“Full circle”, gran suspenso en una miniserie del viejo amigo Steven Soderbergh

La nueva obra del director estadounidense es una historia con múltiples pistas sobre un fallido secuestro y las conexiones de la mafia guyanesa en Nueva York con una familia de blancos millonarios

¿Una miniserie de seis capítulos (emitidos de a dos por semana) en los que se conjugan un misterioso secuestro de un adolescente millonario, la mafia de Guyana que opera en Nueva York, un ritual vudú para redimir una maldición de hace tres décadas y una detective impredecible del servicio postal estadounidense, que se mueve al ritmo de su gran capacidad e imprudencia? Sí. Alabado sea el señor por habernos dado el frescor narrativo de Full circle (Max), con protagónicos de Claire Denis y Dennis Quaid ¿Qué más se puede esperar? Claro, que haya sido dirigida por nuestro viejo amigo Stevie. No, no el gran Steven Spielberg, pero sí el impredecible y productivo Steven Soderbergh, a quien se quiere tanto, se soslaya tanto, pero que al fin de cuentas es irresistible de ver.

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Vamos por partes

Guyana es recordada, sobre todo, por la masacre de Jonestown que protagonizó el reverendo Jim Jones al frente de la Iglesia del Pueblo en 1978, cuando la secta cristiano-jipi-izquierdista se mudó debido a la persecución del fisco estadounidense. Así, estableció su sede en una ciudad en la que sus adeptos vivían en comunidad, bajo un régimen de adoración.

La comunidad recibió denuncias de esclavitud y de no permitir salir de sus límites a sus seguidores y, por lo tanto, recibió la visita de una comisión parlamentaria de EE.UU., a cuyos miembros terminó asesinando con su propia guardia armada. Paso previo para que, entonces, el reverendo Jim Jones ordene a sus adeptos a abandonar el mundo de manera colectiva, en un suicidio masivo por veneno (aunque también se ultimó con balas de fuego a los resistentes) que culminó con las vidas de 900 hombres, mujeres y niños. Bien, por eso se recuerda a Guyana, lo cual es injusto.

Teaser de "Full circle", miniserie dirigida por Steven Soderbergh

Una digresión. Cuando era chico me gustaban los mapas y los atlas y la información sobre los diferentes países. No es difícil adivinar que, cuando era chico, era un nerd. Pero no viene al caso abundar en esos detalles. Lo cierto es que los tres países ubicados en el norte de Sudamérica, frente a su costa caribe, Surinam, Guyana y Guayana Francesa, parecían gemas extrañas entre los antiguos países coloniales de España, digamos, y Brasil. Surinam fue colonia holandesa hasta 1975 y su idioma oficial era el neerlandés. Guyana fue colonia británica hasta 1970 y su idioma oficial era el inglés.

Guayana sigue siendo una colonia francesa, cuyo idioma oficial es el francés (para acceder a su capital desde Buenos Aires, por ejemplo, es necesario primero ir a Francia y en París hacer conexión con un vuelo hacia Cayena, la capital. Demencial, ¿no?). En los tres países predomina la población negra, pero también hay mucha de ascendencia india, a la vez que la lengua más usada es el creole de la guyana, un idiolecto que tiene como base el inglés. Un inglés muy particular y hermoso, como se puede ver en la serie. Volvamos allá.

Pero antes de regresar a la serie, felicitemos a Soderbergh una vez más. No sé si saben, pero Steven fue uno de los más jóvenes ganadores de la Palma de Oro en Cannes por Sexo, mentiras y video en 1989, con 26 años. El film era una película independiente de bajo costo, con los protagónicos de James Spader, Andie MacDowell, Peter Gallagher y Laura San Giacomo. El personaje de Spader, obsesionado por grabar con una cámara casera cuestionarios sobre sexo a mujeres cercanas a su círculo íntimo. Creaba un clima denso, a la vez que muy cercano con el espectador por el uso de videocámaras hogareñas. Si no la vieron, haganlo, está buena. Ahora se podría pensar en un antecedente de los usos posibles del celular y TikTok. Luego de esto, la carrera de Steven despegó.

Julia Roberts ganó el Oscar como mejor actriz por su papel en "Erin Brockovich" (2000)

Y despegó para todos lados, como una aerolínea con sede en el aeropuerto de Nueva York (o Panamá, para no ir tan hacia el norte). Su siguiente film fue una porquería pretenciosa, si vamos a ser honestos, llamado Kafka, con Jeremy Irons. Pero luego no defraudó (o sí, pero ya no importaba). En 1993 se animó a dirigir a niños de la Gran Depresión andando solos por el mundo en The king on the hill, que resultó una muy buena película. Incursionó en la televisión nada más y nada menos que con Grey’s Anatomy. ¿Y después qué hizo?

Pues Erin Brocovich, señores y señoras. Esa peli de la que Julia Roberts ya no volvió atrás como la estrella de Hollywood que es. ¿E inmediatamente después? Traffic. Sí, la de narcos, asesinatos, cocaína y Benicio del Toro. Fenomenal. Soderbergh fue nominado al Oscar como mejor director por las dos películas al mismo tiempo, lo cual es un afano, pero ganó por Erin Brocovich. ¿Y qué pasó? Hizo Ocean’s Eleven, divertimento genial con George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts y todo el mundo asociado para robar un casino. Película para ir a la sala y disfrutar, claro (como las otras que siguieron con los Ocean, en asociación con Clooney en la producción). El lector podría pensar: bien, eligió el camino del entretenimiento. Nones.

Su próximo film fue la remake de Solaris, la obra maestra de Andrei Tarkovski. Arriesgado. Debería decirse que fue una versión digna, a lo que habría que agregar que la mayoría del público compró su ticket por la anunciada escena de George Clooney tal como vino al mundo, de espaldas (o en culo, como se suele decir vulgarmente). Luego vino Che, el argentino y Che, guerrilla, en realidad un film dividido en dos porque cinco horas era demasiado. Podría haber sido diferente, como todo el mundo puede ser diferente, pero teniendo en cuenta que se basa en los diarios que escribió Guevara en Cuba y Bolivia, y en los silencios de esos textos, el resultado es más que encomiable.

George Clooney y Steven Soderbergh compartieron varios proyectos entre ellos, "Solaris" y "Ocean´s eleven" (Foto: Kevin Winter/ImageDirect)

Pasados ya dos años de la pandemia, hagamos un alto en Contagio, de 2011, una película espeluznante sobre un virus que recorre al mundo y que era el peor presagio de lo que terminó ocurriendo nueve años después. Con un elenco increíble, es una gran película profética.

No detengamos en Magic Mike, la película sobre strippers masculinos que sigue su rumbo con secuelas incluidas, y en Detrás del candelabro, filmada para HBO sobre la vida de Liberace, su homosexualidad oculta, el affaire con un joven enamorado del pianista y su muerte debido al SIDA, oculto esto a la prensa, protagonizada por Michael Douglas y Matt Damon, que deberían ver. Después hizo La lavandería, que es mala, pero tiene la virtud de tratar de retratar los Panamá Papers con Meryl Streep, Gary Oldman y Antonio Banderas y lleguemos a la serie que mencionamos al comienzo.

"La lavandería" (2019), protagonizada por Meryl Streep, Gary Oldman y Antonio Banderas

Ojo. Esto no se trata de comentar la filmografía de Soderbergh que, además, tiene 50 realizaciones como director y una decena más como productor. Un hombre que sabe de cine. Se trata de recordar por qué debemos estar agradecidos con el tipo. Un gran tipo, Steven, que dice cosas como esta: “Alguien me envió uno de esos libros sobre (la crítica de gran influencia) Pauline Kael, con quien no siempre estuve de acuerdo, pero siempre me interesó lo que tenía que decir. Y, mira, ella fue una gran defensora, especialmente en un momento en que no estaba de moda en los años 60. Ella decía: ‘Estoy sacando mucho más provecho de estas películas vulgares que se supone que no deben tomarse en serio que de estas películas importantes de nivel A. Simplemente se sienten más vivas’. Y estoy de acuerdo”. ¿Quién no?

Lisa Janae, Timothy Olyphant y Claire Danes en una escena de "Full Circle" (Foto: Sarah Shatz/Max via AP)

Bien. La serie Full circle empieza planteando tantas intrigas abiertas con temas tan interesantes, que el espectador se aterra ante la posibilidad de que todo cierre con un moño caído del cielo, con un Deus ex machina que enhebre lo que un buen guionista no pudo resolver. Miren los seis capítulos, luego de tanto suspenso nadie se sentirá defraudado por nada. Y escuchen el acento maravilloso del creole guyanés.

Nada mal para el viejo amigo Stevie. Hombre que no mira las reseñas de sus películas, que gusta de planos largos con cámara en mano, que muestre cercanía con los actores y que en general se reserva ese rol de cameraman para él. Le mandan saludos. A disfrutar.

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