María Suárez es una artista multifacética y ha desarrollado numerosos proyectos que han llevado su música por el mundo. La compositora, guitarrista y cantante nació en la ciudad de La Plata, pero desde 2006 se estableció en Neuquén. Se ha destacado por transitar su profesión entre la música académica y la popular. Compuso piezas solistas, música de cámara, obras sinfónicas, corales y óperas, al mismo tiempo qué ciclos de canciones registradas en los álbumes Río Madre (2009), Fabulario (2017), Brasilerías (2019) y Respiraluz (2019). También creó músicas originales para obras de teatro de sombras, teatro, cine y televisión. Sus obras fueron interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Río Negro y la Orquesta de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”.
Ahora, está presentando su primera ópera Secretos del árbol, una historia de amor atravesada por la discapacidad, que interpela los parámetros de belleza de nuestra sociedad. “El hecho que exista una protagonista en una ópera que tenga una discapacidad es absolutamente novedoso. En el lenguaje lírico no hubo personajes principales ni secundarios en sillas de ruedas. Es un tema que no se aborda habitualmente”, le dice a Infobae Cultura en la previa del estreno: este domingo 18 y domingo 19 en la Usina del Arte. Cuenta con dirección musical de Lucía Zicos, dirección escénica de Ximena Belgrano Rawson, y un elenco de grandes voces encabezado por Laura Polverini y Fermín Prieto.
La ópera en dos actos se centra en la historia de amor entre Amadeo y Alma, una mujer en silla de ruedas. Ella desarrolla su profesión en el ámbito editorial y de la moda. Él está regido por los mandatos y prejuicios de la sociedad y se sorprende por la atracción inesperada que siente hacia esta mujer. Debe liberarse de sus propios demonios y ataduras para escuchar su alma. La ópera reflexiona sobre las dificultades que el mundo ofrece al desarrollo de una persona con discapacidad y los parámetros de belleza que rigen a nuestra sociedad, retomando el lenguaje de la ópera desde una perspectiva latinoamericana y actual.
Infobae Cultura conversó con la artista, en las horas previas al estreno de “Secretos del árbol” en el Centro Cultural del barrio porteño de La Boca.
—¿Cómo nació la historia de esta ópera y por qué decidiste incluir el tema de la discapacidad?
—Está inspirada en mi hija Eva y en su lucha por salir adelante. La discapacidad es una temática. Me parece muy interesante que la sociedad debata sobre la inclusión en discapacidad puntualmente. Además, trabajamos también la cuestión de la empatía entre mujeres. El personaje principal tiene una gran amiga que es la que le ayuda a salir adelante con una mirada completamente inocente sobre la particularidad de Alma. Me pareció importante rescatar la amistad entre las personas. Fue muy adecuado que estos dos personajes femeninos tuvieran un vínculo muy especial, de apuntalarse, apoyarse y luchar contra el bullying dentro de la oficina donde ellas trabajan. Otro eje de la ópera son los pueblos originarios. Quería recuperar un poco el concepto de El elixir de amor, pero desde una mirada latinoamericana, rescatar los rituales chamánicos y cuestiones que tienen que ver con nuestra ancestralidad.
—¿Cómo lograste incluir lo ancestral a tu trabajo?
—Retomó la figura del árbol como ser natural, fuente y protector de la vida. Justamente el personaje del árbol es representado por Alma, que aparece en los sueños Amadeo, porque el árbol no puede caminar, determinar o volar. Sin embargo, tiene una vida interior muy profunda, de mucha sabiduría, es la simbología que quería usar. Todo esto me conecta con los pueblos originarios porque se trabaja la cuestión de la naturaleza y el vínculo del ser humano con ella. Me pareció muy poético que desde la ópera se pueden trabajar cuestiones como el bullying, la falta de empatía, pero sin caer en golpes bajos. A lo largo de la obra, todos los personajes van evolucionando. En ese sentido, es muy optimista y deja un mensaje superador a la sociedad. De todos modos, no deja de ser, en el sentido tradicional, una historia de amor y se recupera esta cuestión del amor como una virtud humana, algo sagrado que los seres humanos tenemos para brindarnos y que está un poco sesgado hoy.
—Todo lo que contás genera imágenes muy cinematográficas…
—El lenguaje de la ópera se podría vincular con el lenguaje cinematográfico, en el sentido de que reúne disciplinas como la música, el teatro, el lenguaje coreográfico, el lenguaje plástico, la escenografía, la iluminación. Todos esos lenguajes confluyen en algo conmovedor, es algo maravilloso que llega directamente al corazón. Para la música de esta ópera en particular, busqué algo bello y que tuviera profundidades a nivel musical, a niveles de la elaboración de la orquestación y la armonía musical. Pero no quería llevarla a un lenguaje exótico sólo para entendidos, sino que cualquier persona que se sentara en la butaca pudiera recibir el mensaje, porque lo central en esta obra es trabajar la temática de la discapacidad, entonces en esa simpleza de un mensaje que llega al espectador se logra el objetivo. Traté de elegir un lenguaje que gustara, con melodías que por momentos son pegadizas, pero, al mismo tiempo, ser fiel a mi ser como compositora donde busco siempre profundizar, que la orquestación sea hermosa: hay arpas, piano, cuerdas, maderas, bronces, percusión.
—¿Qué importancia tiene a nivel de género que sea una mujer la que esté al frente de la escritura de una ópera?
—Mucha. Es bastante atípico que se escriba una ópera en Argentina y muchísimo más que sea escrita por una mujer. Son muy pocos los casos, uno es el de Mailen Ubiedo Myskow que está llevando adelante una enorme tarea con la ópera villera. Ella llevó la ópera a los barrios y están trabajando en una escuela de formación musical. En mi caso, me estoy recién incorporando al mundo de la ópera, es mi primera obra y si todo sale bien el año que viene voy a tener una segunda. Es un mundo que me ha atrapado, me parece superintenso y es un ámbito donde puedo combinar mis dos pasiones que son la música y la palabra.
—En tu carrera has pasado profesional por muchas instancias muy distintas, ¿dónde te encontrás hoy?
—Estoy pudiendo explorar mi pasión por la composición en todas las facetas posibles, sin abandonar mi amor por la música popular, que la voy retomando desde otros discursos, desde otros ámbitos. En cuanto a la docencia, tengo una profunda pasión por hablar de música y creo que cuando me encuentro con estudiantes, con gente que se está formando, me apasiona mucho en tratar de transmitirles ese amor que yo siento. Es un placer, a mí me encanta formar gente en composición, en orquestación o en análisis musical. Son ámbitos donde me muevo de una manera muy cómoda porque es como seguir en el mismo proceso elaborando la música pero desde otro lugar.
—¿Cómo hacés para salir del prejuicio que la música clásica es algo de elite?
—Con el correr de los años, al ingresar la música popular a la academia. Hoy hay carreras universitarias con formación en música popular, y pienso que de a poco se está allanando esa cuestión de la música académica, por un lado, y la popular por otro. Está bastante conversada la cuestión de poder cruzar los mundos, pero no deja de haber un imaginario de la ópera como una música de élite y quizás sea nuestra tarea como compositores y compositoras de ir terminando con esas cuestiones e ir acercando esos discursos, esos lenguajes a la comunidad toda. Es importante tener la iniciativa de que la música que escribamos también sea respetuosa del público general, tener en claro cuál es el discurso que queremos llevar. A veces nos pasa como compositores que nos centramos mucho en nuestros gustos, en nuestros o deseos y está bueno no perder de vista al espectador. Hay que lograr que esa retroalimentación nunca se corte. Tenemos un rol social clave que nos lleva a salir de un pedestal que no existe porque vivimos del público y debemos poder comunicarnos con él.
—¿Qué sensaciones te atraviesan antes del estreno?
—Esta obra la escribí con dos becas del Fondo Nacional de las Artes, una a la creación y otra a la formación, en el año 2019, la desarrollé durante ese año, y estuvo esperando salir a la luz. Estas funciones serán el estreno mundial. Realmente montar una ópera en cualquier país, pero en Argentina en particular, se está haciendo muy cuesta arriba. Hay que destacar la labor de las compañías líricas independientes que están trabajando en este género. Hay mucho trabajo en equipo, reúne a la comunidad artística de una manera muy especial, donde se desarrollan temáticas de la sociedad, que nos competen a todos. Además, permite que se realicen operaciones con miradas regionales, desde Argentina, desde Latinoamérica, con nuestra perspectiva y nuestras vivencias.
Estamos con mucha expectativa. Los ensayos están siendo muy intensos, con mucha risa, llanto y muchas emociones. Creo que la gente se va a llevar un espectáculo de primera línea, en el sentido de la gente que canta y actúa. Tiene una temática que era bastante urgente, nos dimos cuenta cuando atravesamos la partitura y el texto. Nos hemos emocionado mucho y tengo expectativa de ver cuál es la respuesta del público. Todos los músicos que participan son súper profesionales, tocan en las mejores orquestas del país, los cantantes también. Se han preparado muy bien, suena todo muy afinado. Ver cómo ensayaron y cómo lograron montar en tan poco tiempo una ópera de casi dos horas de duración es maravilloso.
* Secretos del Árbol se presenta el domingo 18 y lunes 19 a las 17 hs. en la Usina del Arte (Agustín Caffarena 1, esquina Pedro de Mendoza, CABA). Las entradas gratuitas se pueden reservar en la web Vivamos Cultura. El proyecto integra “Lírica Lado B”, una asociación civil y cultural que promueve el desarrollo de la ópera en espacios alternativos y producciones innovadoras.
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