La belleza de la semana: “Sin pan y sin trabajo”, de Ernesto De la Cárcova

La obra más reconocida del artista argentino se convirtió en un ícono de las luchas populares, mostrando una mirada cruda de la pobreza

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La problemática de los problemas sociales en "Sin pan y sin trabajo" de Ernesto de la Cárcova, en el MNBA de Argentina
La problemática de los problemas sociales en "Sin pan y sin trabajo" de Ernesto de la Cárcova, en el MNBA de Argentina

En el Día Internacional de los Trabajadores evocamos el primer cuadro de tema obrero con intención de crítica social en el arte argentino. Se trata de la pintura Sin pan y sin trabajo, de Ernesto De la Cárcova que muestra el flagelo que genera la pobreza en una familia. La tristeza, el miedo y el hambre se pueden ver en los rostros de estos adultos que se asoman por la ventana, donde observan como un grupo de manifestantes es reprimido.

Esta pintura arrancó como un boceto realizado en Roma y sería terminada en Buenos Aires en 1894. En este cuadro, De la Cárcova mostró claras líneas del movimiento conocido como “realismo”, una rama muy comprometida con las clases bajas y las problemáticas sociales. Se trata de una imagen emblemática de las luchas sociales. En esta pieza, el dramatismo de la situación que viven los personajes parece acentuarse aún más con los efectos de contraluz y pesadas sombras logradas.

Ernesto Celedonio Emeterio de la Cárcova fue un destacado pintor argentino de estilo realista
Ernesto Celedonio Emeterio de la Cárcova fue un destacado pintor argentino de estilo realista

En la obra pueden verse detalles que acrecientan la denuncia del artista: la elección de los colores oscuros y fríos, la mesa vacía, las herramientas sobre ella sin ser utilizada, podrían corresponder a un trabajador desocupado, la inclinación del hombre en la silla para poder ver por la ventana. La figura de la mujer con el niño en brazos, a la derecha, con una expresión vacía en el rostro, hace como contrafigura de la tensión dramática del obrero y representa la miseria urbana. Además, el puño cerrado sobre la mesa expresa la bronca e indignación que vive este hombre. Las chimeneas sin humo representan las fábricas inactivas. El obrero desocupado mira desde su cuarto miserable, la represión a la huelga fabril, no desde un rol de lucha sino más bien como un espectador. Se nota el cansancio en su espalda curvada.

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Sin pan y sin trabajo se presentó en el segundo Salón del Ateneo en Buenos Aires, luego de que el artista se afilió al recién creado Centro Obrero Socialista, que luego se convertiría en el Partido Socialista. Los diarios de Buenos Aires destacaron el cuadro de De la Cárcova como la gran revelación de 1894. A pesar del llamativo éxito que tuvo, el artista decidió seguir por otra línea donde aclaró los colores que utilizaba y se volcó a realizar desnudos simbolistas, retratos y naturalezas muertas.

"Naturaleza en silencio", de Ernesto De la Cárcova (1926)
"Naturaleza en silencio", de Ernesto De la Cárcova (1926)

Ernesto de la Cárcova nació en Buenos Aires el 3 de marzo de 1866, e inició su formación artística con el pintor piamontés Francesco Romero, en 1882, en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Después viajó a Europa, precisamente a Italia, para seguir sus estudios en las ciudades de Turín y luego en Roma. Es allí donde pintó esta obra, que puede verse en el Museo Nacional de Bellas Artes.

"En el jardín", de Ernesto De la Cárcova (1902)
"En el jardín", de Ernesto De la Cárcova (1902)

Por otra parte, De la Cárcova se destacó como medallista, realizó varias piezas para el Centenario de 1910 y la que es utilizada hoy como logotipo de la Universidad de Buenos Aires. Además, fue docente y también se dedicó a la gestión pública en diversos ámbitos: fue concejal, director del Patronato de Becados Argentinos en Europa (1909-1916) y director-fundador de la Escuela Superior de Bellas Artes (1921-1927).

Su obra Cabeza de viejo fue premiada con medalla de plata y adquirida en 1892 para la Galería Real de Turín; también obtuvo una medalla de oro en Milán en 1893. Formó numerosos discípulos, algunos de los cuales llegaron a las máximas cumbres de la plástica, como Carlos Miguel Victorica, Cesáreo B. de Quirós y Carlos Ripamonte, entre otros. Expuso sus obras tanto en la Argentina como en Italia y Estados Unidos. Recibió numerosas distinciones, algunas de ellas: el Premio de Honor en la Exposición Internacional de Saint Louis, Estados Unidos (1904); la medalla de oro en la Exposición del Centenario realizada en Buenos Aires (1910); el Primer premio Adquisición en el Salón Nacional (1914) y la medalla de plata del Premio de Artistas Extranjeros en el Salón de Bellas Artes de París. Falleció en Buenos Aires el 28 de diciembre de 1927, a los 61 años. Sus obras pueden verse en el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” en Santa Fe, Museo de Paraná, Museo “Juan B. Castagnino” de Rosario, entre otras instituciones.

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