Un fotógrafo argentino entre los mejores retratistas de la Vía Láctea

Gonzalo Santile, un aficionado a la astrofotografía que ganó un espacio en el Milky Way Photographer of the Year, cuenta cómo llegó a este arte y algunos consejos para retratar el cielo

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Son pocas las fotografías de la Vía Láctea que compiten en concursos internacionales de imágenes estelares tomadas desde suelo argentino; sin embargo el registro estético de estos cielos está por segundo año consecutivo entre los mejores de todo el mundo, de la mano de Gonzalo Santile, argentino aficionado a la práctica de la astrofotografía (Foto: Daniel Zafra Portill/ Télam S. E.)
Son pocas las fotografías de la Vía Láctea que compiten en concursos internacionales de imágenes estelares tomadas desde suelo argentino; sin embargo el registro estético de estos cielos está por segundo año consecutivo entre los mejores de todo el mundo, de la mano de Gonzalo Santile, argentino aficionado a la práctica de la astrofotografía (Foto: Daniel Zafra Portill/ Télam S. E.)

Son pocas las fotografías de la Vía Láctea que compiten en concursos internacionales de imágenes estelares tomadas desde suelo argentino; sin embargo el registro estético de estos cielos está por segundo año consecutivo entre los mejores de todo el mundo, de la mano de Gonzalo Santile, argentino aficionado a la práctica de la astrofotografía que ganó un espacio en el Milky Way Photographer of the Year, este año con las estrellas de Cafayate, en Salta, el anterior con las de Vinchina, en La Rioja.

La foto de las estrellas tomada desde La Pirámide, un extraño accidente geográfico riojano, “es espectacular y única, creo que nadie había fotografiado antes la Vía Láctea en ese lugar, lo mismo que Cafayate, un cielo del que jamás habíamos visto imágenes, además de que la calidad técnica y la composición son impecables”, explica para esta nota el español Dan Zafra, responsable de Captura el Atlas, https://capturetheatlas.com/, sitio que desde hace seis años lleva a cabo el singular certamen.

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“A diferencia de lo que ocurre con los cielos del desierto chileno de Atacama, por ejemplo, de Argentina no hemos visto muchos trabajos en astrofotografía sobre la Vía Láctea -señala Zafra-, aunque creo que reconocimientos como los que ha recibido Gonzalo hacen que eso pueda cambiar. Argentina tiene zonas muy vastas, particulares en su hermosura y poco exploradas en estos términos, como Catamarca y Jujuy en el noroeste”.

Más allá de las cuestiones técnicas que hacen que una foto pueda pasar los primeros filtros, “estrellas en foco y buena presencia” de la Vía Láctea, dice Zafra sobre algo que parece una obviedad pero que no es tan fácil de lograr sin el equipo técnico ni la pericia necesarias, “está lo que hace única a cada imagen: la originalidad de la composición -como los árboles de Socotra o los pináculos de tierra en la misma foto de Santile, que dialogan con el cielo, sin perder nunca de vista la peculiaridad de la localización, habiendo hoy día millones de fotografías valoramos muchísimo sitios inéditos para la astrofotografía”.

Gonzalo Santile llegó a la astrofotografía de casualidad (Crédito: Gonzalo Santile)
Gonzalo Santile llegó a la astrofotografía de casualidad (Crédito: Gonzalo Santile)

Zafra se refiere a la Fábrica de estrellas de Cafayate y a El portal del árbol botella, dos de las 24 mejores imágenes del año de la Vía Láctea elegidas entre cientos de fotos enviadas desde los puntos más diversos del planeta. La del británico libanés Benjamín Brakat fue tomada en la isla africana de Socotra, a 240 kilómetros al este del Cuerno de África y 380 al sur de la Península Arábiga, conocida también como el jardín del Edén, un archipiélago perdido en el mar que parece surgir de la nada y cuya magia radica en la singularidad de los cielos y las especies vegetales y animales que la pueblan.

El caso de Santile es tan peculiar como los sitios adonde hace llegar la astrofotografía por primera vez. Licenciado en administración de empresas, nacido en 1973 en el barrio porteño de Villa Urquiza, hace más de 20 años que trabaja en la misma fábrica de envases para alimentos y no estaba en sus planes convertirse en una referencia a la hora de fotografiar galaxias y fenómenos celestes.

Fue en una vacación familiar de invierno en 2016 en Yacanto, Córdoba, que dejó por un rato la cabaña que ocupaba en la pequeñísima localidad de El durazno con la intención de fumar de su pipa, y el impacto visual de ese cielo nocturno lo deslumbró. “Parecía que el cielo se te venía encima, la cantidad de estrellas era impresionante y me llamó la atención una especie de arcoíris que se formaba entre ellas”, cuenta desde la localidad cordobesa de Carlos Paz, donde ahora vive.

“Consultando ahí mismo por internet me enteré que era una parte de nuestra Vía Láctea visible en esa época del año, así que fui a buscar una cámara que tenía y después de un tutorial de cinco minutos apunté y apareció la Vía Láctea en mi monitor”, repasa.

Empezó así: viendo tutoriales por internet y mandando las imágenes a foros especializados a ver qué opinaban, aprendiendo de otros profesionales, a los siete meses ya se apuntó a los primeros concursos: “La astrofotografía es un cable a tierra emocional tremendo, adrenalina pura”, asegura.

En 2022 ganó el segundo premio en el concurso abierto del Mundial de Fotografía de Sony, con una foto elegida entre 170.000. El Atlas muestra los trabajos de los mejores fotógrafos del planeta.

una de las fotografías del artista amateur (Crédito: Gonzalo Santile)
una de las fotografías del artista amateur (Crédito: Gonzalo Santile)

De Quebrada de la Troya, el sitio camino a Laguna Brava que le dio su primer reconocimiento específico en 2022, recuerda la oscuridad del recodo en el río donde quería plantar su cámara para capturar el cielo rodeado de montañas. Tanta, que esa primera visita fue solo para saber que tendría que volver al día siguiente, si el pronóstico meteorológico lo permitía, en la hora azul, “cuando aparecen las primeras estrellas pero todavía hay luz ambiente, era imposible ver algo”.

Para Cafayate, mejor preparado, usó una aplicación que muestra cómo se va a encontrar la posición de la Vía Láctea en el paisaje en que uno esté; una cámara “astro-modificada”, sin uno de sus filtros para que entren los colores de las nebulosas del cielo; y un rastreador de estrellas que permite prolongar las exposiciones sin que las estrellas salgan movidas.

“El cielo de Cafayate en la zona de Quebrada de las conchas tiene una contaminación lumínica casi nula -señala-, estuve en el lugar desde las seis de la tarde hasta las 2:30 de la madrugada más o menos -haciendo la imagen que resultó ganadora este año-, pero llegué más temprano para poder sacar con algo de claridad la parte del terreno, la quebrada y las chimeneas de piedra primero. Una vez que oscurece sacas el resto de lo que es el cielo y después se une todo en Photoshop y se arma la fotografía panorámica”.

A la hora de fotografiar fenómenos celestes “lo ideal es alejarse de 30 a 60 kilómetros de las grandes ciudades -explica Santile-, lugares donde haya muy poca contaminación lumínica”.

“El escenario siempre se planifica antes: se va de día 24 horas antes o en el mismo día para lograr la composición que uno desea y saber dónde colocar la cámara. Además hay que tener en cuenta las condiciones climáticas, un cielo con mucha humedad hace que las estrellas se difuminen y que salgan claros los colores, lo ideal es fotografiar en invierno con temperaturas frías y tiempo seco”, dice.

Mientras se va aprendiendo, otro truco “es hacer las fotos durante la hora azul, porque la imagen sale bien nítida, aunque sólo en total oscuridad se obtienen todos los colores de nuestra galaxia”, agrega.

“Hoy en día casi cualquier cámara que se pueda manejar en forma manual te permite hacer fotografía de astro-paisaje, lógicamente que cuando vas adquiriendo más conocimientos necesitás equipos más costosos, objetivos con mayor apertura y más entrada de luz, incluso se pueden sacar con fotos de celulares siempre colocadas en trípode” advierte, y, aunque la calidad no va a ser la misma, la magia de la experiencia seguro que sí.

Fuente: Télam S. E.

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