Johnny Lydon y el punk como combustible de resistencia

Tras la pérdida de su esposa, el carismático líder de Public Image Ltd. y ex Sex Pistol regresa a los escenarios. Un repaso por una vida talentosa, polémica y feroz

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Johnny Rotten y Sid Vicious tocando en vivo en el escenario en The Great South East Music Hall & Emporium, en la última gira de la banda (Richard E. Aaron/Redferns)
Johnny Rotten y Sid Vicious tocando en vivo en el escenario en The Great South East Music Hall & Emporium, en la última gira de la banda (Richard E. Aaron/Redferns)

Ahora lo sabemos con el almanaque de nuestro lado: No future fue el eslogan con más futuro en la historia del punk y que desbordó su propio algoritmo de acción para filtrarse en el corazón del rock y, claro que sí, en las entrañas de la cultura pop. No hay que olvidarse que todo empezó en un local de ropa: “Sex” de Vivienne Westwood y Malcolm McLaren. Ese fue el primer disparo dialéctico del punk salido como un grito imperecedero de la garganta de Johnny Rotten (¡Aullido!) y acompañado por unos Sex Pistols que estaban encontrando su destino en la canción God Save The Queen. Decir No Future representó, entonces, un cuestionamiento y una reflexión sobre el tiempo. Y quedó sellado para siempre -como una mancha de petróleo- en los libros de historia como signo de época ineludible.

Hay que decirlo: no se trataba solamente de habilidad para el marketing escandaloso y pegadizo hasta la perturbación. Hablar del tiempo de esa manera no era solo rabia justificada para la juventud oprimida de entonces, era profundamente filosófico y, en un sentido tradicional, artístico (algo que vio con claridad el crítico Greil Marcus y lo señaló en el libro Rastros de Carmín buscando antecedentes del punk en los dadaístas, los situacionistas y el surrealismo). Ya lo decía el ensayista anarco-individualista norteamericano John Zeezan (1943): “Todo rebelde, por tanto, se rebela contra el tiempo y su implacabilidad. La redención tendrá que ser, en un sentido muy fundamental, redención del tiempo.” Y una cosa más: Johnny Rotten tenía muy en claro que hablar del tiempo era hablar de la muerte. Por algo en Anarchy In The UK comienza diciendo con risa irónica: Right now! (¡Ahora mismo!). No existe otro momento que el presente. No era nihilismo, era lucidez.

Lo que nos lleva a pensar en lo siguiente: si la existencia total de Sex Pistols fue de dos años (les alcanzó para destruirlo –y reinventarlo- todo con un solo disco: Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols), la carrera de PIL (Public Image Ltd.), su siguiente banda, lleva más de 40 años -y contando- y más de 10 discos publicados. ¿Y el No Future?

Johnny "Rotten" Lydon y Nora Forster se casaron en 1979, un año después de la separación de Los Sex Pistols (Facebook John Lydon)
Johnny "Rotten" Lydon y Nora Forster se casaron en 1979, un año después de la separación de Los Sex Pistols (Facebook John Lydon)

Pero en ese pasaje que va del punk al post punk (una de las evoluciones más sorprendentes y atractivas del rock inglés) hay una historia de amor en el medio como trama y magma secreto: la que llevaron adelante Nora Forster y John Lydon (ya había dejado de ser Rotten porque el amor te saca de la podredumbre), que también duró más de 4 décadas. Sin embargo, el último 6 de abril, desde las redes sociales de Lydon se leyó lo siguiente: “Descanse en Paz Nora Forster: Es con gran pesar que compartimos la triste noticia de que Nora Forster, la esposa de John Lydon durante casi 5 décadas, falleció. Nora había estado viviendo con la enfermedad de Alzheimer durante varios años. En ese momento, John se había convertido en su cuidador a tiempo completo. Por favor respete el dolor de John y déjele espacio.”

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Unos meses antes, el 9 de enero, PIL había sacado una nueva canción: Hawaii. Dedicada a su compañera de toda la vida, Lydon canta en un momento: We’re here, you and me (Estamos aquí, tú y yo). Nuevamente la consciencia del momento, del presente. Y sigue la canción con varias certeza: All journeys end/Some begin again (Todos los viajes terminan/Algunos comienzan), Don’t fly too son/No need to cry, in pain/You are loved (No vueles demasiado pronto/No hay necesidad de llorar, en el dolor/Eres amada). Y la canción cierra en forma de ruego frente a una enfermedad despiadada como el Alzheimer: Remember me, I remember you (Recuérdame, yo te recuerdo). Pareciera que Lyndon, incluso en este momento tan complejo de su vida sigue rondando los mismos temas: el tiempo, la memoria, la muerte.

Public Image Ltd (Pil) - Hawaii

Por entonces, Lyndon declaró a la revista Mojo sobre la naturaleza emotiva de la canción, un material que puede parecer, quizás, alejado de sus intereses: “Con PiL, somos capaces de ir en cualquier dirección. No tengo barreras ni miedos. Hacemos todas las emociones y estamos completamente preparados y comprometidos para profundizar en una tragedia como estamos comprometidos a llegar a la enésima elevación de la felicidad, si ese es el tema de la canción.”

Lo que vino después del fallecimiento de Nora Forster fue la salida de un nuevo single, el marcial Penge, y el anuncio del primer disco de PIL en 8 años: End of World, que tiene 13 temas. En poco tiempo se supo que emprenderían una gira de 2 meses (septiembre y octubre) por Europa que comienza el 11 de septiembre en el Reino Unido. El hombre que alguna vez gritó No Future sigue vislumbrando un mañana luego de encontrar la soledad después de una historia de amor que lo acompañó toda su vida adulta. ¿Cómo es posible seguir? ¿Qué hace que una vida continúe?

Public Image Ltd. - Penge

De raíces irlandesas y escocesas pero nacido y crecido en Inglaterra, John Lyndon (1956) viene lidiando con la memoria, el tiempo y la muerte desde su más temprana infancia. Ya que a los 7 años de edad fue víctima de una meningitis que lo llevó a pasar una temporada internado en el hospital y tuvo como secuela una amnesia absoluta (además de problemas irreversibles en la postura, la vista y la garganta), que lo obligó a tener que reaprenderlo todo desde cero: recuperar el habla, la memoria, la movilidad, la conexión con el entorno.

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Esta experiencia lo marcó para siempre porque le mostró la fragilidad con que las cosas (de la vida en general) y cómo todo –definitivamente todo- puede perderse para siempre de un día para el otro. También lo resintió para toda la cosecha. Conviene retener esto cuando pensamos en Lydon (y en artistas de su estirpe): el resentimiento puede volverse un combustible creativo, un material de invención muy potente. Por este motivo su autobiografía, francamente extraordinaria, se llama La ira es energía. Por eso, no había nadie más listo que él para estar al frente de ese tanque imparable de guerra y confrontación llamado The Sex Pistols.

"La ira es energía", de Johnny Lydon
"La ira es energía", de Johnny Lydon

¿Qué fueron los Pistols en esencia? Una forma de desviar el curso racional de la Historia. Un punto límite que señala que las cosas tienen que cambiar de algún modo, en algún momento y que la única manera de lograrlo es con violencia, cinismo y desde las cenizas de la clase trabajadora. De esta manera, su presencia representaba una falla en la Matrix porque era muchísimo más que música: contaminaron la cultura en varios niveles. No tenía sentido y sin embargo sucedió: su existencia revolucionó su tiempo y su influencia llega hasta nuestros días. Es como decía el poeta francés Jean Cocteau: Lo consiguieron porque no sabían que era imposible.

El documentalista Julian Temple los retrata en dos documentales que son experiencias reveladoras: The Great Rock ‘n’ Roll Swindle (1979) y The Filth and the Fury (2000). Lo que se ve en estas películas, y sobre todo en el último recital de la banda en 1978 en San Francisco (está en YouTube y es impresionante la tensión que se vive), es que fueron días aterradores de principio a fin. Pero a Lydon le dejaron una enseñanza: todo lo que nace como revolución será usado por el capitalismo como moneda de cambio. Tenía que usar esa sensación de estafa como concepto estético. Y de ahí, otra vez: el resentimiento puede ser creativo, nace la idea de una corporación que reviste la forma exterior de banda de postpunk. Nacía Public Image Ltd. (PIL).

Jhonny y Nora (Facebook John Lydon)
Jhonny y Nora (Facebook John Lydon)

Hay un viejo chiste que dice que un postpunk es simplemente un punk pero con biblioteca. Johnny Lydon cuenta que el nombre de su nueva banda salió de un libro de Muriel Sparks: Public Image. La novela era sobre el mundo corporativo y Lydon consideró que podía tomar eso para el packaging estético e ideológico de su nuevo proyecto. En cierta manera, la idea que eran una empresa privada que proveía un servicio al público: la música.

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Debutan el 20 de diciembre de 1978 en Bruselas. Y lo que se escuchó fue un sonido que lograba otro imposible: un más allá de los Sex Pistols. Sumando ritmos, matices vocales, letras, colores representativos y distintos niveles de oscuridad que había ver (y escuchar) a PIL como un paso más en la batalla personal de John Lydon. Pero algo importante: ¿contra quién peleaba ahora? Si antes el enemigo claro era el Sistema en su totalidad y la monarquía inglesa como identidad a derribar, por entonces, Lyndon se vuelve más cínico que nunca y comprender que hay que usar las vestimentas del capitalismo para mostrar su absurdo y locura. Se volvió un espejo de la demencia de un estado de cosas (el capitalismo global y el liberalismo económico) que no llevaba más que a más muerte, desigualdad, exclusión y destrucción.

Después de dejar Sex Pistols, Johnny volvió a su apellido Lydon y formó Public Image Ltd. Foto: Facebook John Lydon
Después de dejar Sex Pistols, Johnny volvió a su apellido Lydon y formó Public Image Ltd. Foto: Facebook John Lydon

Si pensamos en términos puramente sonoros, sus primeros tres discos son obras maestras absolutas: First Issue (1978), Metal Box (1979) y The Flowers of Romance (1981). Según Flea y Thurston Moore, lo dicen en el documental The Public Image is Rotten de Tabbert Filler, se volvieron biblias o “el álbum blanco” de esa generación que construyó la música alternativa en los 80 y desemboca en la masividad de Nirvana.

Es de este modo como PIL se puede apreciar como una evolución respecto del punk y en muchos sentidos complejizó lo que Lydon venía desarrollando con los Pistols. ¿De cuántos artistas se pueden decir que están a la altura de su pasado y que modificó la música 2 veces? La respuesta se vuelve difusa cuando se piensa en la figura pública de Lydon: apoyo a Trump, publicidades de manteca, participación en realities shows de dudoso gusto, entre otras cosas.

Sin embargo, su obra artística se defiende como pocas y ahora PIL, otra banda de existencia muy conflictiva (cambios de integrantes, con muchos traslados y traiciones internas en su haber), está de regreso: End of World se publica el 11 de agosto. Pero Lydon también tiene planificado una experiencia detrás de la música: una gira de Stand Up (lo llama Spoken Word Tour) para el 2024 llamado ‘I Could Be Wrong, I Could Be Right’. Su fuerza discursiva parece alcanzarle para enfrentarse a una audiencia. ¿Qué hace que una vida continúe a pesar de todo? En el caso de Johmmy Lydon está claro que el punk fue resignificado como un combustible de resistencia. ¿Mañana es mejor?

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