Mientras se prepara para inaugurar el 12 de julio en Londres, en una antigua iglesia protestante, una instalación que recubrirá por completo las paredes de adobe hasta simular una capillita del norte profundo de la Argentina, el artista tucumano Gabriel Chaile acaba de presentar en Nueva York una inmensa escultura titulada El viento sopla donde quiere en el parque elevado High Line, un hito en su carrera que coincide con la muestra Time, Times, and Half a Time en la sede de la galería Barro, en Manhattan.
La de Londres es la primera muestra institucional en Reino Unido del artista que expuso en la muestra central de la Bienal de Venecia 2022, La leche de los sueños: esta vez una instalación escultórica de gran escala en Studio Voltaire, en el corazón de la capital inglesa, y que una vez convertida en capilla albergará las pinturas de Laura Ojeda Bär.
“Es un proyecto que estamos desarrollando con Laura que es amiga y también miembro de la cooperativa NVS que fundamos aquí en Lisboa. El espacio era una antigua capilla protestante y ahora es un cubo blanco para exposiciones. Lo que hicimos fue transformarlo, cubrir las paredes completamente en adobe y el piso de ladrillos de arcilla, para simular las capillitas que hay en el norte profundo de Argentina, en Catamarca, Jujuy, en los cerros tucumanos. Estoy acostumbrado a hacer esculturas de bulto pero esta vez me meto con la arquitectura, así que es algo realmente nuevo”, dice en una entrevista el artista nacido en Tucumán en 1985, sobre su más flamante proyecto.
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La muestra, que aun no tiene título -tal como comenta Chaile- y que se verá hasta el 10 de septiembre próximo crea una ambiciosa instalación escultórica a partir de la particular arquitectura de la sala de Studio Voltaire, con la que Chaile vuelve a dar cuerpo poéticamente a narrativas ancestrales y al pensamiento indígena negado y reprimido por la colonialidad.
“Lo de la arquitectura es algo que vengo pensando hace mucho en realidad, en diseñar vivienda social, pero era más que nada una inquietud en mi tiempo libre. Me encanta estudiar sobre la construcción de vivienda social. También estaba diseñando una casa para mi familia en Tucumán. En ese pasatiempo fue que se me ocurrió el proyecto para Vaulter, el primero que hago en colaboración”, desgrana este joven artista -el menor de ocho hermanos, de padre albañil y madre vendedora de pan casero- en diálogo desde Lisboa, donde la pandemia en 2020 lo tomó por sorpresa y hoy es su hogar permanente.
Habrá un juego de referencias dentro de la exposición, tal como adelanta el artista: las pinturas de Ojeda Bar, sobre las pared son en su mayoría autorretratos; uno de ellos estará dedicado al artista tucumano. Por su parte, Chaile va a mostrar dentro de la sala-capilla una escultura pequeña “que se va a llamar Laura”, detalla.
Según el comunicado de Studio Voltaire en relación a la exposición, “este gesto monumental envolverá al espectador dentro de una arquitectura ambiental, como si estuviéramos habitando uno de los contenedores ricamente táctiles y de color terracota del artista” y añade: “Esta comisión representa un desarrollo importante en la práctica de Chaile, y su recuperación del espacio ritual, sagrado y colectivo”.
Es que la colaboración es clave para el trabajo de Chaile, como lo ha evidenciado en anteriores esculturas que han sido hornos funcionales para cocinar y compartir comida, en ollas populares, así como en la fundación de un espacio experimental para reunir una red internacional de artistas, amigxs y colegas, NVS en Portugal.
La muestra en Londres será un corolario visual de la más reciente inauguración de Chaile, “El viento sopla donde quiere” (The wind blows where it wishes), inaugurada y concebida especialmente para el High Line de Nueva York, el parque elevado y a cielo abierto de Manhattan, por encargo de su curadora, la italiana Cecilia Alemani, quien también lo había convocado a la exposición central de la Bienal de Venecia en 2022.
La obra de adobe, que permanecerá a la vista del público hasta abril de 2024, se ubica a la altura de la calle 24 de la isla de Manhattan, y busca interactuar con las fuerzas naturales circundantes: el viento, la lluvia, la nieve y la vegetación. Su título responde a un versículo del Evangelio de San Juan, que reza “El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu”.
“Cuando inmediatamente después de Venecia, Cecilia me invitó me invitó al High Line, yo quedé así como ¡wow! Nos conocemos desde el 2018 con ella, partir de Art Basel City y se armó una relación súper linda donde ha apoyado en gran medida mi carrera”, relata el tucumano quien para inspirar ese trabajo para el parque a cielo abierto de Nueva York volvió a su provincia natal y luego a Jujuy, que no conocía: “Y volví con ideas de allá”, detalla este creador que en sus producciones regresa una y otra vez a sus orígenes en el noroeste argentino.
La escultura ya emplazada, “parece estar caminando”, apunta Chaile y asegura que se valió de las dificultades que imponía el espacio: “Trabajé a partir de de las reuniones que tuvo con el productor y él me decía todos los ‘No’ que debía tener en cuenta, porque es el espacio público, no es una sala, pasan mil personas por ahí, llueve un montón, cae nieve, hay mucho viento, es cerca del mar. Me quedé pensando mucho en todo eso que me dijo que no podía hacer y al final, él nombró tanto al viento, por las cuestiones técnicas que había que cuidar, que yo decidí ir por ese lado, realizar una escultura que sea parte de todo eso”.
Esta pieza, entonces en el parque elevado construido sobre una antigua línea de ferrocarril de Nueva York, completamente rodeada de rascacielos, juega con el viento y las diferentes condiciones meteorológicas: la figura con impronta de cerámica arqueológica precolombina toca una flauta, parece andar de manera elegante, tiene unas asas, mientras que el agua de lluvia, cuando la toca decanta sobre las plantas, y el viento logra crear música al entrar en contacto. “La flauta es un homenaje a un grabado costumbrista de otro tucumano, Alfredo Gramajo Gutiérrez, llamado ‘Estabilidad’”, detalla Chaile.
Pero también, la escultura es el resultado de numerosas observaciones como los dibujos de la naturaleza de Leonardo da Vinci, los pasajes bíblicos sobre el viento como transmisor de fuerzas, las representaciones de fenómenos naturales en la historia del arte y las cerámicas arqueológicas precolombinas del noroeste de Argentina.
“Me crié en una familia protestante, por eso las referencias bíblicas -dijo sobre el título la pieza-. Es una lectura que de chico disfruté un montón y que decidí incorporar a este trabajo no necesariamente como en una cuestión evangelista, sino como una cuestión poética del texto en sí, conceptual”, aclaró.
Finalmente, Chaile se encuentra exhibiendo por estos días -y hasta el 15 de julio-, en la sede de la galería Barro de Nueva York una exposición individual pensada para coincidir con la inauguración en High Line, tanto es así que el título de la misma, “Time, Times, and Half a Time” (Tiempo, tiempos y medio tiempo), también procede de una referencia bíblica (Daniel 12:7) y se compone principalmente de huevos y ladrillos, materiales que ya ha utilizado en exposiciones anteriores.
En la sala principal de la galería se expone una instalación titulada “Salir del surco al labrar la tierra: delirios de grandeza II”, y en la segunda sala “Proto”, una película representada sólo por su sinopsis, un cartel, tres esculturas y una serie de ocho dibujos que construyen una narración como si fuera una secuencia animada.
El artista, dice el comunicado de Barro, “evoca la imagen de un templo sagrado donde se incuban nuevas formas de vida. En un templo hecho de adobe, huevos, materiales orgánicos y hierro, Chaile evoca la imagen de Dios como la de un albañil incansable que erige opulentas viviendas para los demás. En cambio, su propia casa sigue siendo un monumento inacabado”, reza el texto sobre el artista que rinde homenaje permanente a su propia historia personal y reivindica la cultura popular en la que se formó.
Fuente: Télam S. E.
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