Alemania recordó hoy la quema de libros por los nazis en 1933 en un acto celebrado en la plaza Bebelplatz de Berlín, donde hace noventa años las obras de autores judíos y de disidentes políticos fueron pasto de las llamas en grandes hogueras.
La ministra alemana de Cultura, Claudia Roth, subrayó la importancia de “defender la libertad literaria como pilar de la democracia” y, en recuerdo a “la barbarie de la Alemania nacionalsocialista”, defender la libertad de pensamiento.
“Hace 90 años, cuando decenas de miles de libros de autores judíos y políticamente disidentes fueron pasto de las llamas, fueron estas las horas en las que la Alemania nacionalsocialista destruyó la libertad de la literatura y del arte y comenzó a expulsar o, posteriormente, a matar deliberadamente a los portadores de la cultura alemana”, recordó.
Agregó que “70.000 personas contemplaron cómo el odio prendía fuego, los libros ardían y seguían su curso así la persecución y el asesinato sistemáticos de judíos, disidentes políticos y muchos otros”.
Roth aludió a la responsabilidad que tiene Alemania hasta el día de hoy cuando se trata de “acoger a personas que tienen que huir de regímenes autoritarios que combaten la libertad de opinión, de prensa, de arte y de ciencia, o que incluso libran una guerra contra la identidad cultural de todo un país, como ocurre actualmente en Ucrania”.
Recordó en ese sentido que “muchos autores pagaron entonces con su vida la persecución de la que fueron objeto, pero algunos sobrevivieron porque pudieron huir a estados libres y obtener allí el exilio”. “Heinrich y Thomas Mann, Alfred Döblin, Egon Erwin Kisch, Lion Feuchtwanger, Nelly Sachs, Anna Seghers, Erich Maria Remarque y muchos otros se habrían quedado sin voz en esa época de no haber sido acogidos en el extranjero”, subrayó.
El alcalde-gobernador de Berlín, Kai Wegner, por su parte, calificó la quema de libros el 10 de mayo de 1933 de “acto de barbarie” y de “acto de terror ideológico” que precedió “los horribles crímenes cometidos durante la tiranía nacionalsocialista”.
“Por eso es para mí tanto más importante que Berlín ofrezca un hogar seguro a autores perseguidos y amenazados de todo el mundo. En Berlín pueden trabajar y desarrollarse con libertad e independencia, sin miedo a la persecución y la censura”, agregó.
En el acto conmemorativo, organizado por la Biblioteca Estatal de Berlín, se leyeron extractos de obras de autores incluidos en la lista negra, censurados y perseguidos en la Alemania nacionalsocialista.
Fuente: EFE
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