La reciente publicación en español de Atlas de IA, de Kate Crawford, un libro fundamental para entender la dimensión física, geopolítica y profundamente humana de la inteligencia artificial, supone un buen pretexto para pensar en una bibliografía básica que explique parcialmente nuestra época.
Para completar esa lista posible he seleccionado libros de ámbitos clave como la neurología, la biología, la física cuántica, la sociología cultural y de las emociones, las especies compañeras, la tecnocultura o la filosofía de la imagen y del Antropoceno, todos ellos publicados durante los últimos 23 años en su lengua original.
Hace mucho tiempo que dejó de ser posible una visión de conjunto de las ciencias y las letras, una cultura humanista y científica que esté al día de los avances en todos los campos. Pero en la época de los papers, las publicaciones indexadas y la hiperespecialización, los ensayos –literarios y de divulgación– siguen siendo un lugar de encuentro y de discusión, transversal.
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Tras reseñar la novedad editorial, enumero otros nueve títulos, ordenados según su grado de complejidad, para auscultar el corazón de nuestra época. O las sinapsis de su cerebro.
Kate Crawford, Atlas de inteligencia artificial. Poder, política y costos planetarios: La Nube, en realidad, no es nada gaseosa, sino una intrincada red de cables submarinos y terrestres, terminales, macroservidores. Y la inteligencia artificial también precisa de una gran cantidad de materiales y recursos para existir, desde agua y litio hasta electricidad y mano de obra. La investigadora norteamericana organiza su ensayo en forma de mapamundi conceptual, que se eleva desde el suelo de la minería hasta el espacio exterior. Ya no hay capa del planeta que no esté condicionada por la tecnología de última generación. Tampoco hay ningún elemento de ella que no posea su propia historia. Crawford cuenta, por ejemplo, la de los principales conjuntos de datos y en su origen, casi siempre académico, encontramos a menudo un gesto éticamente discutible. La pregunta central es: ¿Cómo se hace la inteligencia artificial y con qué trampas nos encontramos en su proceso? En la respuesta, todas esas trampas son escrutadas y puestas en el contexto de la faceta más oscura de la historia de la taxonomía y la extracción.
Alessandro Baricco, The Game: En este cambio de siglo no sólo hemos cambiado de siglo, también de una forma de relacionarnos con el mundo. Google, las redes sociales o la inteligencia artificial han creado lo que el escritor italiano llama The Game, un espacio de relaciones humanas condicionado por los teléfonos móviles y el resto de pantallas que responde a la lógica del videojuego. Y que por momentos se confunde con la entera realidad. Baricco reconstruye la génesis de esa transformación, desde que en 1978 se lanzó Space Invaders, y analiza en un lenguaje sencillo cómo ha cambiado nuestra relación con la experiencia, la verdad, la autoridad, el futuro o la narración. Si tuviera que escoger una definición de todas las que hay subrayadas en mi ejemplar del libro, sería esta: “Storytelling es el nombre que le damos a cualquier diseño capaz de darle a un hecho el perfil aerodinámico necesario para ponerse en movimiento”.
Frédéric Martel, Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas: En el foco de este reportaje ensayístico está el diseño y la producción de los grandes éxitos de la literatura, el cine, la música o los videojuegos. Para abordarlo, Martel viaja a Nueva York, Hollywood y Bollywood, Ciudad de México y Brasil, Londres o Japón, porque cada región genera sus propios superventas y sus propias mitologías pop. El objetivo es entender “la geopolítica de la cultura y de los medios”, la “nueva cartografía de los intercambios culturales”. En las últimas décadas se han publicado varios libros que son al mismo tiempo mapamundis, es decir, que combinan el ensayo con el trabajo de campo en distintos continentes. Todos los del sociólogo francés siguen ese modus operandi, que da lugar a radiografías globales nada frecuentes en nuestras librerías. Cultura Mainstream conforma con Smart, sobre las empresas tecnológicas e internet, y Global Gay una posible trilogía.
Stefano Mancuso, El futuro es vegetal: “Las plantas conocen desde tiempo inmemorial cuáles son las mejores soluciones para la mayor parte de los problemas que afligen a la especie humana”, afirma el botánico italiano en las primeras páginas de este ensayo sobre diseño bioinspirado, que aplica a diversas parcelas de la experiencia humana las lecciones que se pueden aprender del reino vegetal. Tienen memoria pero no cerebro; se mueven sin musculatura; son estructuras descentralizadas y verticales que a menudo muestran arquitecturas complejas. Pueden ser inspiradoras tanto para idear nuevas formas de participación y democracia como para afrontar los retos del nuevo orden climático, como se constata en los experimentos y proyectos con los que Mancuso ilustra cada capítulo.
Sidarta Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños: La ciencia contemporánea está dando la razón a muchas leyendas y mitos antiguos. El campo de la neurología y de los estudios del sueño no es una excepción: se está comprobando que los sueños son predictivos y, sobre todo, adaptativos. Diseñan escenarios de futuro, preparan nuestra adaptación a ciertos sucesos que pueden ocurrir: “toma cuerpo una teoría general del sueño y los sueños que concilia pasado y futuro para explicar la función onírica como herramienta crucial de supervivencia en el presente”. Aunque en la columna vertebral del libro esté la explicación científica de ese vaivén entre memoria y oráculo probabilístico que mece nuestras siestas y noches, en el libro de Ribeiro también encontramos hermosas digresiones sobre historia cultural, drogas aborígenes y sueños lúcidos.
Shoshana Zuboff, La era del capitalismo de vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder: En este monumental estudio, la profesora de la Harvard Business School disecciona los movimientos que han hecho las grandes corporaciones tecnológicas de Silicon Valley para modificar nuestra conducta, generar perfiles de cada uno de nosotros, personalizar la publicidad y volvernos dependientes de los dispositivos y las estructuras que nos espían de día y de noche (teléfonos móviles, asistentes digitales, redes sociales, hogares inteligentes, reconocimiento facial). Tal vez el concepto que más desarrolla Zuboff sea el de la privacidad. Y la empresa más interrogada sea Google: “inventó y perfeccionó el capitalismo de vigilancia en un sentido muy similar a como General Motors inventó y perfeccionó el capitalismo gerencial hace un siglo”. Al tiempo que cambiaba nuestra relación con la información y con el conocimiento, creó un sistema publicitario extremadamente lucrativo aprovechándose de que no existía una legalidad que impidiera traficar con datos personales extraídos de la red. Con total impunidad.
Eva Illouz, El fin del amor. Una sociología de las relaciones negativas: La influyente socióloga de origen marroquí, célebre por su concepto “cultura de la terapia”, aborda en este libro el desamor o la ruptura como un “terreno privilegiado para entender de qué manera la intersección entre el capitalismo, la sexualidad, las relaciones de género y la tecnología produce una nueva forma de (no) sociabilidad”. Se ha escrito muchísimo sobre el flechazo, el enamoramiento, el sexo, el matrimonio o la familia, pero Illouz investiga en la cara B. El no amor, la falta de match, el desenamoramiento, el divorcio. En el otro lado encuentra la dimensión de los afectos que menos le interesa al capitalismo tardío, que nos sugiere que pasemos rápidamente a la siguiente transacción. A descargarnos Tinder o, como ocurre en la genial película Langosta de Yorgos Lanthimos, a pagar un viaje o una experiencia con otros solteros y solteras que también buscan el amor.
Benjamin Bratton, La terraformación. Programa para el diseño de una planetariedad viable: Aunque su opera magna, The Stack, siga inédita en español y en muchos otros idiomas, el teórico norteamericano es sumamente influyente en todo el mundo gracias a libros como éste, en que aborda conceptos claves de hoy con un lenguaje incisivo y gran intensidad. Si se entiende por “terraformación” la adaptación de otros cuerpos celestes para que puedan albergar la vida de la Tierra, Bratton propone que terraformemos nuestro propio planeta “si queremos que siga siendo una anfitriona viable”. Y que lo hagamos en clave urbana. Hay que pensar, ecocríticamente, en formas de gobernanza global que redirijan los flujos bioquímicos planetarios para que no conduzcan al colapso. No es la única idea contraintuitiva que encontramos en este ensayo provocador de diseño especulativo: una de las causas principales del cambio climático es la cultura, pues la autoexpresión humana en las redes sociales requiere un gigantesco costo de carbono y electricidad.
Joan Fontcuberta, La furia de las imágenes. Notas sobre las posfotografía: Vivimos en el capitalismo de la producción y el consumo excesivo de imágenes. Desde que el 11 de junio de 1997 se enviara la primera fotografía a través de un teléfono móvil, han proliferado demencialmente los aparatos que fotografían y graban, los gestos como el selfi o la reacción, y las herramientas y los entornos digitales en los que se pueden alterar, compartir, comentar o acumular las imágenes estáticas o en movimiento. El prestigioso fotógrafo, curador y profesor catalán es una referencia internacional del análisis de esa nueva realidad postfotográfica. “No asistimos al nacimiento de una técnica, sino a la transmutación de unos valores fundamentales”, afirma. La imagen deja de ser documento o memoria a través de la impresión de la luz y se convierte en conversación digital. “Antes la fotografía era una escritura, ahora es un lenguaje”, que nutre repertorios visuales, “compendios enciclopédicos”, datasets.
Donna Haraway, Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno: “¿Qué pasa cuando el excepcionalismo humano y el individualismo limitado, esos antiguos clichés de la filosofía y la economía política occidentales, se vuelven impensables en las mejores ciencias, sean naturales o sociales?”, se pregunta la veterana filósofa de la ciencia. La respuesta es este ensayo de pensamiento tentacular, ficción especulativa, feminismo y estudios multiespecies sobre la vida y la muerte en nuestra tierra herida. Se impone la necesidad de la sim-poieis, el hacer-con, en lugar de la tradicional auto-poiesis o auto-creación. Tejer lazos con otros humanos y no humanos en el plano de los cuerpos; tejer ideas entre las tecnologías, las ciencias y las letras, en el de la mente.
Lisa Randall, Universos ocultos: En los mismos años en que se ha llegado a fotografiar un agujero negro y a cartografiar con bastante precisión el universo, la catedrática de física de la Universidad de Harvard nos ha invitado a pensar no sólo en esa dimensión conocida de la realidad, sino también en la posibilidad de que existan dimensiones extras, absolutamente ignotas. Al fin y al cabo: “No conocemos ninguna teoría física que dicte que deba haber sólo tres dimensiones espaciales”. Como la mayoría de los libros de divulgación en física cuántica y astronomía, el de Randall parte de una historia abreviada de su campo, que concluye en la física de partículas y la teoría de cuerdas actual, que investiga en las branas, esas regiones determinadas del espacio-tiempo que se extienden por una rebanada posiblemente multidimensional del espacio, y otros objetos parecidos, como las p-branas, “que se extienden hasta el infinito solamente en algunas dimensiones y que los físicos dedujeron matemáticamente usando la teoría de la relatividad de Einstein”. Y después nos sumerge en la especulación: es posible incluso que existan los “agujeros negros extradimensionales”. Ojalá Christopher Nolan filme una película que nos permita visualizarlos.
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