Con obras de más de 40 artistas nacionales e internacionales como Robert Mapplethorpe, Alejandro Kuropatwa, Grete Stern, Luciana Lamothe o Matilde Marín, el Centro Cultural Recoleta presenta Breve Historia de la Eternidad, una muestra con piezas prestadas por diferentes colecciones en los más diversos soportes (instalación, pintura, escultura, fotografía y dibujo), que exponen e interrogan de manera elocuente, lo temporal y lo eterno.
“Borges y Bifo Berardi son el timón de esta exposición. Las obras abordan la idea de la plenitud como fuga a los ideales de una sociedad intolerante y opresiva”, sintetiza el curador de la exposición, Daniel Fischer, durante una visita para prensa por el espacio, que invita a un recorrido espiralado, como en círculos, delimitando diferentes climas, pero también circuitos laberínticos.
Es probablemente una de las formas más disruptivas en la que alguna vez se haya mostrado el montaje de obras y el recorrido puertas adentro de la sala Cronopios pero también junto con sus aledañas, las rectangulares salas J y C, que por primera vez se comunican desde el corazón del espacio, desde adentro, ya que se derribaron paredes como no había sucedido antes en la historia del histórico centro cultural.
Son justamente esos nuevos “pasajes”, esos nuevos portales, que permiten, una vez llegar al fondo de la sala Cronopios, poder ir hacia la sala J y la C -sin tener que regresar hasta la entrada como ha sido siempre- y es justamente esa nueva unión que convierte a la sala expositiva en algo monumental con diferentes estadíos, con distintos climas, sombrío e intimista en el centro, mucho más luminoso y colorido a los costados. Y a su vez, como breves ejes curatoriales, con algunas obras más ligado a lo terrenal, otras a lo heróico, lo místico, la naturaleza, lo vital.
“La exposición es un portal para pensar el tiempo, el cuidado, lo eterno, lo efímero, lo migrante y encontramos por ejemplo el simbolismo a través de la obra de Catalina León (sobre astrología), lo onírico en Santiago Viale, lo religioso en Alejandro Kuropatwa, el orden y el caos en Robert Mapplethorpe”, describe el curador de la muestra, quien cita además a Borges, para quien la eternidad “es un artificio espléndido que nos libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresión de lo sucesivo”, una cita lo suficientemente abarcativa para poder reunir tal cantidad de nombres, con obras prestadas por colecciones privadas y públicas.
Un clima inquietante recibe al visitante apenas ingresar a la Cronopios, donde se ubica la monumental estructura de la artista Luciana Lamothe, una “escultura” que resulta de una serie de tablones de madera sostenidas por formas tabulares: se puede cruzar caminando, luego de subir unas escaleras, pero los andamios se balancean en el andar y ponen a prueba tanto el equilibrio del caminante como las características del material.
Justo enfrente, la artista Matilde Marín relata los detalles de su mural, confeccionado por miles de papeles dorados, hechos a mano, en el que se proyecta amenazante la imagen del inmenso humo generado por una explosión en el Océano Pacífico: “Es un trabajo basado en noticias que durante muchos años recogí y que tienen que ver con el humo. Durante mucho tiempo mi inspiración vino de las noticias, y este humo está proyectado sobre estos papeles, pequeños modelos hechos a mano con papeles naturales y por lo tanto no contaminan”, cuenta la artista sobre su trabajo “No demasiado lejos”, de la serie “Cuando divise el humo azul de Ítaca”: “Era el lugar a donde llegaba Ulises y es el destino a donde tenemos que llegar nosotros como habitantes de este mundo”, detalla Marín.
Antes, la artista Graciela Taquini, pionera del videoarte, se refiere a su obra presente en la muestra, donde propone al visitante una pregunta retórica que interroga “¿Cuándo empieza tu futuro”, acostumbrada en sus trabajos a enfatizar en los ámbitos domésticos, los lazos afectivos y las complicidades.
“Con el poder de un rayo iluminado, rizomático y breve, las metáforas de la sala exponen e interrogan de manera elocuente, lo temporal y lo eterno”, acota Fischer sobre el conjunto, entre instalaciones de gran escala y más de veinte obras en distintos soportes.
La artista Gabriela Golder, también presente durante la recorrida, se expide sobre su trabajo en video “Rebeliones”, una pieza de video realizada en homenaje a la serie de estampas “Tu historia, compañero” (1933), del grabador y litógrafo Guillermo Facio Hebequer: “es una lectura contemporánea de aquellas emblemáticas litografías, donde quise capturar los gestos que aparecen en una instancia de lucha. En aquel trabajo el pintor cuestionaba la pobreza, la imposibilidad de alimentar a tus hijos, hasta que en una de las litografías, hay un quiebre y alguien levanta un puño en alto. La multitud piensa que algo puede cambiar”, desarrolla durante su charla.
Desarmada, fragmentada y en partes apoyada por la sala se exhibe la “Arqueología de mi cuerpo” de la artista Nushi Muntaabski, que trabaja con vidrios y mosaicos, una escultura monumental de una mujer que, toda armada mide doce metros de altura y que se vio en 2014 en el ingreso al Museo Fortabat, en Puerto Madero, recuerda la artista.
Retomando a Borges, la muestra busca resonar con el concepto de la eternidad y “una insondable y afectiva necesidad humana que busca aquietar el ansia de los sucesos de lo propio y de lo ajeno”, en palabras del curador, “un pequeño portal para acceder a todos los espacios, todas las posibilidades y a todos los relatos e historias de una sociedad compleja, dúctil y brillante”, tal como escribió en el texto de ingreso a la sala.
Por su parte, la artista Catalina León presenta sobre el piso de la sala Cronopios “Lluvia, astrología impredictiva”, un proyecto participativo que busca repensar los imaginarios de la astrología tradicional y psicológica, así como su utilización práctica para la vida a través de un inmenso tablero de juego, para “conocerte y desconocerte”, en sus propias palabras, muy cerca a su vez del envolvente “Tapiz de las palabras perdidas” de Pablo Lehmann.
Aparecen allí también, en las salas J y C, los sueños de Grete Stern, las búsquedas a través de la escritura de la francesa Sophie Calle, los textiles de Chiachio y Giannone, las fotografías de Alejandro Kuropatwa, las de Robert Mapplethorpe, la peletería humana que imaginó Nicola Costantino, por citar solo algunos.
*La muestra colectiva Breve Historia de la Eternidad está abierta al público hasta septiembre en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, con entrada libre y gratuita, de martes a viernes de 13.30 a 22 y los sábados, domingos y feriados de 11.15 a 22.
Fuente Télam S.E.
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