En la pirámide de Tirana, edificada para glorificar al dictador albanés Enver Hoxha, resuenan los martillazos de los trabajadores que la transforman en un centro tecnológico para los jóvenes. En una capital vibrante en plena mutación, el extraño monumento conoció múltiples vidas y también años de abandono.
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Pero desde el próximo otoño boreal, los adolescentes de Tirana tomarán cursos de modelización de 3D, de programación o de diseño digital con material de última tecnología.
El monumento, en pleno corazón de Tirana, fue transformado por los gabinetes de arquitectura neerlandés MVRDV y albanés iRI en una inmensa estructura blanca a la que acuden turistas y curiosos que esperan su apertura en septiembre.
El edificio se construyó para albergar el museo de Enver Hoxha, algunos años después de su muerte en 1985. En el interior del monumento gris plomizo hay una inmensa estatua de Hoxha, que lideró la resistencia antinazi, fundó la Albania comunista en 1944 y dirigió el país hasta su muerte en 1985.
4.000 alumnos por semana
“Lo que servía para glorificar el pasado de un individuo se ha revertido completamente. Esto se convierte en un lugar destinado a educar a la gente, no consagrado a una persona, sino a miles”, dice Martin Mata, copresidente de la Fundación Albano-Estadounidense para el Desarrollo, uno de los actores del proceso.
Albania, donde los salarios son bajos y el desempleo elevado, experimenta como otros países de los Balcanes el éxodo masivo de sus habitantes en busca de oportunidades.
La pirámide, cuya transformación costó 15 millones de euros (16 millones de dólares), albergará un centro de formación de jóvenes en el sector digital. Espera recibir 4.000 jóvenes por semana.
“Es dinero bien destinado”, dice Martin Mata. “Si en diez años, nos damos cuenta de que 200.000 niños participaron y que el 30% de ellos elige una carrera gracias a lo que hayan aprendido, será una misión cumplida”.
De hecho, los cursos ya empezaron en 2020 en el complejo del estadio nacional de fútbol de Tirana. Se trata de un programa de educación digital Tumo, ya aplicado en ciudades como Erevan, París, Beirut o Berlín, y que ya recibe a mil jóvenes por semana.
“Todos los conocimientos adquiridos aquí serán útiles ahora, pero sobre todo en el futuro, sea cual sea la profesión que ejercerán en el futuro”, explica Shqipe Berisha, directora de Tumo Tirana.
Tirana se transforma
Después de la caída del comunismo en 1991, el museo al ex dictador cerró sus puertas. La estructura albergó oficinas de la OTAN, cafés, una discoteca, un estudio televisivo... Luego un proyecto para abrir un teatro naufragó y la pirámide quedó abandonada durante años, usada solo por escaladores que trepaban por sus paredes para obtener una vista privilegiada de Tirana.
Ahora, el edificio rediseñado, con grandes ventanales que dejan entrar la luz, permite a la gente subir hasta su cúpula pero con unas escaleras.
“No queremos renovar la pirámide de forma idéntica”, apunta Gent Agolli, arquitecto en iRI. “Nuestra ambición era abrirla al público, hacerla la pirámide del pueblo tanto en el exterior como en el interior”, dice.
Además de acoger a los alumnos y los instructores, la estructura de 12.000 metros cuadrados contará tanto dentro como fuera con unos cincuenta cubos que se alquilarán a empresas del sector, bares y cafeterías.
Los ingresos subvencionarán el programa educativo para abaratar los cursos y hacerlos más accesibles para las familias albanesas.
Para la directora Shqipe Berisha, el lugar encaja perfectamente con el pasado turbulento del país.
“Es como un espejo: nuestros padres intentaban explicar el régimen, en mi tiempo nos deslizábamos por la pendientes, después la pirámide estaba en ruinas porque Albania estaba en ruinas. Ahora es abierta y refleja la apertura del país”, dice.
Fuente: AFP
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