Coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de René Magritte, Bruselas se ha engalanado con murales que recrean los misteriosos cuadros del pintor surrealista belga, sobre las paredes de algunos de los lugares más transitados de la ciudad, en la que vivió la mayor parte de su vida.
Se trata de ocho gigantes collages de papel, producidos por el artista callejero francés Julien de Casabianca, y enganchados con cola por las paredes del centro de Bruselas, de modo que conforman un recorrido de una media hora en el que el público puede moverse de una punta a otra del casco antiguo sin dejar de ver a Magritte.
Esta exposición al aire libre pretende trasladar del museo a la calle algunos de los cuadros del pintor belga, famoso mundialmente por obras como Los amantes (1928) y El hijo del hombre (1964), así como por el célebre lema “esto no es una pipa” que aparece uno de los cuadros de la serie “La traición de las imágenes” (1928).
Los elementos que este verano protagonizan los collages de la exposición urbana en Bruselas son un fiel reflejo del universo surrealista del pintor belga, lleno de símbolos y objetos cotidianos que aparecen descontextualizados en sus obras.
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Algunos de ellos son el famoso sombrero de bombín, que está presente en varios de los murales de la exposición: primero, en el que emula al cuadro de El maestro de escuela (1954), con un hombre de espaldas vestido de oscuro, y luego en el que recrea al cuadro El donante feliz (1964).
Este es uno de los cuadros que Magritte pintó en los últimos años de su vida (1898-1967), en el que aparece la silueta de un hombre en cuyo interior se divisa un paisaje nocturno con una casa y un cielo estrellado con la luna.
El collage está situado al inicio del recorrido pictórico, en una fachada del Mont des Arts, el mirador más famoso de Bruselas, que se abre hacia una zona ajardinada donde se encuentra la Biblioteca Real de Bélgica.
Allí, los organizadores de la exposición también han colocado otro mural de una obra de Magritte que, precisamente, hace un guiño al mundo de los libros: en el collage aparece el dedo que el artista belga pintó en su obra Literatura prohibida (1936).
Siguiendo el recorrido, en la fachada de una calle que lleva al casco antiguo hay otro collage con el pájaro que aparece en el cuadro El regreso (1940), donde Magritte inmortalizó su vuelta a Bruselas tras un breve exilio motivado por la ocupación alemana de Bélgica al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Viajando a través sus collages, la memoria de Magritte sí que regresa al espacio público de Bruselas, aunque lo hace de manera efímera, porque la muestra sólo estará visible hasta el 7 de enero de 2024.
Fuente: EFE
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