Coetzee y su batalla perdida contra el inglés

El nobel de literatura sudafricano, que emprendió una suerte de lucha contra su lengua materna, lamentó que las editoriales se negaran a traducir su última novela desde su versión en español

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John Maxwell Coetzee
John Maxwell Coetzee

El premio Nobel de Literatura sudafricano John Maxwell Coetzee ha reconocido que ha perdido el “combate” que entabló contra el idioma inglés, del que se ha declarado desilusionado, al intentar que su última novela, que se publicó primero en español, fuera traducida a otros idiomas desde su versión en esta lengua.

Así lo relató el lunes en Madrid Coetzee, autor seleccionado para inaugurar el proyecto “Escribir el Prado”, una iniciativa entre el museo español y la Fundación Loewe. Esta iniciativa invita a escritores de prestigio internacional a “interpelar desde la imaginación narrativa las colecciones del museo”, una de las principales pinacotecas del mundo.

Coetzee participó en una charla abierta al público en el Museo del Prado con su traductora al español, la filósofa y escritora Mariana Dimópulos, quien tradujo su última novela, titulada El polaco, que el escritor escribió en inglés pero quiso que fuera traducida al español para publicarse primero en este idioma.

Porque, según recordó, cuando empezó a escribir esa novela se había desilusionado “y mucho, acerca del inglés como fuerza política global y deseaba recalcar” su ruptura personal para con él. Coetzee, que ya en otras ocasiones expresó sus reservas con ese idioma, relató cómo quiso que su texto original en esa lengua, una vez transformado en español, “desapareciera durante un tiempo para que fuera este último el que alumbrara una multiplicidad de traducciones”.

Coetzee intentó sin suerte que su última novela fuera traducida a otros idiomas desde su versión en español (Photo by Leonardo Cendamo/Getty Images)
Coetzee intentó sin suerte que su última novela fuera traducida a otros idiomas desde su versión en español (Photo by Leonardo Cendamo/Getty Images)

“Pero este plan no sobrevivió a fuerzas superiores que operan en la industria de las editoriales del mundo. En Polonia, en Francia, en Japón y en otros países, se negaron a traducir tomando como original el texto en español, decían que este texto no era el original”, relató el autor, cuyo libro estuvo solo en castellano durante ocho meses.

“Y en este combate que provoqué con la lengua -inglesa- perdí y el principio de la lengua original triunfó”, lamentó. El escritor sudafricano, que ha fijado su residencia desde finales de junio a mediados de julio en Madrid, para hacer del museo su centro de actividad, escribirá un texto vinculado al Prado, el primero de una colección que se centrará en la exploración de los vínculos expresivos entre la ficción y las artes plásticas.

John Coetzee y Dimópulos hablaron también sobre el lenguaje y la imagen y sobre si las palabras pueden traducir las pinturas y lo que transmitían varios cuadros, tanto del Museo del Prado como de otras pinacotecas, para considerar que no lo pueden hacer.

Coetzee permanecerá hasta mitad de julio en Madrid, donde está escribiendo un texto vinculado al Prado, el primero de una colección que se centrará en la exploración de los vínculos expresivos entre la ficción y las artes plásticas. REUTERS/Juan Medina
Coetzee permanecerá hasta mitad de julio en Madrid, donde está escribiendo un texto vinculado al Prado, el primero de una colección que se centrará en la exploración de los vínculos expresivos entre la ficción y las artes plásticas. REUTERS/Juan Medina

El escritor, que comenzó su intervención con unas palabras en español antes de comenzar el diálogo en inglés no sin antes prometer que la próxima vez lo haría todo en castellano, habló también de las imágenes que tiene de sus personajes literarios y de la importancia de la música, la tercera de las grandes artes ya que, aseguró, nunca redacta un párrafo sin prestar atención al ritmo.

El director de la pinacoteca, Miguel Falomir, recordó que el museo lleva trabajando en la iniciativa “Escribir el Prado” largo tiempo tras constatar el enorme interés que los escritores actuales prestan al arte del pasado.

Fuente: EFE

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