1992: Mientras en Barcelona se celebran los Juegos Olímpicos y los Balcanes están en guerra, el Joint Photographic Experts Group crea un formato estándar para el archivo de imágenes digitales que bautiza con su propio acrónimo: jpeg. Tres años después nace el mp3, un formato de audio digital. Ambos operan a través de un algoritmo de compresión por pérdida. Nadie lo sabe, pero sin esa tecnología no será posible la posterior digitalización del mundo. Su expansión exponencial gracias a comprimir y a perder. ¿Para ganar?
1993: Wisława Szymborska publica su libro Fin y principio, en uno de cuyos poemas, “Una versión de los acontecimientos”, escribe: “Si en verdad nos dejaron elegir, / debimos tardar mucho en pensárnoslo” y “Del oficio del arte / nos repelía / tanto la precariedad de las valoraciones / como la fugacidad de las obras maestras”.
1996: El campeón del mundo de ajedrez Garri Kasparov derrota a la supercomputadora Deep Blue.
1997: Una versión mejorada de la misma supercomputadora se enfrenta al mismo campeón ruso y humano. Pero en esta ocasión lo vence. Ya no habrá vuelta atrás.
1998: Larry Page y Sergey Brin fundan la empresa Google para convertir el inesperado algoritmo que han diseñado con el objetivo de ordenar grandes masas de datos en el eje de rotación de internet y, sobre todo, en un lucrativo negocio.
1999: Se estrenan The Sopranos y Big Brother, de modo que empieza la gran serialidad, en paralelo de ficción y telerreal, llamada a definir la producción audiovisual en todos los niveles, desde el amateur hasta el de los grandes estudios.
2000: Paul Crutzen, premio Nobel de Química, se refiere a nuestra época como Antropoceno.
2001: En febrero, el Proyecto del Genoma Humano da a conocer en la revista Nature una secuencia completa al 90% de 3.000 millones de pares de bases de la genética humana. En septiembre, el atentado contra las Torres Gemelas provoca una inversión astronómica de capital en rastreo electrónico, videovigilancia, inteligencia artificial. Primera gran aceleración tecnológica. Nacen Google Imágenes, Google Noticias y Wikipedia. Jennifer Michael Hecht publica La futura antigüedad, donde escribe: “el sueño inconmensurable de la frustración / sexual, el júbilo de estar loca e insatisfecha, / la gloria de una noche a solas, en soledad, / viendo telecomedias; al margen del mundo.”
2002: Elon Musk, nacido en Sudáfrica pero con dos nacionalidades más, canadiense y estadounidense, como si su sed insaciable fuera incluso de pasaportes, funda SpaceX, cuyo horizonte de expectativas se encuentra, coherentemente, en la Luna y en Marte. Alguien escribe por primera vez la palabra “selfie”.
2003: Invasión ilegal de Irak.
2004: Nace Facebook. El año anterior, Mark Zuckerberg había realizado el experimento que conduciría a su revolucionaria empresa: robó datos e imágenes de la web de la Universidad de Harvard y creó Facemash, que sólo existió durante unas horas. En el origen de la primera gran red social, por tanto, hay un delito.
2005: Nacen Google Maps y Google Earth, el año anterior lo hizo Google Books. Nace también YouTube, que en pocos meses será comprado por Google. Al tiempo que se mapea el mundo entero y se normaliza la mirada aérea, se empieza a imponer la producción y publicación de contenidos personales. Cada uno de nosotros empieza a convertirse en una serie de estados o posts o vídeos. En un medio de comunicación. En un canal. En una serie. Anne Carson publica Decreación, donde escribe: “Navegamos madre en un océano sin barcos. / Piedad por nosotros, piedad por el océano, navegamos.”
2006: Twitter llega a la esfera pública, pero como ocurre en el origen de la mayor parte de las futuras grandes compañías tecnológicas, no está del todo claro de quién fue la idea, cómo se llevó a cabo ni si colabora con la NSA. Ese mismo año, providencialmente para Silicon Valley, Aza Raskin inventa el scroll infinito.
2007: Se pone en marcha PRISM, el programa secreto de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, cuyo objetivo es la recolección indiscriminada, masiva, salvaje de mensajes que circulan por las redes de las principales operadoras de internet. Apple lanza el primer iPhone. Netflix inicia su servicio de video bajo demanda para ser visto en ordenadores personales.
2008: Annie Ernaux publica Los años, donde escribe: “Las imágenes desaparecerán” y “La llegada cada vez más rápida de los objetos hacía retroceder el pasado”.
2009: Muere Michael Jackson, el rey del pop, el rey del creep.
2010: El nacimiento de Instagram nos convierte a todos en fotógrafos. Gracias a Facebook, Twitter o Kindle Direct Publishing, de Amazon, ya todos somos escritores (auto)publicados. El 80% de los canales más seguidos de YouTube pertenecen a creadores digitales independientes. AliBaba funda AliExpress.
2011: Ejecución extrajudicial de Bin Laden. Después de una primavera árabe, muere Steve Jobs, que no llegará a ver cómo Spotify se convierte en un rival de iTunes.
2012: Barack Obama es reelegido presidente de los Estados Unidos. Dentro de cuatro años, cuando termine su segundo mandato, se convertirá en productor de contenidos.
2013: Mueren Margaret Thatcher y Hugo Chávez.
2014: Echo y Alexa, fabricados por Amazon, empiezan a llegar a las casas de miles de personas.
2015: Se revela que Cambridge Analytica ha trabajado en decenas de campañas políticas con métodos muy cuestionables. Su influencia ha sido notable en el triunfo de Donald Trump o del Brexit.
2016: Se descubre la existencia del spyware israelí Pegasus, utilizado para extraer información de teléfonos móviles de periodistas, activistas de derechos humanos y dignatarios de todo el mundo. Pero si escribes en Google “programas espías” verás que hay miles más y que son mucho más comunes de lo que podría parecer. Se ha normalizado el espionaje masivo, salvaje, doméstico.
2017: Nace el movimiento #Metoo, en el contexto tanto de la cuarta ola del feminismo como de la nueva cultura de la cancelación. AlphaGo, un programa de inteligencia artificial desarrollado por Google DeepMind, gana tres partidas consecutivas al número 1 del mundo de go, el campeón chino Ke Jie. Marcelo Cohen publica Un año sin primavera, donde escribe: “No es tanto que la gente, no sólo la que votó a Trump, no perciba el cambio climático porque es lento. Lo que hace es tratar de conciliar cada artículo de la gran feria de la información climática con las sensaciones verdaderas. Pero como siempre llega en medio de sensaciones inducidas, o condicionadas, la sensación verdadera nunca es fácil de precisar”.
2018: La activista yazidí Nadia Murad y el médico congoleño Denis Mukwege ganan el Premio Nobel de la Paz por su labor contra la violencia sexual y la violación como arma de guerra.
2019: IBM presenta el IBM Q System One, la primera computadora cuántica de uso comercial. En Wuhan, China, un nuevo coronavirus empieza lentamente a poner en jaque a la humanidad y va a provocar la segunda gran aceleración tecnológica de lo que llevamos de siglo. Ted Chiang publica Exhalación, donde escribe: “No importa si queremos que los IA cumplan el papel de empleados, amantes o mascotas, sospecho que su desempeño será mejor si durante su desarrollo hubo personas que se preocuparon por ellas”.
2020: OpenAI da a luz el modelo de lenguaje natural GPT-3 mientras la Tierra vive el primer confinamiento global y TikTok, de origen chino, se convierte en una red social global, siguiendo las rutas que previamente ha seguido el virus.
2021: Una turba asalta el Capitolio de los Estados Unidos. Mientras la justicia inicia su lentos trámites, Twitter y Facebook bloquean rápidamente las cuentas de Donald Trump. Porque la distopía y la utopía se van sucediendo sin pausa, se pone en órbita el Telescopio Espacial James Webb, fruto de la colaboración de catorce países.
2022: Rusia invade Ucrania. El 70% de los canales más seguidos de YouTube pertenecen a marcas, estudios, corporaciones. El New York Times suma once millones de suscriptores, demostrando que la calidad y el rigor son compatibles con la cantidad y la viralidad. Pero miles de casos sugieren lo contrario.
2023: Se publica el borrador del primer pangeoma humano en la revista Nature, que evidencia que los genomas de referencia anteriores habían sido elaborados con un gran sesgo eurocéntrico. Todo lo humano tiene sesgos y los algoritmos no pueden ser una excepción. Explotan las inteligencias artificiales generativas, que se entrenan a partir de datasets creados gracias a Wikipedia, Google Books, Google Imágenes, archivos jpeg o mp3, entre otras muchísimas fuentes digitales. Pese a que es inevitable la compresión con pérdida, como lo son los sesgos, algunos obstinados humanos seguimos creyendo en la comprensión con las mínimas pérdidas y sesgos posibles, en buscar entre toneladas de Big Data algunos datos elocuentes, que sean capaces de crear líneas fuertes de interpretación. Y de sentido.
[Esta cronología desarrolla y actualiza datos e ideas que se encuentran en Lo viral, en la segunda parte de Membrana, titulada precisamente “La Cronología”, y en el prólogo de Los campos electromagnéticos. Teorías y prácticas de la escritura artificial. Pido perdón por ser adicto a las posibles genealogías, ese subgénero literario.]
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