Diciembre de 2001 y qué sucede cuando la historia vuelve a repetirse

La serie aborda con precisión narrativa los personajes clave, el clima político y el desenlace trágico del gobierno de Fernando De la Rúa. Una escena icónica de Kubrick y la crisis en Jujuy, se vinculan a través del tiempo

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Mucho tiempo atrás, cuando se pensaba en el futuro se le otorgaban cualidades de avanzada: despliegues científicos impresionantes, con autos voladores atravesando los cielos, estaciones espaciales instaladas en la Vía Láctea, y máquinas que tomaban el control como, por ejemplo, en la gran película de Stanley Kubrick 2001, odisea del espacio, filmada en 1968. En la introducción, unas escenas se sitúan en la prehistoria, cuando millones de años antes del surgimiento del homo sapiens, unos primates descubren el uso de un hueso como un instrumento de choque y agresión, al comprobar cómo destruye el osario de una vaca muerta, primero. Y luego, cómo en un enfrentamiento con una tribu de homínidos rival el ataque incluye el uso de esos huesos con los que matan a los líderes enemigos. Esas escenas marcan un camino de la evolución, sintetizada cuando un primate vencedor de la pelea lanza a los cielos el hueso en señal de triunfo y, por obra del montaje, el hueso se transforma entonces en un satélite en órbita, ya en la época espacial en la que se desenvolverá el film.

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Nuestro 2001 estuvo más cerca de la escena de los primates, en un sentido, que el de la sofisticación tecnológica y galáctica. Así se puede verificar al ver los seis episodios de la serie Diciembre 2001 (Star+) dirigida por Benjamín Ávila, interpretada por un gran elenco y basada en el libro El palacio y la calle del periodista Miguel Bonasso. La producción relata aquel agitado mes de comienzos de siglo que marcó un quiebre histórico en la Argentina. El gobierno de Fernando de la Rúa (Jean Pierre Noher) y Chacho Álvarez (Fernán Mirás), que había asumido en 1999, no podía encontrar un rumbo para salir de la megacrisis que atravesaba la nación luego de la década menemista y la paridad del peso con el dólar estadounidense, que había destruido la base industrial nacional -provocando la expulsión de millones de trabajadores al desamparo de la desocupación-. A la vez, se había entregado las riquezas productivas locales al lucro de compañías extranjeras en un acto de sumisión colonial desembozado.

La serie muestra la renuncia de Chacho Álvarez y su pronto rol de promotor del retorno del ministro de economía del menemismo Domingo Cavallo (Luis Machín). Detrás, Eduardo Duhalde (César Troncoso) se prepara para el poder, sea mediante el ingreso al gobierno o como sea. A la vez que el expresidente Raúl Alfonsín (Manuel Callau) observa el desarrollo trágico de los acontecimientos. La narrativa se centra en Chrystian Colombo (Luis Luque), el jefe de Gabinete de De la Rúa, y Javier Cach (Diego Cremonesi), un asesor de Colombo. Ambos palpitan la declinación del gobierno del que forman parte, paso a paso, a manos de un presidente impotente, desorientado y que sólo confía en las dotes mágicas de Cavallo y en su hijo Antonio (Ludovico Di Santo), un atolondrado joven del entonces famoso “Grupo Sushi”.

La frase atribuida a María Antonieta (“Si no tienen pan, que coman pasteles”), frente a los reclamos de los hambrientos de la Revolución Francesa en la París de 1789, volvía a cobrar sentido.

En "Diciembre de 2001", Jean Pierre Noher interpreta a Fernando de la Rúa y Luis Machín, a Domingo Cavallo (Foto: Star+)
En "Diciembre de 2001", Jean Pierre Noher interpreta a Fernando de la Rúa y Luis Machín, a Domingo Cavallo (Foto: Star+)

Con muy buenas actuaciones del elenco en general, entre las que se destacan la de Luis Luque y el Cavallo de Luis Machín, la serie muestra el clima áspero y decadente de ese periodo de la historia, que culminaría en los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001. El actor Jean Pierre Noher contó que una parte importante de la serie se filmó durante el encierro de la pandemia, circunstancia que contribuyó al logro de ese clima enrarecido que conformaban las intrigas palaciegas de 2001; que le ganan a la voz de la calle, también retratada en el libro de Bonasso. De cualquier modo, si el palacio está tan bien contado, debe señalarse que aun el cine argentino no filmó las multitudes que produjeron la caída de Cavallo, primero, y De la Rúa, luego, en una gran movilización de aquellas que nutren los grandes sucesos nacionales.

Como las producidas por las milicias porteñas contra los invasores ingleses de 1806, la revolución del parque de 1890 (que dio nacimiento al partido radical) que derrocó en las calles a Juárez Celman, las grandes movilizaciones obreras de las primeras décadas del siglo XX y sobre todo, la gran huelga general de la construcción de 1936, el 17 de octubre de 1945 que liberó a Juan Perón, el 29 de mayo de 1969 que constituyó el Cordobazo, las grandes huelgas y coordinadoras obreras de junio y julio de 1975 que hicieron caer a Celestino Rodrigo y al creador de la AAA y ministro de Isabelita, López Rega, y, finalmente, el 19 y 20 de diciembre de 2001. Entre otras.

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¿Por qué se aludió a los primates del 2001 de Kubrick como resonancia de la serie Diciembre 2001 (una producción que debería ser vista por todos)? El clima de desorientación de De la Rúa y sus acólitos, primero, y la salida voraz y represiva (semejante a los golpes del primate contra su enemigo) que provocó 39 asesinatos, permiten esta comparación.

Las imágenes de la serie muestran, de manera documental y con recreaciones, los saqueos en medio de la crisis y el hambre en diciembre de 2001, y luego las protestas ante el decreto del Estado de Sitio dictado por De la Rúa el 19 de ese mes y que provocaron la caída de Cavallo pasada la medianoche. También las grandes marchas del 20, protagonizadas tanto por oficinistas del microcentro y trabajadores de todo tipo -tanto porteños como del conurbano-, reprimidos con balas de fuego, que provocaron la renuncia de De la Rúa durante esa tarde de verano.

La serie utiliza imágenes reales de las protestas sociales del 19 y 20 de diciembre de 2001 (Foto: Télam S.E.)
La serie utiliza imágenes reales de las protestas sociales del 19 y 20 de diciembre de 2001 (Foto: Télam S.E.)

Esas jornadas forman parte de la historia reciente argentina y, para quienes estuvimos en las calles enfrentando el Estado de Sitio el 19 y reclamando el día siguiente la renuncia del presidente ajustador De la Rúa junto a multitudes inconmensurables (un estudio de hace unos años indicaba que a lo largo del 20, unas 600 mil personas se movilizaron en los alrededores de Plaza de Mayo) forman parte esencial de la memoria íntima y colectiva que supimos, como pueblo, protagonizar.

Se debe decir que muchos miembros de ese gobierno que sólo produjo penurias a la población (salvo a su sector más rico, el empresariado nativo y extranjero y los financistas de toda laya) siguen vivitos y coleando y postulándose en las elecciones de este 2023. Fernando de la Rúa, firmante del Estado de Sitio y la salvaje represión, fue absuelto de las muertes que su obrar produjo y falleció en 2019. El secretario de Seguridad Enrique Mathov fue condenado a 4 años y tres meses de prisión y Rául Santos, entonces jefe de la Policía Federal, recibió 3 años y seis meses de condena. Ambos apelaron a la Corte Suprema, última instancia que debería decidir sobre un juicio que lleva ya más de veinte años. Mientras, caminan en libertad.

Ayer y hoy.

Marx escribía en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. Estos días el país asistió a una rebelión popular enorme que se gestó en la provincia de Jujuy, tierra protagonista de gestas como el éxodo contra los colonialistas españoles o, más recientemente, los cortes de ruta y protestas que protagonizaron el comienzo del fin del menemismo y el surgimiento de los piqueteros como actores sociales en la historia contemporánea de la nación.

Protestas sociales en Jujuy, en la semana del 18 de junio de 2023
Protestas sociales en Jujuy, en la semana del 18 de junio de 2023

La gran lucha contra la reforma constitucional del gobernador Gerardo Morales, que fue prohijada entre cuatro paredes casi clandestinas y en acuerdo con el Partido Justicialista provincial, provocó que a las movilizaciones docentes por salario se sumara la consigna que reclamaba la caída de la reforma, de fuerte tinte represivo, al punto de prohibir los piquetes. (Se debe consignar que los piquetes forman parte de la historia de luchas de la clase obrera internacional y que en estos mismos momentos los guionistas de Hollywood –¡sí, los guionistas de Hollywood!– realizan los suyos frente a las grandes productoras en los Estados Unidos).

Gerardo Morales fue ministro de Desarrollo Social (sí, desarrollo social en el gobierno del hambre) de De la Rúa. Su acción represiva en Jujuy estos días, que provocó 170 detenciones y alrededor de 80 heridos, contó con el respaldo férreo de la precandidata presidencial de Juntos Por el Cambio Patricia Bullrich, que fuera ministra de Trabajo de De la Rúa (ministra de trabajo de un gobierno con picos históricos de desocupación). Horacio Rodríguez Larreta (que también apoyó a Morales) era uno de los directivos del PAMI en aquel gobierno. Ricardo López Murphy, antecesor de Cavallo en el gobierno de De la Rúa como ministro de Economía (debió renunciar ante las protestas por sus primeras medidas de ajuste, a los pocos días de asumir), acaba de sellar un acuerdo para ser ministro de Bullrich de ser ella la próxima presidenta.

Y así. La historia se repite como farsa.

Téngase en cuenta que las luchas de los jujeños también se pueden reproducir y que las alturas de las montañas pueden ser espejos para los habitantes de los llanos, los esteros, los valles y las estepas patagónicas de este intrépido país.

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