Una nueva exposición en Nueva York cuenta el importante papel de la mujer en esta icónica ciudad a lo largo de los años en el mundo del trabajo, muchas veces ignorado y desvalorizado, y la forma en que se ha enfrentado a discriminación, acoso o abuso laboral, así como la evolución de su percepción social.
“Women’s Work”, en el museo Sociedad Histórica de Nueva York hasta el 18 de agosto del 2024, explora cómo la raza, el origen étnico, la clase social, el estado legal, la orientación sexual y presentación de género han impactado los tipos de puestos que se consideran aceptables para las mujeres, así como los tipos de trabajo que estás han realizado.
Organizada con el Centro de Historia de la Mujer de la Sociedad Histórica, la muestra se compone de unos 45 objetos, que van desde una cuna de caoba del siglo XIX, el certificado de nacimiento de una esclava, un kit de disección de un médico o fotos, demuestran cómo el “trabajo de las mujeres” ha sido inherentemente político y esencial para la sociedad, destaca el museo.
Te puede interesar: Bienalsur: 5 muestras internacionales en Muntref
Del campo de algodón a la industria del sexo
Un “collage” de imágenes de mujeres en diversos trabajos recibe al público y las fotos y objetos están agrupados por temas para mostrar a la mujer en trabajo doméstico, maestras, enfermeras, en la industria del entretenimiento, literatura, negocios o política, y también incluye a transgéneros que, rechazados, se dedicaron al trabajo sexual.
Abre la exposición un antiguo libro sobre la servidumbre por contrato, algo común en la época colonial a principios de los 1800 en EE. UU., en la que una persona firmaba un contrato que le “ataba” a trabajar para otro por una cantidad de tiempo a cambio de vivienda, comida y ropa. Las mujeres negras fueron doblemente explotadas.
Estos contratos ataron a niñas a muchos años de trabajo controlado por estrictas reglas de conducta y las mujeres enfrentaron el que el matrimonio y la maternidad fueran vistos por el dueño del contrato como una amenaza a su productividad. Destaca también el certificado de nacimiento de “Amanda” destinada a ser esclava toda su vida por ser hija de una esclava.
Objetos que se centran en el trabajo doméstico y no remunerado incluyen además una tabla de lavar ropa, así como una cuna: normas culturales, en el pasado y presente, asumen que es “natural” ser una cuidadora “motivado más por amor que por compensación” y que sus destrezas “surgen del instinto en vez del entrenamiento profesional”, destaca el museo.
También fotos que muestran a mujeres negras en la Escuela Industrial Henrietta en el desaparecido vecindario de San Juan Hill, (donde hoy ubica en Lincoln Center) en un programa que les enseñaba destrezas vocacionales, incluido el trabajo doméstico, donde regularmente enfrentaban acoso sexual de sus empleadores.
Mujer y negra, condenada al servicio doméstico
La muestra recuerda que la mujer negra, incluso tras la abolición de la esclavitud, enfrentaba discriminación racial, lo que limitó sus oportunidades al servicio doméstico.
Una sección está dedicada a activistas, entre las que se encuentra Marsha Johnson (1945-1992), que luchó por derechos de la comunidad gay y Sojourney Thruth (1797-1893) que nació esclava y tras lograr su libertad en 1843, fue abolicionista, luchó por derechos para la mujer y recordada además por su discurso (1851) “Ain’t I a Woman?”.
También incluye una foto y un botón de campaña con el mensaje de “Shirley Chisholm para presidente” de la primera congresista negra y la primera que intentó llegar a la Casa Blanca.
En la sección de entretenimiento figura la educadora y productora Joan Ganz (1929), creadora del famoso programa infantil Sesame Street y un antiguo radio permite al público elegir para escuchar un discurso de la ex primera dama Eleaonor Roosecelt, a la cantante estadounidense Billie Holiday y la cubana Graciela Pérez.
“Esta exposición profundamente perspicaz permite una comprensión más profunda de cómo la concepción del trabajo típicamente delegado a las mujeres ha evolucionado junto con los cambios en la cultura estadounidense en general”, y qué cambios aún se necesitan, indicó en un comunicado la presidenta y director ejecutivo de la Sociedad Histórica, Louise Mirrer.
Fuente EFE
Seguir leyendo