Igor Stravinsky es clave en la cultura argentina. Visitó el país a mediados de los años 30, invitado por Victoria Ocampo, y presentó ópera Perséphone en el Teatro Colón. Victoria, de hecho, participó en el concierto, ocupándose del recitado. Con guion de André Gide, la ópera era una exploración del infierno griego, cuando Hades rapta a Perséfone y el mito desemboca en el origen de las estaciones.
Si para ese entonces, Stravinsky era una figura mundialmente consagrada, quince años después tenía una estatura legendaria. En 1951, estrenó en Venecia —ciudad en la que iba a morir— La carrera del libertino (también conocida como “el progreso” o “el aprendizaje” del libertino). Esta ópera cerraba el período neoclásico de Stravinsky, y del que Perséphone era una de las obras más trascendentales. Como una suerte de regreso al infinito, La carrera del libertino es una ópera en tres actos y un epílogo, que tiene libreto de W. H. Auden y Chester Kallman, quienes, a su vez, se inspiraron en nueve grabados de William Hogarth.
La carrera del Libertino retoma un tema clásico de la cultura occidental, como es el encuentro con el diablo. Los tres protagonistas tienen nombres alegóricos: Tom Rakewell —”buen libertino”—, Anne Truelove —”amor verdadero”— y Nick Shadow —“sombra”—. Tom es un joven provinciano que, después de rechazar una propuesta de trabajo, recibe inesperadamente la noticia de que un tío en Londres lo ha dejado como único heredero de una fortuna considerable. Él iba a casarse con Anne, pero el aviso —que se lo da Shadow— pospone el compromiso. Tom y Shadow emprenden juntos el camino a la ciudad: el viaje empieza plagado de lujurias, y termina en un infierno de banalidades y hastío. La carrera del Libertino es un cuento con moraleja: “A los corazones ociosos, el diablo les encuentra trabajo”.
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La ópera se estrenó en Colón en 1959 —apenas ocho años después de su estreno en Venecia—y la última representación fue en 2001. A veintidós de aquella última vez, La carrera del libertino vuelve al Teatro Colón en cuatro funciones, bajo la dirección musical de Charles Dutoit. Las funciones son el martes 18 de julio a las 20, el jueves 20 a las 20, el domingo 23 a las 17 y el martes 25 a las 20.
Como dato destacable, la versión 2023 tendrá al mismo director de escena que la de 2001: Alfredo Arias. Personalidad incansable de la cultura, está radicado en Francia desde hace cinco décadas y en su carrera ha participado en escenarios fundamentales como la Ópera de la Bastilla, el Théâtre du Châtelet, la Scala de Milán, por supuesto el Teatro Colón, el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
A pocos días del estreno, Arias ensaya permanentemente en los horarios en que tienen disponibilidad. “Hoy hacemos de 20 a 23″, dice en diálogo con Infobae Cultura, “así que hacemos trabajo de sereno”.
—¿Qué diferencias tienen las puestas, a veinte años de una y otra?
—Las obras maduran con nosotros —dice Arias—. No hay una idea fija, se modifican con nuestras propias experiencias. Son como una escultura que uno va viendo a medida que se mueve. Lo que hice esta vez fue despojarla. La hice menos anecdótica. Hay una frase de Marguerite Duras que me resultó muy reveladora: “No voy a la ópera porque hay demasiadas cosas entre mi persona y la música”. Es una muestra de que uno se puede perder en las escenas. Y las llevé a su expresión más esencial.
—¿Para componer las escenas parte del texto? ¿Parte de las pinturas de Hogarth?
—Yo me conduzco musicalmente. La carrera del libertino es una obra impecablemente escrita. Totalmente cerrada en sí misma. No hay muchas posibilidades de intervenir; es una obra de una gran precisión artesanal. Stravinsky hizo la obra de un orfebre. Trabajé con una paleta visual para cada personaje. Los ambientes están en un mundo más fantasmagórico; el coro tiene un tono neutral.
—El público del Colón suele expresarse en términos de amor y odio con las puestas. ¿Está ansioso por estrenar? ¿Le preocupa, lo motiva?
—Puedo decir que es una obra de una altísima calidad musical y que el público que venga con una expectativa se va a llevar una emoción. Nadie se va a ir con las manos vacías. Los breves pasajes que pude escuchar hasta ahora son de una gran belleza.
* La carrera del libertino se pondrá en escena el martes 18, el jueves 20 y el martes 25 de julio a las 20 y el domingo 23 de julio a las 17 hs. en el Teatro Colón (Libertad 621, C.A.B.A.).
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