¿Quién no soñó con calzarse uno de los vestidos de Delia Cancela? Catwalk (Pasarela), en la galería Herlitzka & Co. reúne más de un centenar de dibujos, bocetos, y figurines, además de un registro de performance, una pintura y un vestido, todas joyas. Hay obras históricas de los años 70 y 80, y otras de los 90, la mayoría muy pocas veces expuesta. En estas piezas habitan desde su mundo más íntimo hasta sus diseños a contrapelo de la mirada heteronormativa de época. Sus diseños evidencian una dimensión performática ineludible, y dan cuenta de su particular visión avant garde sobre la moda y la cuestión de género.
Para Delia Cancela, no hay una escisión entre arte y moda, sino que se trata de un continuum. “Para crear imágenes no importa el medio: lo que cuenta es transmitir ideas y emociones sirviéndose, para la experiencia artística, indiferentemente de la pintura, el dibujo, la moda, la fotografía, el video. Eso hace a la obra, por su multiplicidad, difícil de clasificar, pero no por eso menos coherente”, señala quien hizo diseños para las colecciones de Kenzo, entre otras relevantes tareas.
Como en una pasarela, Catwalk -con diseño de montaje de Cecilia Garavaglia- sumerge al espectador en el universo exuberante, lúdico y sensual que la artista creó para hombres y mujeres, y también en sus retratos de personajes cercanos y nunca antes exhibidos: dibujos frescos, de línea suave, de todas sus ex parejas y de Jaime, un gran amigo suyo que participó en sus desfiles y que en otra obra está vestido de mujer junto a ella y Pablo Mesejeán. Hay además, algunos otros protagonistas glamorosos con aire maligno, que despiertan intriga. No faltan el humor y la ironía.
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Junto a su pareja Mesejeán, Cancela conformó la primera aventura artística a dúo en el arte argentino. Viajaron a Nueva York y luego a Londres, en 1970, donde sus trabajos se publicaron, entre muchas otras, en revistas como Vogue y Harper’s Bazaar. Crearon Pablo & Delia, su propia marca de ropa que ahora integra la colección del Victoria & Albert Museum de Londres. Tras vivir en 1967 en París gracias a una beca otorgada por el gobierno francés, participaron en “Experiencias 68″ (donde crearon una revista de moda sin texto) y realizaron el desfile Ropa con Riesgo en el Instituto Di Tella. Juntos escribieron un icónico manifiesto.
“Nosotros amamos los días de sol, las plantas, los Rolling Stones, las medias blancas, rosas y plateadas, a Sonny and Cher, a Rita Tushingham y a Bob Dylan. Las pieles, Saint Laurent y el young savage look, las canciones de moda, el campo, el celeste y el rosa, las camisas con flores, las camisas con rayas, que nos saquen fotos, los pelos, Alicia en el País de las Maravillas, los cuerpos tostados, las gorras de color, las caras blancas y los finales felices, el mar, bailar, las revistas, el cine, la cebellina. Ringo y Antoine, las nubes, el negro, las ropas brillantes, las baby-girls, las girl-girls, las boy-girls, los girl-boys y los boys-boy”.
“La idea de trabajar con el cuerpo y crear ropa, para mí era como hacer una escultura, como cuando ahora hago una escultura blanda: trabajaba directamente con el cuerpo”, señala Cancela. Y añade sobre ese momento: “Como artistas nunca nos interesaron las categorías. Trabajar en la moda fue simplemente como cambiar de soporte”. Tal es así que no sólo creaba los diseños sobre el cuerpo como si fuera un lienzo, sino que en muchos desfiles participaron performers (llevó adelante acciones con Marilú Marini y con Marcia Moretto).
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“Como artista cuando decido trabajar en la moda es porque lo tomo como un medio que tiene que ver con el arte —señala la artista—. Hay alguna gente en la moda, como Rei Kawakubo que trabaja como artista. Balenciaga fue uno de ellos también”. Para Javier Arroyuelo, quien escribió en Vogue columnas sobre arte, literatura, música y personajes, la de Cancela es “una estética sofisticada y silvestre a la vez, como de fábula para todas las edades”.
Se exhibe el registro de performance del desfile en el teatro parisino Le Palace (1979). En cada uno de los 76 dibujos expuestos, Cancela dibujó a las modelos con la ropa y accesorios (los pintaba Mesejeán) que debían llevar. Consignó el nombre de la modelo –desfilaron, entre muchas otras, Mercedes Robirosa (hermana de la artista Josefina Robirosa) e Inès de la Fressange— y el número de orden en el que debían desfilar. Esta era la información que necesitaban quienes se ocupaban de vestir a las modelos. Hoy no se usan dibujos sino fotos o fotocopias.
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El de Cancela es también un registro de época. De aquel desfile en Le Palace donde Pablo & Delia presentaron sus diseños, se hizo un video, que se restauró especialmente para esta muestra y que se proyecta en sala. Se trata del backstage del desfile, en un momento donde no eran habituales este tipo de filmaciones.
“Los vestidos eran modificados y, en alguna ocasión, incluso, terminados durante la sesión. La cara de la modelo, el maquillaje, el pelo participaban en completar el estilo que ellos proponían. Sus tapas para Vogue funcionaban como relato de un proyecto creativo”, escribió Horatio Goñi Rinaldini en el catálogo de la muestra Pablo & Delia, realizada en la galería londinense Judith Clark, en 2001.
La muestra incluye obras claves en la producción de Cancela, artista que participó activamente en el Di Tella y comenzó a hacer foco en la moda y a poner en cuestión el canon imperante sobre la supuesta mirada femenina –y su concepción del amor y de la vida— ya desde comienzos de los años sesenta. En los desfiles de sus colecciones vanguardistas participaron actrices, modelos, performers y bailarines. Unió arte y moda, vaya logro.
* Catwalk (Pasarela) en Herlitzka & Co (Libertad 1630, C.A.B.A.), abierta al público de lunes a viernes de 11.30 a 19 hs.
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