La miniserie El amor después del amor se convirtió en el gran éxito argentino en la plataforma Netflix mediante la narración de episodios de la vida de Fito Páez (y de gran parte de los músicos históricos del rock argentino), al ritmo de las canciones creadas por el músico rosarino. Esto es un dato de la realidad que sucede mientras nuevas audiencias se suman a ver el suceso fílmico en todo tipo de dispositivos.
Sin embargo, algo en el final de la producción no cierra. Esta apreciación no se refiere al guionado, las actuaciones o los elementos fílmicos que componen la narración. Algo no cierra en los títulos del episodio final, que concluye la historia contada en ocho episodios. Algo no cierra y se convierte en un misterio.
Como suele pasar con las ficciones basadas en hechos de la vida real, los títulos del final -que nombran a todo el equipo involucrado en la realización- son acompañados por fotos de los protagonistas verdaderos de la historia. En la primera imagen se puede ver a Fito Páez, Fabiana Cantilo y Charly García. En la segunda, una en solitario de Páez. Luego, un retrato de Charly. Y la cuarta foto muestra a Luis Alberto Spinetta parado con los brazos extendidos y los dedos en “v”, mientras a su derecha festejan Andrés Calamaro, Fito y Charly. A la izquierda de Spinetta, un vacío. Y he aquí el misterio: en la foto original, una imagen icónica del rock nacional tomada por Andy Cherniavsky, estaba León Gieco. Que en esta oportunidad fue borrado mediante algún programa de edición. Curiosamente, mientras la foto aparece, se escucha el verso: “...recuerdos que no voy a borrar”, de la canción “Brillante sobre el mic”.
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Los borramientos de esta naturaleza a lo largo de la Historia no son señales bondadosas por parte de quién borra, sino cercenamientos de la realidad, reescrituras de una narrativa sobre el pasado. El caso más extremo puede encontrarse en el que mandó a realizar Iosif Stalin, en la Unión Soviética, de la figura de León Trotsky, quien fue no sólo censurado de las historias oficiales de la revolución, sino que también fue borrado de la iconografía oficial de la época. Stalin era un adelantado del photoshop para la censura, se ve.
¿Cuál podría ser la razón en el caso de la serie de Fito Páez? ¿Una enemistad? No parece ser la razón. En sus redes sociales oficiales León Gieco, que en estos momentos se encuentra en Italia, hizo un post conmovido por El amor después del amor. “Fito se levanta como un torbellino indomable de todas sus caídas porque aprendió a levantarse de la primera: la muerte de su mamá cuando él era chiquito”. También escribe: “Yo, que me dedico a ver errores en las películas, aquí no los encontré”. El post fue escrito el 27 de abril, antes de que se lanzara el último capítulo y se mostraran las fotos de la vida real. Paradójico: León Gieco ilustra su comentario con la misma foto, pero en su versión original, que lo incluye.
¿Podría ser una cuestión de derechos? ¿Un mero error de postproducción? ¿O fue un borrado adrede?
Infobae Cultura intentó comunicarse con Fito Páez y, desde su entorno más cercano, señalaron que no le correspondía al cantante brindar una opinión sobre el asunto, que en todo caso Netflix o la productora Mandarina, socia local en el armado de la miniserie, debían hacerlo. León Gieco, como se señaló, se encuentra de viaje y los distintos husos horarios no permitieron una comunicación directa con él. En la productora argentina, las tareas en torno al gran éxito que causó El amor después del amor impidieron que alguno de los responsables pudiera opinar, según se informó luego del requerimiento para esta nota.
La icónica foto fue tomada en 1986 en el Festival de La Falda, Córdoba, por la fotógrafa Andy Cherniavsky, en ese entonces pareja de Calamaro. De manera improvisada, el retrato en blanco y negro mostraba a cinco grandes valores del rock celebrando la presentación de Privé, disco de Spinetta, en una conferencia de prensa. Muchos años después fue retocada para brindarle color al acontecimiento.
También la foto que cierra la miniserie sobre Fito Páez fue retocada, pero en un sentido negativo. En lugar de agregarle color a esa postal mítica, le fue quitado.
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