Wes Anderson se ha enterado de que las parodias de su estilo cinematográfico generadas por IA, están haciendo metástasis en Internet. Su respuesta durante una entrevista, desde Nueva York, es de irónica resignación.
“Pensé: ‘¡Dios mío!’, dice Anderson con una cálida carcajada. “Lo que me gustaría es tener algún tipo de abogado de IA que pudiera hacer algún algoritmo que me hiciera cobrar por cada una de estas cosas de alguna manera”. “Ni siquiera el poder de la inteligencia artificial, creo, va a conseguir que me paguen por nada de esto”, concluye.
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La verdadera preocupación artística de Anderson es mantener una sana distancia mental respecto de ese contenido reductor generado por la Inteligencia Artificial. Uno puede ser un genio de la creación estilística –en cualquier momento extrayendo ideas fértiles de Akira Kurosawa, Billy Wilder o Chuck Jones– y aun así ver su estética texturizada, reducida a lo que parece un filtro impulsado por un algoritmo. Así que Anderson aparta los ojos y no los ve.
“El proceso empieza normalmente sin nada, pero tengo todo tipo de inspiraciones; es una especie de proceso intuitivo”, dijo Anderson a propósito del estreno de su undécimo largometraje, Asteroid City, cuya ambientación en el desierto del Sudoeste de Estados Unidos, se inspira parcialmente en los clásicos del cine norteamericano de mediados de los 50, y cómo es la realización. “A veces siento que [me gustaría] mantener un poco la santidad de mi espacio de trabajo y no distraerme”.
No es que un director de primera fila con el inconfundible estilo cinematográfico de Anderson pueda evitar ser objeto de burlas. Es relativamente uno de los pocos directores vivos cuya estética es tan ampliamente reconocible, que desde hace tiempo es objeto de parodias. A principios de este año, algunos de sus elementos característicos –como la composición simétrica, los rostros en primer plano y las fuentes amarillas– alimentaron una tendencia de videos TikTok hechos por fans que Anderson agradeció.
No es que los viera (“En mi vida he visto un TikTok de ningún tipo”, confiesa. Pero sí porque las breves y sencillas parodias parecían proceder de un lugar de alegre compromiso. “Me encanta la gente que hace cosas así, ése es mi verdadero sentimiento”, dice el director, valorando que los fans encuentren aspectos de su trabajo que les inspiren. “Yo simplemente les dejo que lo hagan en su espacio y no interactúo realmente”.
Sin embargo, Anderson no ve con tan buenos ojos las herramientas de IA generativa que han robado millones de imágenes sin permiso. Incluso mientras algunos artistas litigan contra esas empresas, las parodias generadas por IA de conocidos cineastas e ilustradores se reproducen día a día, cada vez más desvinculadas de la verdad del material original de creadores como Quentin Tarantino y Hayao Miyazaki, quien ha calificado toda animación generada por IA de “insulto a la vida misma”.
“Un artista o ilustrador tiene una mano particular que ha desarrollado y encuentra su conjunto de ideas, encuentra su voz”, dice Anderson. “Y no sé lo buena que es la IA para crear una voz”.
“Una vez que se le ha dado una voz, puedes hacer lo que quieras con ella. Eso es un poco inquietante. Y da la sensación de que: ‘¿Puede ser legal’?”
Ése es el efecto aplanador de las parodias de aficionados a la IA, como si Anderson fuera simplemente la suma de sus tics cinematográficos, su presencia autoral recortada a la caricatura de un traje vacío, ya sea un saco a rayas, una pana color zorro o el blanco de Tom Wolfe. (Incluso cuando ha creado elegantes anuncios para firmas de ropa como H&M y Prada, las visiones fílmicas de Anderson están expertamente estratificadas.)
Muchas de las parodias de ojos muertos generadas por la IA son falsos tráilers de películas que pretenden representar franquicias cinematográficas –como Star Wars, el universo cinematográfico Marvel, El Señor de los Anillos y Harry Potter– al estilo de Anderson. Parecen más una parodia de una parodia de Saturday Night Live.
El cineasta afincado en Francia es famoso por las ideas visuales que recorren gran parte de su obra, incluyendo lo que él llama su “teatralidad manifiesta”. A menudo utiliza tintes brillantes que recuerdan a directores tan influyentes como Jean-Luc Godard, de los años 60, y le gustan las imágenes que evocan añoranzas nostálgicas. Esos elementos están presentes en Asteroid City, incluidos los azules cielo, amarillos limón y verdes lima habituales en los coches de fabricación estadounidense de mediados del siglo XX.
Algunos de los imitadores digitales se apoyan en los colores primarios y la simetría característicos de Anderson, aunque a un nivel elemental. Robert Yeoman, director de fotografía de los nueve largometrajes de acción real de Anderson, habla de su composición y puesta en escena simétricas: “Siempre encontramos el centro del espacio, y tenemos mucho cuidado con eso. La distancia se mide desde la cámara hasta el borde de las paredes porque, a menudo, cuando Wes aparece en el set de filmación, lo primero que dice es: ‘¿Estamos centrados?’”.
Y desde ese punto surgen las visiones intrincadas del director. La profundidad del encuadre de Anderson se llena a menudo de acción visual que se desarrolla hábilmente en varios planos, una sofisticación cinematográfica que no se aprecia en las parodias basadas en la inmediatez.
“Escribamos ‘simétrico’, ‘pasteles brillantes’ y ‘nostalgia’, ‘Star Wars’ y ‘Wes Anderson’. Listo. Luego súbelo”, dice Wally Koval, burlándose de la simplicidad a alta velocidad que genera la imitación de la IA. Koval es el fundador de Accidentally Wes Anderson, una popular comunidad de fotografía de viajes.
Esos videos operan en “el nivel superficial de lo que la gente cree que es Wes Anderson” sin “ir detrás de la fachada con una comprensión más profunda del espacio narrativo y las narraciones subyacentes; ahí es donde está la verdadera belleza”, dice Koval, cuya cuenta de Instagram para fans de Anderson tiene más de 1,8 millones de seguidores. Koval y su mujer, Amanda, afincados en Brooklyn, también publicaron el éxito de ventas Accidentally Wes Anderson: The Book, cuyo prólogo escribió el mismo Wes Anderson.
Las parodias, por supuesto, se han producido durante décadas, incluido el falso tráiler de terror de SNL de 2013 The Midnight Coterie of the Sinister Intruders, y el de CNN de 2016 The State of the Union Address as a Wes Anderson Film, que ridiculizaba el uso que el director hace de elementos como la perspectiva forzada y la cámara lenta. Otros videos se han centrado en aspectos específicos, como las idiosincrásicas tomas aéreas. Incluso un video de fusión de superhéroes como What If Wes Anderson Directed X-Men atrajo a millones de espectadores hace años.
A medida que los tráilers de Asteroid City ganaban visitas a principios de este año, los videos de TikTok hechos por fans con aspectos del estilo de Anderson empezaron a hacerse virales, con las personas realizando sus actividades cotidianas, como ir a comer, y a veces acontecimientos especiales, como el nacimiento de un hijo. La tendencia creció tanto que actores del reparto de Asteroid City, incluido Jason Schwartzman, aparecieron en sus propios TikTok.
Cuando se le pregunta si vería un reciente TikTok viral que pretende ser de su estilo –si se le enviara un enlace–, Wes Anderson declina con socarrona cordialidad: “Diría que no lo envíes”. Su aprensión es, en parte, de naturaleza artística. “A veces es tomar algún aspecto de lo que hago y reducirlo”, dice Anderson, señalando que la gente le ha mencionado los videos. “No quiero ver a otra persona haciéndome a mí y que luego alguien me llene de dudas”.
Yeoman ha visto un par de estos videos de TikTok –“Es como un homenaje a Wes de una manera muy halagadora”, dice–, sin embargo, son “un poco exagerados” para su gusto. Está listo para que la tendencia “siga adelante”.
Anderson ha aprobado Accidentally Wes Anderson, donde la gente envía historias junto con fotos que evocan su estilo, en lo que Koval llama “la intersección de un diseño distintivo y una narrativa inesperada”.
Anderson dice: “Me encantan los lugares que descubren. Lo que se representa son esencialmente cosas arquitectónicas, y me gustan mucho las imágenes y me parece que sí, que son lugares a los que quiero ir”.
Pero más allá de cómo interpreta su obra la cultura en línea, el director espera que, al ver películas como Asteroid City, los espectadores aprecien los arcos argumentales entrelazados de los personajes y la riqueza de las interpretaciones. También valora que cada vez busque nuevos retos, como rodar un amplio decorado desértico construido en las afueras de Madrid, con diseños construidos en el Sudoeste que recuerdan tanto a los dibujos animados de Looney Tunes como a películas de los años 50, como Ace in the Hole y Bad Day at Black Rock. Y se alegra de que él y el coguionista Roman Coppola hayan podido crear un rico papel protagónico para su frecuente colaborador Schwartzman, con quien Anderson trabajó por primera vez en Rushmore, cuando el actor sólo tenía 17 años.
Profundidad espacial. Profundidad narrativa. Y profundidad en las relaciones.
Hay experiencias cinematográficas que ni siquiera las redes sociales pueden aplanar.
Fuente: The Washington Post
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