“Primera Línea Chile”: un documento histórico de la rebelión en el sur del mundo

El fotógrafo chileno cuenta el antes, el durante y el después de este libro. “Es mi aporte para no olvidar el esfuerzo de los más sencillos”, asegura en esta nota

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“Primera Línea Chile”, de Marco Sepúlveda
“Primera Línea Chile”, de Marco Sepúlveda

El libro Primera Línea Chile se gestó bajo circunstancias especiales. Para el 18 de octubre me encontraba visitando a mi hijo Ayim en Estocolmo, Suecia, y me enteré, a través de los noticieros que Chile se encontraba en una situación política muy delicada, había una revuelta ciudadana que se inició por el alza del pasaje del transporte público en Santiago, los estudiantes secundarios salieron a reclamar a las calles bajo la consigna “no son 30 pesos sino 30 años”, aludiendo al modelo neoliberal que fue extendido y profundizado por todos los gobiernos que vinieron después de la dictadura.

Las manifestaciones rápidamente llevaron a que se impusiera un estado de excepción que sacó a los militares a la calle para mantener el orden y se estableció toque de queda. Todo esto fue muy rápido y las noticias mostraban cómo los militares apuntaban sus fusiles contra la ciudadanía que protestaba pacíficamente, esto último fue lo que me trajo recuerdos de cuando mi padre, Armando Sepúlveda, estuvo preso por la dictadura de Pinochet sufriendo los vejámenes que lo llevaron a ser prisionero político. Los recuerdos de esos entonces volvieron a mí, los allanamientos por parte de los marinos a mi casa, las visitas por parte de la policía de investigaciones recomendando a mi madre que lo mejor era que mi padre se entregara, que todo sería un mero trámite administrativo, ingenuamente mi padre se entregó y entonces empezó el infierno que llevó a mi familia y a mí al exilio en 1974.

Bajo este contexto aterricé en Santiago de Chile de vuelta de Estocolmo. El clima en el aeropuerto estaba denso, enrarecido, ya no era un niño, habían pasado décadas y había hecho el esfuerzo de regresar del exilio después de 22 años, no estaba dispuesto a vivir un segundo exilio, regresé sin un atisbo de duda cuando vi a través de las noticias que, en las calles de mi país, las manifestaciones del descontento social. Al llegar a mi casa, tomé mi cámara fotográfica y me fui a las calles a documentar los acontecimientos. Al principio disparaba el obturador de mi cámara para todos lados. Me tomó un par de días darme cuenta en qué debía enfocarme, pero vivir la experiencia de ver a los jóvenes de Primera Línea que resistían y contenían a las fuerzas especiales de carabineros para resguardar la gran marcha que se desarrollaba en plaza Baquedano, hoy en día llamada plaza Dignidad, me hizo definir hacia dónde debía dirigir mi trabajo de registro documental. Era una batalla infernal por lo disímil de los medios con que contaban ellos frente a carabineros, y fue entonces que una noche de una larga conversación con mi pareja Helena, en que le cuento lo sucedido, es que decido enfocarme y documentar lo que ocurre en esos estrechos espacios entre la Primera Línea y fuerzas especiales de carabineros.

(Foto: Marco Sepúlveda)
(Foto: Marco Sepúlveda)

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Me tomó tiempo ser aceptado por los jóvenes de Primera Línea para tomar fotos bajo estas circunstancias, el gran temor que tenían ellos eran los policías infiltrados que los fotografiaban para luego ser apresados y encarcelados. Mi pasaporte para estar ahí fue mi canal Youtube Primera Línea Chile, donde subía todas las semanas las entrevistas que realizaba a jóvenes de Primera Línea, por supuesto cuidando la identidad de ellos.

Así fue que, con el pasar del tiempo, empecé a preguntarme qué hacer con este material fotográfico, lo primero que se me vino a la mente fue realizar una exposición fotográfica. Fue cuando llamé a un amigo, Carlos Monsalve, fotógrafo y académico de la universidad de Artes y Ciencias Sociales, le conté que estaba documentando la revuelta en las calles y que me había topado con una situación muy especial, con jóvenes que enfrentaban a fuerzas especiales de carabineros con un ímpetu y valentía nunca vistos en manifestaciones populares anteriormente. Le comenté el material que tenía y que quería hacer una exposición fotográfica in situ de los hechos. Ya me había pensado cómo, pero necesitaba asesoría técnica para hacer fotos que resistieran el agua del guanaco y químicos en el entorno. Lo invité a ver el material a mi casa, pero antes de aceptar mi invitación me dijo: “Marco, una exposición fotográfica se la lleva el viento y desaparece, te recomiendo pensar en un libro para que quede como testimonio histórico”.

La verdad es que sus palabras dieron vuelta en mi cabeza día tras día y no podía dejar de pensar en el tema, hasta que finalmente Carlos vino a mi casa y le mostré el material, de inicios quedó sorprendido, quizás esas eran mis expectativas, pero al trascurrir los minutos Carlos me fue honesto y me dijo que la fotos eran muy buenas y que él me podía ayudar a pensar cómo hacer un libro, algo que nunca imaginé hacer. La fotografía siempre fue mi debilidad desde mi adolescencia en Estocolmo, pero yo era economista, significaba cambiar completamente mi enfoque profesional. En ese momento era difícil darme cuenta que ambas cosas tenían un punto de encuentro.

(Foto: Marco Sepúlveda)
(Foto: Marco Sepúlveda)

Empecé a seleccionar las fotos, a tratar de comprender cómo hacer para iniciar la creación de un libro, me contacté con otro amigo, Marco Fajardo, periodista y le conté mis intenciones y, a la vuelta de varias conversaciones, le propuse que me ayudara con el texto, de inicio fueron un par de páginas, pero a medida que seguíamos elaborando el contenido del libro las páginas aumentaban.

Llegó el momento que era necesario buscar una editorial que quisiera hacer este libro tan controversial en la política cotidiana, deambulé por varias editoriales presentando el proyecto, algunas derechamente me cerraron la puerta en mis narices, no era tema para ellos; otros estaban interesados pero no para producirlo dentro del año en cuestión, octubre 2021 sino para el próximo año. Finalmente mi amigo Marco Fajardo me hizo contacto con la editorial Ocho Libros y en específico con María José Thomas, quien tiene a cargo comunicaciones de la editorial, la llamé y le pedí una reunión a la brevedad para mostrarle el material, me concedieron la reunión para unos días más. Para esta reunión me preparé y llevé lo mejor de lo que tenía, un compendio de fotos y videos de mi canal Youtube Primera Línea Chile, donde tengo entrevista a los jóvenes de Primera Línea in situ, las fotos y video les gustaron mucho y me dijeron que el lunes tenían reunión de directorio y que presentarían el proyecto y me responderían el lunes próximo.

(Foto: Marco Sepúlveda)
(Foto: Marco Sepúlveda)

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Ese fin de semana fue muy largo, no dormí del todo bien, esperando que llegara el lunes para recibir la noticia de un sí o no al proyecto. El lunes en la mañana como a las 8:30 horas me llaman de Ocho Libros para comunicarme que el proyecto estaba aprobado y que había que trabajar a máxima velocidad ya que solo quedaban tres meses para sacarlo en octubre 2021. Me contacté una vez más con Carlos Monsalve y le conté de la aprobación y le solicité ayuda para diseñar en libro. Fue él quien me presentó a Patricio Rueda con quien quedamos en juntarnos en mi casa para que conociera el material. Con él tuvimos largas charlas en torno a una copa de vino tratando de descubrir el relato del libro, hasta que dimos con la línea a seguir y empezamos desde ese momento a trabajar para sacarlo adelante. Fueron intensas y largas horas de ir y venir de fotos, propuestas de diseño y busca de nuevo material.

Quería hacer un libro bilingüe español e inglés. Mis 22 años de exilio junto a mis padres en Estocolmo, Suecia, me habían enseñado que las nuevas generaciones de chilenos, hijos del exilio, no hablaban del todo bien el español pero manejaban bien el inglés. Mi pareja Helena me contactó con su sobrina Olivia Hahn, traductora de español inglés, y fue así que también se inició una labor paralela de traducción al inglés del libro que ya para ese entonces estaba listo la versión final en español.

Fueron largos meses de trabajo intenso en un mundo que estaba fuera de mi experticia habitual, aprendí de edición, de redacción, de línea de relato, de editoriales; en pocos meses aprendí de cómo se gesta un libro, algo que nunca había imaginado hacer, lo único que sabía era tomar fotos, algo que aprendí de muy joven y que lo pulí mediante algunos cursos de fotografía en Estocolmo. Mi debilidad eran y son los retratos de personas común y corriente en contextos especiales, y los jóvenes de Primera Línea eran eso, retratos de personas común y corrientes pero especiales por su coraje e ímpetu por lo que creían, por lo que soñaban y proyectaban para las generaciones con quienes compartían el presente y con las cuales harían la posta del futuro. Así me lo exponían al preguntarles porque estaban ahí y la respuesta fue “para ayudar a mi abuela para que obtenga una pensión justa y para mi madre una sociedad sin abusos y para mis hijos una sociedad con derechos sociales”.

Marco Sepúlveda
Marco Sepúlveda

Este libro fue redescubrirme a mí mismo, la economía ha sido la profesión que me permitió regresar a mi país de origen, me gusta porque me permite comprender la importancia del capital en el devenir del desarrollo social de países como el mío, pero mi vocación está en la fotografía, una manera diferente de ver y comprender lo mismo, de ver y sentir como la economía impacta en la vida diaria de las personas. La fotografía es la expresión, el impacto de la economía en la vida diaria de las personas que viven de un sueldo para sustentar su vida del día a día cuando no son dueños del capital.

Este libro es más que el esfuerzo de hacer un libro, no basta con hacerlo, también hay que difundirlo, darlo a conocer, ha sido todo un trabajo al que he dedicado tiempo y mis recursos de toda una vida, porque un libro como este no es y nunca será para sustentar la vida, sino para hacer un aporte, modesto, lo tengo claro, pero un aporte a fin de cuentas en pos de no olvidar el esfuerzo de los más sencillos para una vida mejor aquí, en las sociedades al sur del mundo.

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