Todavía quedan resonando algunos de los datos que arrojó la Encuesta Nacional de Consumos Culturales: que el 91% “miró televisión de cable o aire durante el último año, ya sea en un TV o a través de otros dispositivos”, que el 96% escuchó música, que la mitad de la población leyó al menos un libro el último año, que el 40% no lee diarios en papel, que el 95% usa redes sociales, que la principal es WhatsApp con 92% y le siguen YouTube con 82% y Facebook con 72%. La presentación de los resultados provisorios se hizo la semana pasada en el Centro Cultural Kirchner y ahora, días después, en un feriado frío aunque soleado, Infobae Cultura conversó con Julia Houllé, directora de Planificación y Seguimiento de Gestión, quen comandó la investigación.
“Estos son los primeros resultados. Todavía no llegamos a hacer todos los cruces que queremos hacer, sino que acá compartimos los más generales, pero decidimos disponibilizarlos porque sabemos que es una encuesta muy esperada. Es la única encuesta a nivel nacional que hay. Por eso queríamos dar a conocer los datos. Luego haremos análisis un poco más profundos del que hicimos, que fue más que nada descriptivo”, sostiene la funcionaria.
La bandera de las políticas públicas
Luego de recibirse de Socióloga en la Universidad de Buenos Aires, se formó en el cruce de los datos y las políticas públicas. Comenzó en el Ministerio de Trabajo durante la gestión de Carlos Tomada, “siempre pensando en la importancia del rol del Estado”, pero con la llegada de Mauricio Macri al Ejecutivo decidió renunciar y se fue al Instituto Nacional del Teatro donde estuvo a cargo del área de estadísticas. “Ahí profundicé sobre la generación de información y de datos para la gestión en políticas culturales públicas”. También estudió Gestión cultural en FLACSO. “Cuando asume Tristán empiezo a trabajar en Unidad de Ministros, en el Ministerio de Cultura de Nación y a articular algunos trabajos con el SInCA”, le cuenta a Infobae Cultura del otro lado del teléfono.
Te puede interesar: 13 claves para pensar los consumos culturales de los argentinos, según los expertos
“Cuando la Jefatura de Gabinete decide crear direcciones de planificación y seguimiento en todos los organismos públicos, eso fue en septiembre del 2020, ahí asumí en este cargo” cuenta Julia Houllé y desde entonces es la directora de Planificación y Seguimiento de Gestión, perteneciente al Ministerio de Cultura de la Nación. Y cuando le tocó comandar la Encuesta Nacional de Consumos Culturales —debía estar lista para el año 2021—, estábamos en plena pandemia. Las cosas se habían complicado. El mundo se había complicado. “Queríamos que se hiciera. Analizamos la posibilidad de que sea telefónica, pero avanzado el 2021 decidimos que no, que la íbamos a hacer el año siguiente, que era preferible seguir con la metodología tradicional, la presencial, para no perder la comparabilidad”.
La forma en que se hizo esta encuesta es la misma que la primera, la de 2013, “con la UNSAM en la parte teórica y UNTREF en el trabajo de campo”, explica Houllé. Efectivamente: participó la Escuela de Altos Estudios Sociales (IDAES) dependiente de la Universidad Nacional de San Martín, el Centro de Investigaciones en Estadística Aplicada (CINEA) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA) y la Dirección de Planificación y Seguimiento de Gestión. A la encuesta del medio, la de 2017, que le tocó hacer al gobierno de Mauricio Macri, con Pablo Avelluto en el Ministerio de Cultura de la Nación, la llevó adelante una consultora privada: Ibarómetro. Para Houllé, en cambio, “que el Estado genere sus propias estadísticas siempre es importante”.
¿Por qué? “Por un lado, para mantener la comparabilidad y la rigurosidad, y por otro, para que los técnicos, cuando pasan las gestiones, puedan leer, utilizar, difundir y pensar sobre eso que generan, que es lo que fortalece las políticas públicas”, dice y agrega: “En términos de producción de información, esta es una política pública muy importante porque ya lleva más de diez años. Para mí fue muy importante ponerse firme y decir: ‘No, el procesamiento lo hacemos nosotros, el análisis también’. Esas son experiencias que van quedando en términos de fortalecimiento institucional y en defensa de las políticas públicas. No es lo mismo alguien que hace una consultoría, que toca de oído un ratito y después se va, que alguien que está viendo todo el proceso de diseño, implementación, seguimiento y los resultados de una política pública. Para mí un Estado fuerte es un Estado con trabajadores y trabajadoras que están involucrados en ese proceso.
Te puede interesar: Consumos culturales en Argentina: la música y la TV siguen siendo masivas, pero las redes sociales lideran el podio
Datos a contrapelo
Cuando hablamos de los primeros resultados, de los datos que figuran en el informe de la semana pasada, Houllé dice: “La perdurabilidad de la tele es algo que nos sorprendió a todos. El noventa por ciento mirando tele es algo que sigue vigente. Después, lo vinculado a plataformas y redes sociales es algo que se venía venir. Ya desde el 2013 al 2017 había aparecido la irrupción de internet y el uso del 4G para para realizar prácticas culturales en todo tiempo y lugar, pero ahora están instaladas ahí las plataformas y las redes, entonces hay que hacer un análisis un poquito más profundo en varios sentidos. Por un lado, cuáles son los contenidos que circulan tan masivamente en las redes sociales. Me parece que ahí tenemos como una pista sobre la que hay que indagar más”.
Las plataformas, asegura, “generaron una ruptura en la forma de producir”, por lo tanto aparecen nuevas preguntas: “¿Cómo se llega a que un contenido esté en plataforma? ¿Cómo se cobra? ¿Cómo elegimos los contenidos? Son un montón de datos que confirman algunas cuestiones y que nos hacen preguntarnos otras sobre las que hay que indagar. ¿Cómo nos informamos? Hay un porcentaje muy importante que lee noticias a través de redes sociales y a través del celular”. Por otro lado, contra la idea de que todos estamos aislados, la encuesta muestra un lazo social novedoso: “Que el 40% haya participado de una organización comunitario parece ir bastante a contrapelo o, dicho de otro modo, no es algo de lo que nos solemos anoticiar fácilmente en los medios masivos. Sin embargo los clubes de barrio, los centros culturales, los centros religiosos evidentemente tienen un rol bastante preponderante en la vida cotidiana de la gente”.
“En ese sentido, casi un 70% asistió a una feria artesanal en el último año. También aparecen las peñas musicales. Parece que las prácticas están relacionadas a los diferentes tamaños de las ciudades”, dice y señala el carácter de esta encuesta: su intención de alumbrar el federalismo constitutivo de la Argentina: “Tenemos previsto hacer este análisis por región. Por ejemplo, cuando hablamos de espectáculos de música en vivo uno se imagina que nos referimos siempre a los estadios llenos por algún cantante mainstream y la verdad es que el hábito de ir a escuchar música en vivo es el mismo en las ciudades de 30 mil habitantes respecto de las de 400 mil. Esos espacios están jugando un rol central, tanto para la economía local de esa ciudad como para las prácticas de la población. Y después también está ver cuáles son los consumos más porteños, por ejemplo los podcasts. Es una herramienta que te permite correr la perspectiva y mirar desde otros puntos del país”.
“La encuesta lo que hace —continúa Houllé— es poner luz sobre algo que no nos preguntamos tanto: ¿Cuáles son las plataformas más importantes y cuáles son los actores que están manejando la cuestión en estas prácticas tan masivas? La encuesta no lo dice explícitamente, pero sí te da pistas sobre dónde indagar. Por ejemplo, para escuchar música el 80% lo hace por internet. Y ahí aparece YouTube, que es gratuita en un 73% de los casos., y después le sigue Spotify con el 32%, que es bastante. Entonces empiezan a aparecer esas preguntas: ¿Cuáles son los actores que están en el centro de la escena y dónde queda la población como usuaria, dónde queda el Estado, dónde quedan los propios hacedores culturales? Eso es algo que hay que tener sobre la mesa para empezar a discutir”.
La post-pandemia
No se puede obviar la pandemia. El formulario recayó sobre una muestra de 3380 personas que acababan de atravesar un episodio inédito a nivel mundial: temor, enfermedad, encierro, muertes, incertidumbre. Ese proceso, dice Julia Houllé, “también tiene que ver con acelerar la digitalización. Entonces ahí vemos, por ejemplo, que WhatsApp es una red que utilizan todos independientemente de su franja etaria: los que tienen más de 65 años y los jóvenes. En cambio hay otras plataformas donde uno puede ver cuánto la pandemia aceleró y expandió algunas redes o prácticas digitales y al mismo tiempo hay otras que todavía no llegaron, como los que son mayores de 65 años, que no usan ni Instagram ni Spotify. Y ahí aparece el aparato radio que sigue vigente. Yo creo que eso está afectado por la pandemia y algo del WhatsApp, en términos de vínculos familiares y afectivos, también”.
“Por otro lado, la vuelta a la presencialidad —continúa—, que era algo que teníamos dudas con la pandemia y que también está marcado por la franja etaria: son los más jóvenes los que más van a al cine y a recitales. Tal vez haya que preguntarse si hay algo en los adultos mayores que está medio retraído, por una cuestión de salud y de movilidad, pero también por ese temor post-pandemia. Pero más allá de las elucubraciones, lo que dice la encuesta es que los que más van al cine y a ver recitales son los jóvenes, los que más usan redes que no sean WhatsApp son los jóvenes, que llos adultos mayores salen menos, tienen WhatsApp y prefieren la radio para escuchar música. La encuesta lo que hace es poner sobre la mesa algunos indicadores, nosotros después tenemos que ver con qué otras variables los hacemos jugar para ver si una explica la otra o no tanto”.
Seguir leyendo