
Dos hermanos tienen que acomodar las cuentas de su padre, después de su muerte. Van al viejo negocio familiar, revisan, buscan papeles y descubren que heredaron deudas y secretos familiares. Un legado sobre el cual ellos, esa noche después del funeral, tendrán que definir cómo continuar. Así planteado, el argumento de la obra De la mejor manera tiene la urgencia y el drama para volverla una pieza atractiva, pero falta algo fundamental: no se representa en un teatro, con escenario, butacas y puesta de luces tradicional, sino que se hace en un bar, el mítico Rodney, frente al cementerio de Chacarita, un reconocido espacio dedicado al rock, que hasta tiene su propia canción: “El bar de la calle Rodney” de La Portuaria.
La obra es una creación colectiva entre Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein. Hay momentos del espectáculo que suceden en la calle y otros dentro del bar. El público, ubicado en las mesas del lugar, observa los hechos que suceden en la barra y en el salón, con una distancia mínima entre actores y espectadores. En otros momentos, la acción transcurre en la calle y la gente mira por la ventana. Una parte constitutiva de esta obra es el lugar donde se representa. El espacio cotidiano del bar, la calle, los colectivos que pasan por la avenida Jorge Newbery se resignifican con la ficción que se construye en ese mismo lugar, ante los ojos cómplices de los pocos espectadores que ingresan al bar y son conscientes de que participan de una obra de teatro. Una discusión a los gritos entre dos hombres en la calle no representa lo mismo para el chico que justo pasa en bicicleta por ese lugar, que para el público que observa todo desde una ventana.

En esta potente propuesta que se puede ver todos los sábados y domingos a las 19 el público asiste a una doble ficción. Por un lado, conoce la historia de estos dos hermanos, sus discursos sobre la masculinidad, la ley de la herencia, los dilemas en torno al progreso y la carga de la muerte. Por el otro, reconoce cómo esta obra choca con el espacio público y se resignifica. Hay un enorme poder transformador en descubrir una ficción que se filtra en la vida cotidiana.
Los artistas del espectáculo tienen un enorme compilado de anécdotas que les han sucedido desde su estreno, en 2021: en varias ocasiones llegó la policía, alertada por los vecinos; muchas personas que pasan por la calle se frenan e intervienen cuando escuchan la discusión, también están los distraídos que intentan ingresar al bar en medio de la representación. En todos los casos, los actores no abandonan su personaje pero al mismo tiempo tratan de explicar lo que en ese contexto parece insólito: sólo están haciendo una obra de teatro. El espectáculo contempla el accidente y esa adrenalina, real, de que puede pasar cualquier cosa, es parte esencial de la propuesta.

Federico Liss y David Rubinstein son los dos hermanos de la historia. Su perfil de personaje está muy delimitado. Son gitanos, un tanto rústicos, que cargan con un discurso violento y elemental: se definen según el tipo de sexo que tienen, el dinero, el alcohol y la forma dominante y abusiva de tratarse. Pero entre las bebidas y los cigarrillos, está la muerte. Acaban de enterrar al padre y la noción de pérdida y la búsqueda de amor, emerge con una necesidad de sensibilidad primaria que no les es ajena. Detrás del estereotipo de macho alfa, deviene la necesidad de llorar, de mostrarse frágil y el miedo profundo a reconocerse solo.
Este arco emocional se sostiene con dos grandes actores, que pasan del estruendo a la debilidad y del griterío al silencio. Y mientras tanto, afuera, la vida: los colectivos, los cartoneros en su lucha diaria por sobrevivir, la gente apurada, el cementerio. La escena, iluminada por la luz de la calle.
Como sucedió con las vanguardias históricas a comienzo de siglo XX, cuando los artistas buscaron fusionar el arte con la vida, con la intención de crear una mirada estética permanente, los espectáculos en espacios no convencionales buscan recuperar esa intención vital, de convertirlo todo en arte. Lo fundamental en este tipo de propuestas es recuperar la mirada sensible, la capacidad de registrar una relación diferente con lo cotidiano, una nueva dinámica perceptiva: la percepción poética. En esa búsqueda están los artistas de la obra De la mejor manera. Hay que animarse a vivir lo que pasa los fines de semana en el mítico bar Rodney.
*De la mejor manera, de Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein se presenta sábados y domingos a las 19 h en Bar Rodney: Rodney 400. Entradas por Alternativa teatral.
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