Valor Vereda nació para hacernos bien. Corría el año 2007, teníamos veintitantos y unas ganas locas de crear el trabajo que queríamos vivir.
Diego – actor – trabajaba como educador popular coordinando un grupo de pibes todas las mañanas en Berazategui. A la tarde animaba fiestas infantiles en la otra punta de la provincia. Ahí nos conocimos.
Yo recién terminaba mis estudios de psicología y daba clases de inglés en jardín y primaria. Lejos de querer hacer consultorio, quería jugar y hacer jugar. Trabajar de jugar, más precisamente. Así nos acercamos.
Queríamos inventar un espacio, una forma, un modo de ver, trabajar y jugar que fuera afín a nuestra forma de vivir.
Nos conocimos coordinando talleres de juego y creatividad para niñxs de distintas edades y pronto nos dimos cuenta de que teníamos una mirada singular a la hora de pararnos frente a un grupo de pibxs. Respeto, curiosidad, fantasía, encuentro eran algunos de los ingredientes clave en todo lo que desarrollábamos. Eso nos llevó a “jugar con lo que hay”. Cada una de nuestras invenciones se desplegaba sobre este concepto, como cuando salíamos a la vereda: jugábamos con lo que había y con quien estaba; ahí nomás, se improvisaba un juego con los adoquines, lxs vecinxs, las macetas o lo que cada quien trajera. No era nuestra intención rehabitar el espacio público, sabíamos que eso excedía por lejos nuestro alcance, pero sí el espacio simbólico: el VALOR de la VEREDA puesto en juego en cada encuentro, cada propuesta que desarrolláramos. Empezando por nosotros mismos.
Tomamos un papel afiche gigante, revistas viejas, marcadores, tijeras, música y plasticola y armamos un collage – un árbol, más precisamente – titulado “Permiso para volar”. Allí nos autorizamos a plasmar todo aquello que queríamos hacer, a soñar sin miramientos, la consigna era simplemente volcarlo allí. “Propuestas lúdicas” estaba en el tronco, la base misma de ese árbol que pronto desplegó ramas, hojas y raíces. Luego aparecieron giras, libros, discos, escuelas, talleres con adultos, intervenciones en hospitales, viajes en ruta, risa, vestuario. Estábamos en el minuto cero de Valor Vereda y sin embargo allí estaba todo. Jugamos la vida con lo que había.
“Que la ropa de todos los días sea mi mejor vestuario” terminamos firmando el árbol. Dieciséis años después vemos con orgullo que concretamos cada una de las ramas que el árbol proponía. Tenemos cuarentitantos y vemos frutos y fracasos (casi por igual). Desde esa genuinidad nace Elegí!.
Elegí! reivindica el valor de la fantasía libre de estímulos visuales como un lenguaje común a todas las infancias. Es una herramienta que desarrollamos espontáneamente para acercarnos a lxs pibxs de diferentes edades y contextos (sociales, culturales, geográficos) e invitarles a jugar.
¡La sorpresa que nos llevamos la primera vez que hicimos esta propuesta de juego en el monte! ¡Cada vez que veíamos los ojitos de un pibe en alguna escuela rural con la idéntica expresión de asombro de una niña en medio de la ciudad llena de estímulos!
Con los años esa herramienta-puente pasó a ser una propuesta lúdica en sí misma, cada vez más rica y voladora. Descubríamos que no había fronteras para habitar el juego desde la narración y la fantasía, que la interacción era espontánea e inevitable cuando abríamos el encuentro desde allí.
Con Elegí! llegó el momento de que esa propuesta lúdica devenga también escénica apostando a instalar este lenguaje como otro posible dentro del mundo de los espectáculos. Un lenguaje que lleva a lxs niñxs a conectar con su imaginario infinito y universal y ponerlo en escena desde sus butacas. Con la palabra basta, si esta cargada de Verdad.
Aprendimos a pulir la herramienta con una profundidad exquisita: más drama para pibes de nueve años, un gag a tiempo cuando asomaba el temor a los cinco, mucha risa todo el tiempo y personajes comunes y corrientes con los que ellos se pudieran identificar. Así creamos a Ramiro, Mica y Trini, tres hermanos de hoy, con inquietudes de hoy que usan pantallas, trepan árboles y tienen miedos. También un deseo profundo de viajar a mundos fantásticos donde hay hadas, duendes y caballos que mienten. Los niños hablan de VOS, porque son argentinos, Trini tiene un reloj de Mafalda y el capitán del barco se apellida Pérez. Pero los personajes de la isla hablan de TÚ, como en las pelis, como en los cuentos clásicos, como cuando los pibes juegan con nosotros imitando algún personaje de la tele.
Tomamos las ocurrencias actuales de los chicos y chicas con los que jugamos durante todos estos años y las traemos para ponerlas en primer lugar, sin juicio. Sea cual fuera el interés que tienen en juego, en la Isla Negra que visitan estos tres hermanos, tienen lugar.
Creemos que hay una diferencia sustancial entre jugar y mentir, entre la ficción y la falsedad, la frontera es sutil y clave: puede producir un acercamiento instantáneo y franco por parte de las niñas y niños (siempre detectores de la verdad y la falsedad), o una desconexión total. Tenemos esa llave y queremos convidarla. Gritarla al mundo. Expandir el alcance de lo que hasta ahora fue una llegada casi uno-a-uno a lo largo de estos diesiseis años. Es una apuesta también a que los adultos que acompañan se dejen sumergir en ese mundo que nos habita a todxs y algunxs han olvidado.
El lenguaje va cambiando pero el mensaje es el mismo: devolverles en diferentes idioma lo que les pertenece a las niñeces.
* ELEGÍ!. Actuan: Elisa López Oroño y Diego Mazurok. Una creación de: Valor Vereda. Sábado 17 y sábado 24 de junio a las 17hs, La Carpintería (Jean Jaures 858, CABA). Entradas: $ 3000 en Alternativateatral.com
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