La Fundación Andy Warhol perdió su batalla contra la fotógrafa Lynn Goldsmith en la Corte Suprema de Estados Unidos, que falló contra el uso por parte del famoso artista pop de una foto del cantante Prince en una serie de serigrafías que representaban a la carismática estrella del rock. Los jueces confirmaron la decisión de un tribunal inferior de que las obras de Warhol basadas en la foto de Goldsmith de 1981 no eran inmunes a su demanda por violación de los derechos de autor.
El caso ha sido seguido de cerca en el mundo del arte y la industria del entretenimiento por sus implicaciones en relación con la doctrina legal denominada uso justo, que promueve la libertad de expresión al permitir el uso de obras protegidas por derechos de autor en determinadas circunstancias sin el permiso del propietario. El fallo en sentido contrario volvió a poner en cuestión cuándo se debe pagar a los artistas por una obra original que luego es transformada por otros.
La controversia llevada a los tribunales se origina en un retrato de Prince que Warhol creó para acompañar un artículo de la revista Vanity Fair en 1984. Para ayudar al afamado diseñador y artista visual, la revista concedió la licencia de una fotografía en blanco y negro del músico de Minneapolis realizada por Lynn Goldsmith, una conocido fotógrafa de músicos, para que sirviera de referencia. Goldsmith recibió por su uso la módica suma de 400 dólares.
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Warhol utilizó la foto para crear retratos de Prince con el mismo estilo con el que había creado los conocidos retratos de Marilyn Monroe, Jacqueline Kennedy y Mao Zedong. Recortó la imagen, la redimensionó y cambió los tonos y la iluminación. A continuación, añadió sus característicos colores brillantes y contornos dibujados a mano.
La fotógrafa, que inició el reclamo hace seis años en el Estado de Nueva York, alegó que Warhol utilizó ilegalmente su foto retrato del sensual cantante –de 1981– en su Prince Series de 1984, un conjunto de dieciséis serigrafías con el rostro del autor de Purple Rain. A pesar de que fue recompensada e incluida en los créditos por Vanity Fair, Goldsmith sostuvo que Warhol no le pidió permiso para utilizar luego su foto en la serie, como tampoco le ofreció crédito o recompensa.
La demanda se originó cuando Prince murió en 2016. Vanity Fair volvió a presentar otro de los retratos “intervenidos” por Warhol, esta vez un Prince con cara naranja que salió en la portada de la revista. Andy Warhol había muerto en 1987, pero la revista pagó a The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts 10.250 dólares para utilizar el retrato. Goldsmith vio la revista y se puso en contacto con la fundación para pedir una compensación, entre otras cosas. La fundación acudió entonces a los tribunales para que se declare que las imágenes de Warhol no infringían los derechos de autor de Goldsmith. Un juez de primera instancia dio la razón a la fundación, pero ésta perdió en la apelación.
Pese al fallo previo a favor de Warhol que determinó que su obra transformaba suficientemente la original y, por tanto, era de uso legítimo, Goldsmith apeló y se le permitió continuar con su demanda. “El juez de distrito no debe asumir el papel de crítico de arte y tratar de determinar la intención o el significado de las obras en cuestión”, escribió el juez Gerard Lynch, del Tribunal de Apelación del Segundo Circuito de los EE.UU. “Esto es así tanto porque los jueces son típicamente inadecuados para hacer juicios estéticos como porque tales percepciones son inherentemente subjetivas”.
En una declaración a la revista Artforum, el presidente de la Fundación Warhol, Joe Wachs, dijo: “Respetuosamente no estamos de acuerdo con la sentencia del Tribunal de que la licencia de 2016 de Orange Prince no estaba protegida por la doctrina del uso justo. Al mismo tiempo, acogemos con satisfacción la aclaración del Tribunal de que su decisión se limita a esa única licencia y no cuestiona la legalidad de la creación por Andy Warhol de la serie Prince de 1984. En el futuro, seguiremos defendiendo los derechos de los artistas a crear obras transformadoras en virtud de la Ley de Propiedad Intelectual y la Primera Enmienda”.
Con información de Reuters
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