Rodrigo Moreno: “Hice una película como quería, no para llegar a Cannes”

El director argentino, que participa con “Los delincuentes” de la sección “Una cierta mirada”, dice que “antes se filmaba mejor” y que el cine latinoamericano “está fabricado para llegar” al festival francés

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Trailer de "Los delincuentes", de Rodrigo Moreno

La pregunta que se hace el protagonista de Los delincuentes es una que muchos nos hemos hecho a lo largo de nuestras vidas: “¿Tiene sentido vivir para trabajar?”. Algunos atraviesan ese planteo, racionalizan cierta lógica y siguen adelante con sus quehaceres con el objetivo de tener los fines de semana libres, de vez en cuando vacaciones y, en el mejor de los casos, algún disfrute después de la jubilación. No es el caso de Morán, el protagonista de la película de Rodrigo Moreno que se presentó en la competencia Un Certain Regard del Festival de Cannes.

El hombre trabaja como tesorero de un gris banco de la zona céntrica y un día ve la oportunidad de quedarse con una buena cantidad de dinero –la que le correspondería desde ese momento hasta su jubilación, ni un dólar más ni uno menos–, la mete en un bolso y se la lleva. Pero su plan no acaba ahí. Es un tanto más complicado y tiene que ver con darse cuenta de que no quiere vivir para trabajar, que eso no es “la libertad” de la que tanto se habla. Y de eso va esta extraordinaria película del director argentino que está recibiendo excelentes críticas tras su estreno aquí.

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Fotograma de "Los delicuentes", la
Fotograma de "Los delicuentes", la película argentina presentada en el Festival de Cannes 2023

Todo empezó muchos años atrás cuando, luego de filmar El custodio, en 2006, a Moreno le propusieron hacer una remake de Apenas un delincuente, un clásico del cine nacional de 1949 dirigido por Hugo Fregonese, que parte de una idea similar. “A mí me gustaba esa idea, pero hay algunos elementos de esa película que no me cerraban –explica el realizador a Infobae Cultura–. El protagonista, llamado Morán, que interpreta Jorge Salcedo, robaba también, porque quería tener una vida más lujosa, ir al casino. Era una especie de Isidoro Cañones. Lo que sí me atraía mucho era la premisa del guión, que escribió Chas de la Cruz. La historia de un tipo que trabaja en una empresa, que tiene este plan de robarse el dinero de ahí y le pregunta a su novia, que es estudiante de Derecho, cuántos años de cárcel le darán. Y le dice “seis años”. Y “tres y medio con buena conducta”. Muchísimos menos que los que le quedan para ganarla ahí trabajando”.

—¿Por qué se tardó tanto en hacer la película?

—En ese momento me fui a Madrid a escribirla y no le encontré la vuelta para nada. Ahí me puse a escribir Un mundo misterioso (2011) y me fui por ese lado. Hice esa película, después Reimon y de golpe reapareció este proyecto. Me junté con “Bigli” (Esteban Bigliardi, coprotagonista y coguionista) y ahí surgió la idea de desdoblar al protagonista. Y me pareció que por ese lado podía funcionar. Me dije: “¿y si se relaciona más a temas con los que yo ya venía trabajando, que es la relación entre el ocio y el trabajo, con esa tensión?” Entonces empecé a jugar con los nombres: uno se llama Morán, el otro Román. Y lo dejé así, como un homenaje también a la original. Empecé a trabajar por ahí y deliberadamente me fui de la película original, conservando el nombre del protagonista y la palabra “delincuente”, que me encantaba. También me pareció que estaba bueno entablar algún tipo de diálogo con ese cine con el que nuestra generación no dialoga.

—Tu carrera tiene ciertas similitudes con algunas cosas del personaje de Morán (Daniel Elías): empezaste a trabajar en cine con una película más o menos grande y de a poco te fuiste yendo por los márgenes, “liberándote” ¿Sentiste la coincidencia entre vos y los personajes?

—Parece que fue de manera intencional, pero no. Yo trabajo de una forma mucho más intuitiva. Pero en un momento te empezás a dar cuenta que los personajes tienen mucho de vos. Lo primero que dije: “mis iniciales son R y M” y ellos se llaman Román y Morán. Ahí es como que empezás a entender que estás hablando de otra cosa. No quiero hacer lecturas psicoanalíticas, pero queda claro que estás hablando de vos.

Es la primera presentación de
Es la primera presentación de Rodrigo Moreno en Cannes (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

—¿Y con cuál de los dos te identificas más?

—Con la decisión de Morán, pero si cuento mucho más voy a spoilear toda la película. Lo cierto es que todo lo que le sucede, ese camino que recorre, me interesa especialmente.

Moreno compite por primera vez en Cannes, pero no es un recién llegado ni mucho menos. Al contrario, se lo puede considerar parte de la primera generación del llamado Nuevo Cine Argentino, ya que fue uno de los codirectores de Mala época (1998) y hacía sus primeras armas en el cine cuando aparecían también realizadores como Lucrecia Martel, Daniel Burman, Adrián Caetano y Bruno Stagnaro, por citar tan solo algunos. El custodio (2006) y Un mundo misterioso (2011) compitieron en la Berlinale y de ahí en adelante, se dedicó a hacer películas cada vez más independientes que combinan ficción y documental. Acaso en una búsqueda de libertad creativa similar a la que siente el protagonista de Los delincuentes, su película que, quizás irónicamente, marca su regreso a “las grandes ligas”.

—La película usa casi de leitmotiv la canción “Adónde está la libertad”, de Pappo’s Blues, cuya letra habla de muchos de los temas de la película. ¿Cómo apareció esa idea?

—Me fue apareciendo en el rodaje, no estaba en el guión. Digo, hubo muchas versiones de guión, muy diferentes, muy cambiantes, pero no aparecía. A mí me gusta mucho Charly García, pero me parecía que no era algo que Morán escuchara. Entonces empecé a buscar por el lado de Pescado Rabioso, Pappo’s Blues y en el Volumen 1 está esa canción que habla de la libertad. Por un lado, tenía miedo que fuera un poco obvio, pero me gustó también la idea de que el disco funcionara como un objeto lúdico que recorre toda la película.

Esteban Bigliardi interpreta a Román,
Esteban Bigliardi interpreta a Román, uno de los protagonistas de "Los delincuentes"

—La película tiene dos protagonistas principales que están poco tiempo juntos. Es como si cada uno tuviera su parte del film. Contame cómo los elegiste…

—Como te dije, Esteban estuvo desde el comienzo y Dani apareció después. Y cuando se me ocurre él, que es salteño, para el papel, me gustó agregarle eso al personaje. Yo lo conocía de haber colaborado con los directores de Los dueños, en la que Dani trabajó. Y lo sumé al equipo. Yo no hago casting. Y los dos son grandes actores, así que todo fue muy placentero. Lo mismo con el resto de la troupe del banco, que es toda gente con la que yo quería trabajar, como Mariana Chaud, Laura “Chachi” Paredes, Lalo (Rotavería), Iair Said, además de German de Silva y Cecilia Rainero, con los que ya había trabajado, y Margarita Molfino. A mí como director lo que me interesa no es tener el control de todo, sino crear las condiciones para trabajar, para divertirnos, para que haya un juego actoral que no sea deudor del realismo, sino que tenga también un juego más ligado a lo teatral, a lo fantástico. Tal vez después digan que soy bastante hincha, pero no lo sé… Trato de no serlo.

—Llegás a Cannes ya en tu madurez, digamos, con varias películas y festivales encima. ¿Cómo estás viviendo esta experiencia?

—No es que sea mejor ahora que antes, está bien que me haya pasado ahora también. Yo vengo batallando para generar un nuevo proyecto con muchas dificultades desde Un mundo misterioso. Si bien con Los delincuentes logramos ciertos fondos y apoyos, costó mucho. En ese sentido pienso que Cannes me va a permitir, por lo menos, financiar la próxima. Yo lo pienso en esos términos, también porque ya estoy grande, porque ya sé que, así como te suben ahí arriba, te pueden bajar un plumazo. Es como parte del juego del mundo de los festivales. Pero en todo caso lo estoy disfrutando muchísimo y con mucha tranquilidad.

Después de presentar la película, después de todo el circo de la alfombra roja y las fotos, me di cuenta de que estaba tranquilo, que siempre estuve tranquilo. Entonces, nada, estoy bien con eso. Estoy bien con haber venido a Cannes. Pero lo más importante, en todo caso, es que hice una película haciendo lo que realmente yo quería, no una película para llegar a Cannes. Yo veo que el cine latinoamericano, en su mayoría, se desvive por llegar acá. Y también eso da como resultado un cierto tipo de cine. Yo creo que el cine latinoamericano que llega acá, obviamente hay excepciones, pero en su mayoría es un cine que está fabricado para llegar a Cannes.

"Los delincuentes" participa en la
"Los delincuentes" participa en la sección “Un Certain Regard” en la 76ta. edición del Festival de Cannes

—Sos una persona que ve mucho cine y la película es muy cinéfila en cuanto a ideas y referencias. ¿Cuáles fueron las principales o en cuáles te apoyaste más?

—Antes que hablar de las referencias me parece que tiene que ver con una forma de filmar. No es que filmo como una respuesta al cine que se hace ahora, pero sí es cierto que, por un lado, tenés la estandarización que proponen las series y muchos cines, que se estandarizan un poco también por las series. Siempre es una generalización y probablemente una injusticia, pero yo advierto desde hace ya mucho este cine del siglo XXI. Obvio que con muchísimas excepciones. En la película el personaje de De Silva dice: “Antes gozábamos de mayor libertad. Se podía fumar en cualquier lado…” Y Chaud le dice: “¿Estás seguro de que gozábamos de mayor libertad? No, no gozábamos de mayor libertad, pero se podía fumar en cualquier lado”. Bueno, parafraseando al personaje, podría decir que tal vez antes se filmaba mejor. No sé si había más libertad, pero antes se filmaba mejor. Probablemente, también había más libertad, dado la época victoriana en la que estamos.

—¿En qué notas esas diferencias de maneras de filmar?

—Noto ciertas pérdidas, como la del verbo en el cine, como decía Raúl Ruiz. A mí me gusta el lenguaje del cine. En la película no hay referencias a un lenguaje particular, pero sí a una forma de hacer cine. Hay como un cosmos de películas y de cineastas que obviamente están ahí porque están los gestos del film noir. Y ahí puede entrar Fritz Lang en su etapa hollywoodense o cineastas menores de Hollywood. Y la relectura, por supuesto, que hay 15, 20 años después, en Francia. Eso está, y también están Jean-Pierre Melville o Claude Chabrol. Pero no fue buscado. Es el cine que vi, que amé y que de repente aparece. Está Robert Bresson y Eric Rohmer. Y después está Rafa Filippelli. Por eso está la película está dedicada a él. No como cineasta, sino como lo que fue para mí, un docente. Y Rafael, en la pandemia, escribió un texto, a partir de cosas que nos venía diciendo, que tiene que ver con dejarse llevar. Y yo creo que lo que mejor hice fue eso: dejarme llevar.

Rodrigo Moreno (último desde la
Rodrigo Moreno (último desde la izquierda) y parte del elenco de "Los delincuentes": Esteban Bigliardi, Mariana Chaud, Margarita Molfino y Daniel Elías, en la presentación en Cannes (Foto: REUTERS/Yara Nardi)

Los protagonistas

Esteban Bigliardi y Daniel Elías son las dos cabezas que se encuentran y desencuentran en este raro rompecabezas de tiempos y destinos que es Los delincuentes. Elías trabaja con Moreno aquí por primera vez, pero Bigliardi ya protagonizó Un mundo misterioso y además colaboró con el realizador en el guión de Apenas un delincuente. “Es un placer trabajar con Rodrigo –dice “Bigli”-. Yo ya estoy metido en el proyecto y trabajo hace años con él. Y siempre la paso muy bien. La semana en la que filmamos las escenas del banco fueron increíbles. Todo un grupo de actores de teatro que no había trabajado nunca con él y que se sintieron muy cómodos también. Es como él dice: genera las condiciones que te permiten divertirte, sentirte creativo haciendo partícipes a todos. Cuando eso se produce es hermoso.”

Elías ha trabajado en películas como Los dueños, Badur Hogar y El motoarrebatador y también hizo mucho teatro, especialmente en Salta, su ciudad. “Había algo de la improvisación, del desborde, de lo impredecible, de ponerse a disposición de un director o de una idea que me encantó –explica aquí en Cannes–. Trabajar con Rodrigo es eso: entrar livianito, con confianza, ponerse a disposición suya y también de los otros actores. No era pretencioso ni nada lo que pretendía, sino jugar con lo impredecible y a eso ponerle también toda mi carga personal.”

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