Margareth Menezes, ministra de Cultura de Brasil: “Los artistas tenemos sensibilidad popular”

La funcionaria del gobierno de Lula que a la vez es una estrella de la música, reflexiona sobre la situación política y social de su país. “El gobierno de Bolsonaro generaba argumentos para poner a la población en contra de sus propios derechos”, asegura

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Margareth Menezes, ministra de Cultura
Margareth Menezes, ministra de Cultura de Brasil, de visita en Buenos Aires (Foto: Maximiliano Luna)

Durante todo el sábado y en medio de la intensa actividad producida en los distintos espacios del CCK, sede central de esta edición del MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas), la figura de la ministra de Cultura de Brasil, Margareth Menezes, se distinguió con brillo propio. Cada encuentro, cada conversación (casual o no), cada uno de sus pasos, generaba movimiento de unas cuantas personas alrededor suyo. Se entiende por doble motivo: además de representar en este encuentro al gobierno del mayor país de Sudamérica, potencia cultural y económica mundial; la bahiana Menezes es una reconocida artista brasileña, cantante e ícono de la música popular de Brasil además de orgullosa representante de una cultura afrosudamericana que encontró justamente en su ciudad, la bella, intensa y siempre añorada Salvador de Bahía, una de las grandes capitales musicales del continente.

¿Por qué es así? “En Bahía se creó la identidad del pueblo con su propio lenguaje musical, que está dentro del inconsciente colectivo de Brasil”, responde a Infobae Cultura en el final de un diálogo que abarcó la situación política y cultura de su país, la integración cultural con Argentina y demás naciones de Sudamérica, el legado negativo de los gobiernos de Michel Temer y Jair Bolsonaro, la “reconstrucción” de un ministerio que había sido rebajado al rango de secretaría dentro del sector “Turismo” y por supuesto -no podía ser de otra manera, tratándose de ella- de su experiencia musical.

En Buenos Aires, por ejemplo. “Esta fue la primera ciudad fuera de Brasil en la que canté, muy al principio de mi carrera. Creo que fue por 1990. Fue una iniciativa de la Secretaría de Cultura de Bahía... Me seleccionaron y vine a cantar aquí en la plaza del Centro Cultural Recoleta, tengo un hermoso recuerdo de aquella vez. Y la segunda vez fue con David Byrne, cuando él estaba con el proyecto Rei Momo. Fue maravilloso”, recuerda esta mujer de 60 años, con nombre y apellido con peso propio en el vasto y nutrido panorama de la música popular de su país.

Con más de 30 años de carrera, una veintena de discos y cuatro nominaciones a los premios Grammy, Margareth Menezes firmó algunos de los grandes hits de la música brasileña de los años 80, como “Faraó” y “Elegibô”, e impulsó la irradación (viral, se diría en esta época) de la música axé, en directo desde Salvador y unida para siempre al espíritu del carnaval que define la idiosincrasia de su pueblo. “Es nuestra forma de ser y también, una forma de sobrevivir. Nuestra música es un lenguaje de supervivencia”, define en un salón del CCK, rodeada de su equipo de trabajo y en un extraño momento de sosiego, en medio de la intensa actividad que desarrolló esta semana en Buenos Aires.

Diciembre de 2013: Margareth Menezes
Diciembre de 2013: Margareth Menezes canta durante el sorteo del Mundial de Fútbol de 2014, celebrado en Costa do Sauipe, Bahía (Foto: REUTERS/Ricardo Moraes)

—Ha tenido una intensa actividad en esta semana ¿Cuál es su evaluación institucional y personal de su primera visita a Argentina como ministra de Cultura de Brasil?

—Para mí era muy importante estar acá en Buenos Aires en el período de MICA. Primero porque Brasil es el invitado de honor y simultáneamente, hubo una reunión de ministros del Mercosur, que también fue muy importante. El Mercosur tiene un simbolismo más allá de la cuestión política, un simbolismo que trae agendas que benefician a la comunidad latinoamericana. Así que para mí, fue muy importante. También ha sido un momento de aprendizaje, de contemplación y de ver que es una acción que trae oportunidades para el sector cultural y para la economía creativa.

—Le oigo hablar como ministra, pero usted básicamente es cantante, artista ¿Cómo se lleva con la responsabilidad de ser funcionaria?

—Bueno, yo también he estado buscando, aprendiendo y entendiendo esta responsabilidad. Cuando acepté la invitación del presidente, no fue inmediato. Me detuve a ver, a contemplarme a mí misma, a medir mis sentimientos, cómo me estaba llegando esto. Pensé mucho sobre lo que significaba esta oportunidad, siendo yo un artista popular, con 36 años de carrera, y conociendo las dificultades de este medio y las necesidades, y nuestras quejas contra el gobierno anterior. Entonces, entendí que podía aprovechar, aparte de la cuestión de la representación: el hecho de ser una mujer negra, que tenía muchas barreras que superar, para informar sobre mi carrera y la lucha de nuestro pueblo. Nuestra intención es reconstruir el Ministerio de Cultura, llevar adelante políticas públicas de integración y descentralización hacia todas las regiones de nuestro inmenso país. El Ministerio se está estabilizando, pero es mucho trabajo porque hemos encontrado un sector administrativo que había sido prácticamente eliminado.

"Nuestra intención es reconstruir el
"Nuestra intención es reconstruir el Ministerio de Cultura", dice Margareth Menezes (Foto: Maximiliano Luna)

—Somos vecinos y parte de un mismo continente. Aunque el idioma a veces es una barrera, o lo ha sido. ¿Cree que esto está cambiando, que Brasil y Argentina están más cerca, que Brasil se acerca a la Sudamérica hispanoparlante?

—Creo que sí. Hay muchos argentinos en Salvador, por ejemplo.... Y más allá de la frontera, existe esta latinidad que también nos afecta, ¿no? Incluso hablando otro idioma, pero Brasil también está influenciado por esta cultura latina ¿sabes? Que viene del norte, luego se extiende, y también llega a Rio Grande do Sul a través de la frontera. La cultura del nordeste también tiene algunos ritmos que tienen acento latino. En este momento, además, la presencia del presidente Lula nos facilita la relación. Él tiene un gran afecto y una mirada importante para fortalecer las relaciones en América Latina. Así que hay una apertura. Y mucho más luego que Argentina designó a Brasil como invitado de honor al MICA, justo en este momento de retorno de la cultura. Es una señal positiva para nuestras relaciones.

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—Mencionó la reconstrucción del Ministerio de Cultura ¿Podría explicar que pasó entre 2016 y 2022?

—Fue muy duro para nosotros porque cuando la presidenta Dilma sufrió el golpe, las acciones de desmantelamiento de las políticas de cultura comenzaron ¿Por qué? Porque las administraciones de Temer y Bolsonaro no entendieron la cultura como algo importante. No tuvieron una visión ni sensibilidad para entender esto... Porque existe la fantasía de que lo que producen los artistas y el movimiento del sector cultural, simplemente sucede. La gente sólo ve la escena. No ven cómo se hace, no ven la construcción. Todo lo que se había hecho en los gobiernos anteriores del presidente Lula, con los ministros de cultura Gilberto Gil y Juca Ferreira fue destruido.

Ellos habían implementado políticas modernas, pensadas para llegar a todos los sectores, con una mirada para buscar y entender lo que estaba ocurriendo en todas las ciudades. Aquello fue una construcción de política social. Entonces, para los gobiernos que siguieron luego de Dilma era un riesgo y un peligro también. Nosotros los artistas tenemos la sensibilidad de la cultura: una sensibilidad que habla desde lo popular. Venimos del pueblo, somos representantes del pueblo. Entonces, el gobierno de Bolsonaro desmanteló eso y convirtió a Cultura en una secretaría vinculada al Ministerio de Turismo. Luego, fue necesario que dirigentes sensibles a la cultura y el medio ambiente impulsaran la ley “Paulo Gustavo” (N. de la R: ley de financiamiento al sector cultural, así bautizada en homenaje al actor y humorista que murió en 2021 a la edad de 42 años, víctima del Covid-19) para volver a poner a la cultura como prioridad.

Margareth Menezes en el CCK
Margareth Menezes en el CCK de Buenos Aires, durante el Mercado de Industrias Culturales Argentinas (Foto: Maximiliano Luna)

—¿Cúal es su explicación para la situación de virtual división en mitades que vive Brasil, patente en el resultado de las elecciones presidenciales?

—Hay un movimiento en el mundo de hoy donde la derecha radical y su agenda están dominando. Las comunicaciones están en manos de gente con poder que no ve, ni considera al otro. Gente con poder que quiere más y más poder. Entonces, desgraciadamente, esto se ha extendido porque las fake news creadas han ayudado a crear una narrativa falsa y sin contexto. Y aquí también tiene que ver la propia impaciencia de la población, la desinformación. El gobierno anterior estaba en contra de la cultura, de la educación, de la ciencia, utilizando argumentos de... ¿cómo decirlo? Los argumentos que utilizaban eran poner a la población en contra de sus propios derechos. Entonces, eso era muy fuerte y genera una desesperanza. Eso es lo que estamos tratando de revertir.

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—Usted nació en Bahía, donde se dice que nació la música popular de Brasil tal como la conoció el mundo ¿Es así? ¿Qué es la música de Bahía? ¿Y qué contribución ha hecho a la cultura de su país?

—A Bahía llegó una importante diversidad de lenguas y tonalidades africanas. Salvador recibió mucha gente africana, que compone casi el 80% de la población y esta información se difundió y se preservó potenciada por las religiones de origen africano. Así se potenciaron estos toques de tambor. Y a medida que pasaba el tiempo, los músicos... Los percusionistas que salieron del estado hacia todo el país y comenzaron a mezclarlo con la música popular. Creó la identidad del pueblo con su propio lenguaje musical, que está dentro del inconsciente colectivo de Brasil. Puedes escribir letras diferentes, pero el tambor llama. No nos extraña la mezcla, realmente lo mezclamos todo. Es nuestra forma de ser y también, una forma de sobrevivir. Nuestra música es un lenguaje de supervivencia. Los grupos de los blocos afros de Bahía nos trajeron una orientación de referencia positiva, para mejorar nuestra autoestima y eso se esparció por todas las regiones de Brasil.

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