su carácter único de contar con 1961 socios productores, quienes adquirieron un bono para financiar su realización a través de la plataforma Comunidad Orsai, dirigida por el renombrado escritor Hernán Casciari. Estos colaboradores no solo aportaron económicamente, sino que también desempeñaron un papel fundamental en la toma de decisiones cruciales, como la selección de los actores principales y la búsqueda de locaciones adecuadas. Además, se mantuvieron activamente involucrados en el proceso a través de reuniones virtuales en las que se informaban sobre los avances y expresaban sus opiniones en cada etapa del proyecto.
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La uruguaya se centra en la vida del argentino Lucas Pereyra, un escritor que atraviesa una crisis de mediana edad, casado, padre de un hijo. Su vida da un giro inesperado cuando durante un festival literario en una playa uruguaya se enamora de Magalí Guerra, encarnada por Fiorella Bottaioli, una mujer joven y apasionada. Sin embargo, el destino de esta relación está tejido con hilos de complicación y humor, típicos de la comedia romántica. El protagonista viaja por un día de Buenos Aires a Montevideo para buscar dólares y saltarse las restricciones cambiarias impuestas en su país. Allí, aprovecha para encontrarse con Guerra, sin embargo, nada pasará como lo había planeado. El resto del elenco lo completa, Sebastián Arzeno, Jazmín Stuart y Gustavo Garzón.
“Tuve un montón de feedback, porque Orsai no pertenece al mundo del cine, sino al de la literatura y ellos nos estaban dando plata, los derechos de un libro y la libertad de hacer lo que quisiéramos, con la única condición de que cada parte del proceso se ha comunicado y participada a les socies productores que votaron el casting, por ejemplo. Además, fueron músculo productivo para conseguir un montón de cosas: desde las locaciones hasta contactos de músicos para conseguir temas. Por otra parte, fueron extras en la película, así que fue un acompañamiento muy lindo”, comentó la directora sobre la experiencia.
La ciudad de Montevideo se convierte en el escenario donde estos personajes desventurados se embarcan en un recorrido que captura la esencia de la relación humana en sus altibajos. El atractivo de la película reside en la química palpable entre Arzeno y Bottaioli, que impulsa la historia adelante. Aunque el uso inicial de la voz en off de Catalina, interpretada por Jazmín Stuart, puede ser un recurso curioso y un tanto desconcertante, la película logra encontrar su ritmo y fluidez con el transcurso del film.
Una de las diferencias con la película es que la narradora es la exmujer del protagonista, sobre esa decisión la realizadora declaró: “En el libro, la voz en off la lleva él y cuando lo vimos en la edición nos hacía odiar al personaje. Probamos primero una voz en off de Cata un poquito más agresiva, pero no nos parecía justo que ella quedara como la resentida. Después, logramos encontrar lo que queríamos mostrar: un mix entre el tono de Jazmín, que es muy amoroso, y las palabras que fuimos probando y reescribiendo en postproducción. Nos cerró mucho más e incluso nos hacía quererlo más a él”.
La Uruguaya se sumerge en la introspección de la masculinidad, explorando los aspectos alicaídos, inestables e inmaduros de la experiencia de un hombre. A través de esta perspectiva singular, la directora logra dar voz a la narrativa femenina y feminista, ofreciendo una visión de los matices de las relaciones humanas en este contexto. Se destaca por su habilidad para transmitir emociones auténticas y por momentos encantadoras, demuestra una vez más su talento para capturar la esencia de las conexiones humanas y llevarla a la gran pantalla con una sensibilidad única.
Con respecto a la participación del autor Pedro Mairal, García Blaya contó: “Yo le decía que no se preocupara porque el guión que se iba a desprender de su libro era una obra aparte y la película iba a ser también una obra aparte. Su libro estaba a salvo porque ya era una obra terminada y muy prestigiosa y que yo iba a darle mi punto de vista, que por algo llamaron a una mujer directora. Para que sea un punto de vista que no es el del libro, pero que sí iba a respetar los sucesos del libro. Él leyó el guión y dio su opinión, en la película estuvo en el rodaje y hasta participó como extra. Incluso, aportó una canción. Me la mandó un día y dije. “si no me gusta, ¿qué hago?”, pero me encantó y es la canción que cierra la película”.
El film no solo trae consigo una historia de amor y desafíos humanos, sino que también refleja la colaboración innovadora entre una multitud de productores, la visión artística de una directora y la adaptación de una novela que resonó en los lectores. Con su enfoque sincero y distintivo, ha logrado crear una experiencia cinematográfica notable y conmovedora.
*“La uruguaya” llega a las salas argentinas el jueves 17 de agosto y más adelante se podrá ver por la plataforma de streaming Star+
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