Los diferentes premios literarios que se dan en todo el mundo tienen un perfil definido tanto por sus bases como y, en consecuencia, por sus listas de ganadores. Si estamos atentos, la lista nos dicta las bases del premio. El Nobel, por ejemplo, puede definirse simplemente como el premio nunca concedido a Borges. Esa ausencia en la lista habla mucho más que todos los galardonados. El Premio Pulitzer de Literatura no es la excepción. Y, en este caso, al ser un premio nacional, si nos detenemos a leer a los autores que figuran en la lista de las obras premiadas podemos tener un acercamiento a la historia de los Estados Unidos.
En general, la relación entre el Premio Pulitzer de Literatura y la historia de Estados Unidos es compleja y polifacética. A la vez que la lista de ganadores creó gran parte del canon literario del país (Wharton, Frost, Faulkner, Lee, Hemingway, Williams, O’Neil, Miller, Cheever, Porter, Mailer, Toole, Updike, Walker, Morrison, Ford, Roth, Lahiri, McCarthy, Junot Díaz, Tartt entre otros) la lista da cuenta de los grandes temas, controversias y deudas internas del país con su sociedad. Este año, el Pulitzer de literatura lo ganó el escritor nacido en Argentina Hernán Díaz por su novela Fortuna (Trust) y es un acontecimiento que nos permite reflexionar acerca de la condición política de los premios y del Pulitzer en particular. El Pulitzer tiene puesta la mano en el pulso del tiempo y basta pocos ejemplos para entender esto.
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Una historia del Pulitzer
Muchas obras literarias que han ganado el Premio Pulitzer de Ficción han explorado temas relacionados con la experiencia afroamericana en Estados Unidos. Gwendolyn Brooks, que ganó en 1950, fue una de las primeras poetas afroamericanas en obtener reconocimiento nacional, y su obra se centró a menudo en las experiencias de los afroamericanos en la América urbana. El hombre invisible, de Ralph Ellison, que ganó el Pulitzer en 1953, es una novela que explora las complejidades de la identidad afroamericana en el contexto del racismo y los prejuicios. El color púrpura, de Alice Walker (19830) con una poderosa narrativa, explora la vida de las mujeres afroamericanas en el Sur a principios del siglo XX. Tremenda novela acerca del racismo, el sexismo y la violencia doméstica.
Y luego Toni Morrison (1988) por Beloved una novela ambientada en las secuelas de la esclavitud a partir de la memoria y el trauma. Mas cerca en el tiempo, El ferrocarril subterráneo, de Colson Whitehead (2017) reimagina el Ferrocarril Subterráneo como un tren real que transporta a los esclavos fugitivos a la libertad. Bello y poético, demuestra que el paso del tiempo permite pensar la historia cruel en tono de gótico sureño o realismo mágico.
Del mismo modo, muchas novelas norteamericanas que han sido galardonadas con este premio, han ido históricamente en el sentido de la denuncia de una sociedad capitalista en donde el Laissez faire tan presente en el ADN de esta sociedad excluye a los más carenciados, a los caídos del sistema. Un claro ejemplo, La jungla, de Upton Sinclair, que ganó en 1943, es una novela que retrata las duras condiciones de trabajo y las prácticas insalubres de la industria cárnica de Chicago a principios del siglo XX. El libro generó tal indignación pública que condujo a la aprobación de leyes de mejora en el procesamiento de los alimentos en Estados Unidos. O Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, que ganó el Premio Pulitzer de Teatro en 1948 y explora el choque entre viejos y nuevos valores en la América posterior a la Segunda Guerra Mundial. La obra es una poderosa descripción de la lucha por la identidad y el significado en un mundo cambiante, y refleja las ansiedades y tensiones de una sociedad que lidiaba con el impacto de la guerra, la carencia y los retos de la era moderna.
Las poblaciones migrantes y su influencia en los cambios sociales, las guerras, las crisis económicas, los grandes temas ambientales, el terrorismo (Pensemos en la bellísima El jilguero, de Dona Tartt) son sólo algunos ejemplos de las muchas obras literarias galardonadas con el Pulitzer que abordan temas y cuestiones importantes de la historia y la cultura estadounidenses. El premio ha desempeñado un papel significativo en la configuración del canon literario y en la promoción de importantes obras literarias que nos ayudan a comprender y a comprometernos con las complejidades de la vida estadounidense.
¿Dónde entra Hernán Díaz y su novela Fortuna en esta tradición de espejo histórico que puede ser el premio Pulitzer? De la mano de Steinbeck. La frase con la que se entrega el premio a Díaz reza “Una novela fascinante ambientada en la América de antaño, que explora la familia, la riqueza y la ambición a través de narraciones enlazadas en diferentes estilos literarios, un complejo examen del amor y el poder en un país donde el capitalismo es el rey”. Y, como la otra cara de la misma moneda, la novela de Steinbeck es “una descripción realista de la desesperada situación de los arrendatarios en la década de 1930′s”. Y eso hace Díaz, narra de manera compleja, innovadora y original el otro lado de la moneda que cuenta Steinbeck en su novela, casi cien años después.
Todo Pulitzer es político
Y es que creo que si hay una novela en la larga lista de premiadas que puede considerarse actual, representativa y canónica de un estado de cosas en la sociedad norteamericana es Las uvas de la ira, de John Steinbeck. A grandes rasgos, la obra de Steinbeck que ganó en 1940 es una novela que profundiza en las cuestiones económicas y sociales de su época, y es un posible retrato de la sociedad estadounidense durante la Gran Depresión. La novela describe a los Joads y a otros trabajadores emigrantes como simples mercancías, su trabajo y cuerpo son explotados en beneficio de los ricos terratenientes.
Esta explotación adopta muchas formas, desde los bajos salarios y las largas jornadas laborales que los trabajadores se ven obligados a soportar, hasta las deficientes condiciones de vida y la falta de derechos humanos básicos a los que se enfrentan. La novela retrata el impacto de esta deshumanización en los propios trabajadores, que luchan por mantener su dignidad y su sentido de la propia valía ante unas condiciones tan opresivas. De una complejidad y belleza absolutas explora también el impacto de la tecnología en el medio ambiente y en la sociedad humana. El Dust Bowl, causado por una combinación de sequía y agricultura excesiva, se presenta como un desastre provocado por el hombre y resultado de la explotación imprudente de los recursos naturales.
Las uvas de la ira es una novela que ofrece una poderosa crítica de la sociedad estadounidense durante la Gran Depresión. Y Hernán Díaz le contesta, la completa, nos presenta la mirada de los poderosos que fueron los responsables de las grandes migraciones hacia el Oeste en la novela de Steinbeck. Andrew Bevel uno de los protagonistas de Fortuna se convierte en el hombre más rico del mundo al evitar caer en el crack bursátil de 1929. Pero no todo lo que brilla es oro. En una novela que son cuatro novelas que completan el friso de la verdad, los distintos actores de esta saga macabra que llevó a los estados Unidos a una de sus crisis financieras más feroces, cuentan con detalles precisos cómo se construyó el castillo de arena que no hizo más que derrumbarse y cubrir todo de ausencia, sequía y pobreza.
Díaz viene en 2023 y nos cuenta quienes fueron los responsables del sufrimiento de los personajes de la novela de Steinbeck escrita en 1942. Por eso, por lograr completar a Steinbeck con tanta honestidad intelectual, con tanta belleza y originalidad, es que gana el Pulitzer.
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