Gabriel Chaile y una crítica al colonialismo a través de sus esculturas monumentales, en Londres

El artista que trabaja con formas inspiradas en vasijas antiguas y tradiciones del noroeste andino se presenta en el Studio Voltaire para “ofrecer una experiencia única que invite al público a reflexionar sobre la historia y las tradiciones que han sido olvidadas o negadas”

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La antigua capilla que hoy
La antigua capilla que hoy es el Studio Voltaire

El artista tucumano Gabriel Chaile, conocido por sus monumentales esculturas en barro donde indaga en su linaje familiar y en las constelaciones de los pueblos originarios presenta su primera exposición institucional en el Reino Unido, un ambicioso proyecto que se centra en la intersección de la materialidad y la identidad y propone una transformación del espacio mediante el uso de adobe, un material cargado de significado cultural e histórico, brindando una experiencia inmersiva e íntima para el público británico.

Chaile invitó a la artista argentina y curadora independiente Laura Ojeda Bär para presentar una serie de pinturas que dialoguen con esta instalación escultórica a gran escala, en esta muestra en el Studio Voltaire de la capital inglesa y estará hasta el 10 de septiembre. Allí, el artista transforma el interior de una antigua capilla, en un espacio de arte contemporáneo que puede generar diferentes tipos de interacciones y experiencias para los visitantes.

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Conocido por sus esculturas monumentales, el artista fusiona volúmenes y formas inspiradas en vasijas antiguas y tradiciones indígenas de su región natal en el noroeste de Argentina evocando narrativas ancestrales y cuestionando la influencia del colonialismo en la negación y represión de estas creencias.

En esta instalación, Chaile emplea su enfoque característico, basado en la antropología visual, para explorar las dimensiones del “ritual” desde una perspectiva poscolonial. La impactante obra promete ser un hito en la escena artística de Londres, brindando una experiencia inmersiva y reflexiva para los visitantes.

Comparando esta exhibición con sus trabajos anteriores en Nueva York y Venecia, Chaile señala que estas últimas fueron esculturas que ocupaban el espacio, mientras que su instalación en Londres busca crear el espacio en sí mismo.

“Esta comisión representa un desarrollo significativo en mi práctica artística y reafirma mi compromiso con la creación de espacios rituales, sagrados y colectivos. A través del uso del adobe y la incorporación de iconografías antropomórficas, espero ofrecer una experiencia única que invite al público a reflexionar sobre la historia y las tradiciones que han sido olvidadas o negadas”, comentó el artista.

El tucumano llevó desde Portugal
El tucumano llevó desde Portugal cuatro toneladas de adoba para acondicionar el Studio Voltaire

Chaile contó que para la instalación trajo cuatro toneladas de adobe desde Portugal, país donde vive desde hace tres años. El artista cubrió todas las superficies del espacio, evocando las iglesias y casas históricas de Argentina, que a menudo están hechas de tierra compactada y ladrillos de arcilla. Este gesto monumental creó un entorno arquitectónico que sumerge al espectador en un ambiente táctil y de color terracota, como si estuvieran habitando una de las vasijas esculturales de Chaile.

El creador tucumano trabaja de forma cooperativa con distintas personas que fue conociendo a lo largo de su carrera y sumándolos a su equipo, destacando su enfoque en la colaboración y el intercambio. En cuanto a la colaboración con Laura Ojeda Bär, genera en esta muestra una interesante convergencia de prácticas artísticas que se materializa en la creación de dos obras representativas: una escultura de ella realizada por Gabriel y un retrato de él concretado por la artista.

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A pesar de su estrecha colaboración, ambos artistas mantienen su autoría individual y sus trabajos no se fusionan en una única entidad colectiva. En su lugar, se “contagian y modifican entre sí”, creando un diálogo visual que resuena con su conversación artística compartida.

Ojeda Bär, reconocida por cuestionar las dinámicas de poder en la sociedad a través de su obra, se enfoca en la intersección entre la historia canónica del arte occidental y las redes sociales. “Cuando Gaby me invitó a presentar un proyecto juntos, mi pensamiento inmediato fue explorar la intersección entre sus esculturas y mis pinturas de esculturas. El resultado es un diálogo constante que genera una ola de nuevas obras”. explica la artista.

Gabriel Chaile posa con su
Gabriel Chaile posa con su escultura detrás en el High Line neoyorquino junto a Cecilia Alemani, directora de la última Bienal de Venecia

“Nuestro objetivo fue crear un espacio físico que proponga una nueva forma de pensar sobre el espacio artístico. Quisimos crear un ambiente cálido y relajado, un lugar para el descubrimiento y el humor, a diferencia de la atmósfera fría e inaccesible de los espacios de arte contemporáneo tradicionales,” agregó y remarcó: “Prácticamente, todo el espacio está cubierto de Adobe, que recuerda a la arquitectura del noroeste de Argentina. Esto nos permite explorar las características del material y cuestionar las rígidas tradiciones de la escultura, la arquitectura y la pintura”.

Según la artista, la mayoría de sus pinturas forman parte de colecciones de museos, y muchos de ellos están en exhibición. “Desde Buenos Aires, los pinté sin verlos en vivo. Esto refleja mi interés en la distancia con el objeto artístico. Incluso si es una pequeña imagen 2D mal impresa, hay algo en el objeto que te llega. Para mí es importante que la selección sea diversa, no limitada a artistas de los 90 o cualquier período en particular”, concluye.

Gabriel Chaile junto a su
Gabriel Chaile junto a su escultura "Mamá luchona"

Hace poco más de un mes, otra escultura de adobe de Chaile, titulada El viento sopla donde quiere (The wind blows where it wishes), fue emplazada en el High Line de Nueva York, el parque elevado y a cielo abierto de Manhattan donde permanecerá a la vista del público hasta abril de 2024, informó la galería argentina Barro.

Se trata de una obra que fue comisionada especialmente por la curadora de este paseo escultórico, la italiana Cecilia Alemani, un trabajo que se ubica a la altura de la calle 24 de la isla de Manhattan, y que busca interactuar con las fuerzas naturales circundantes: el viento, la lluvia, la nieve y la vegetación.

Fuente: Télam

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