Del otro lado de la pantalla y a miles de kilómetros de distancia, Joshua Redman, uno de los grandes saxofonistas de la actualidad, responde pausado cada pregunta anticipando su próxima visita a la Argentina. Bien predispuesto y cordial, a menudo ni siquiera aguarda la traducción de su colega Mariano Loiácono, para responder a Infobae Cultura con detallado interés y en el escaso tiempo asignado. Pero de pronto algo llama su atención y Redman se acerca extrañado a la pantalla.
Terminaba de dar detalles de su próximo proyecto: revisionar la música de Duke Ellington y Thelonious Monk, cuando el cronista intenta un paralelo con Timeless Tales (for changing times) y le muestra aquel disco suyo de 1998, integrado por standards jazzeros y canciones venidas del rock.
Te puede interesar: Willie Jones III llega a Buenos Aires para celebrar el día mundial del jazz
Entonces la extrañeza se transforma en legítima alegría. “Uhhh. No lo recordaba para nada”, dice. “Ese disco es una parte muy importante de mi carrera. Te agradezco la mención porque de verdad no lo recordaba. Se me olvidó”, remata en perfecto español y entre risas.
—Esta vez tu visita comienza en el festival Mendoza Sax Fest y vas a actuar en formato de cuarteto con tres músicos argentinos, Ernesto Jodos, Oscar Giunta y Jerónimo Carmona. ¿Qué expectativa tenés sobre esta experiencia?
—Las mejores. Llego el día 10 de mayo y vamos a estar hasta el 15 en Mendoza. Haremos un show con los músicos que nombras el día 13 en el Teatro Independencia y también daremos alguna masterclass para quien quiera acercarse. Luego vamos a Buenos Aires. Allí estaré en Bebop los días 15 y 16, con mi nuevo trío y luego seguiré viaje a Brasil.
—¿Qué nos puedes decir de esta nueva formación y de los músicos que la integran?
—Me gusta mucho el trio de saxo, bajo y batería. Obviamente no se trata de un formato nuevo para mí. He tocado muchas veces con esta formación. Pero si es nuevo para mí tocar junto con Philip Norris y Nazir Ebo. Ellos son dos músicos muy jóvenes que son parte de lo mejor que tiene la escena actual en mi país. Eso me tiene muy entusiasmado como también saber que el estreno mundial de este trio va a ser justamente en Buenos Aires.
Te puede interesar: El mundo del jazz despide a Wayne Shorter, músico innovador y genio esquivo
—¿Cuál sería el repertorio de esta primera presentación de tu nuevo trío en Buenos Aires?
—Probablemente haga un mix entre mi música y algunos standards arreglados especialmente para esta formación. Tengo por suerte un repertorio muy amplio y constantemente entro y salgo de los standards, una música de la que todos conocen su importancia, su trascendencia. Y como además tengo un proyecto en el que estoy trabajando: producir nuevos arreglos sobre las músicas de Duke Ellington, Thelonious Monk y Wayne Shorter; seguramente incluiremos alguno de ellos en los shows de Buenos Aires. No sé todavía cuáles serían esos temas, pero ese es el camino.
—Tu último disco Long Gone, de 2022, permitió el reencuentro con viejos compañeros de ruta, como Brad Mehldau, Brian Blade y Christian McBride, con quienes ya habías grabado años antes. ¿Existe la posibilidad de grabar ahora con este nuevo trio?
—Los que nombras son tres de mis músicos favoritos en el mundo y tres de mis mayores inspiraciones. He aprendido mucho tocando con ellos y hemos estado tocando juntos cada vez que pudimos a lo largo de los años. Y eso es lo sorprendente del jazz. La oportunidad de tocar con tanta gente diferente, con tantas combinaciones diferentes. Standards, música original. Y eso me pasa ahora con Philip y Nazir. No será posible grabar con ellos. Pero podría pasar y seguramente estaría muy bueno.
—Los standards, ya que hablamos de ellos, parecen tener una doble vida. Por un lado, están en la formación inicial del músico, pero luego siguen presentes con nuevas miradas.
—Por supuesto. Es que los standards no están relacionados para nada con las veces que los hayas tocado. Los puedes haber tocado una sola vez o cientos de veces y nunca serán los mismos. Porque cada vez que tocas un standard la ejecución responde a cómo te sientes en ese preciso momento. Cómo se siente el resto de la banda. La conexión que se produjo esa noche. Al público. Al ambiente. Por eso nunca es igual. Las composiciones que se convirtieron en standards lo hicieron justamente por todo eso. Porque ponen a prueba la creatividad, la inspiración y el sentimiento. Por eso los amamos.
—No deja tampoco de ser un diálogo con el pasado. Y allí, quizás, está una de las “ingratitudes” del jazz: la permanente comparación que afrontan los nuevos músicos ante la vigencia de las figuras históricas. ¿Te ha pesado eso en algún momento de tu carrera?
—No. Nunca. Porque nunca me comparo con mis héroes. John Coltrane, Sonny Rollins, Wayne Shorter, Lester Young, Charlie Parker, Dexter Gordon son para mí una fuente de adoración permanente. De recursos, de enseñanza, de admiración constante. Les debo toda mi carrera a gente como la que te he nombrado. Y ni sueño con compararme con ellos ni con alcanzar ese nivel.
—¿Y qué sentís cuando hay gente que sí lo hace? Que compara tu desempeño con el de aquellos héroes.
—Bueno, si hay gente qué si lo hace… Ok. Me siento honrado. Pero eso nunca está en mi cabeza. Desde pequeño vi a mi padre Dewey Redman trabajar muy duro para conseguir su propio sonido, para mejorar en cada desafío. Y para mí también eso fue una enseñanza permanente. Por eso, no hay que evitar mirar hacia atrás. Hay que ser consciente de la tradición y también de la música actual.
—A lo largo de tu carrera y desde muy joven has tocado con músicos muy importantes, desde Paul Motian a Billy Higgins, desde Elvin Jones a Chick Corea. ¿Cómo enseñan estos líderes?
—La mayoría de los músicos con los que he tocado y toco, comparten una sabiduría musical que va más allá de las palabras. No tienen nada específico que decir sobre la música. Con todos ellos he aprendido tocando. No sentado como en clase. La mayoría de los músicos brillantes confían en su intuición. Y para aprender de ellos debes confiar en la tuya.
—Hablabas de tu padre. Tuviste ocasión de grabar con él en Back East, meses antes de que falleciera en septiembre de 2006. ¿Qué recordás?
—Fue una experiencia increíble. Era simplemente una gran oportunidad para tocar con él de nuevo. Toqué mucho con él cuando me mudé a Nueva York y estuve de gira y grabé con él y estuve en su banda durante un par de años, pero no habíamos tocado mucho juntos en los últimos diez años. Así que estaba emocionado y honrado de que haya participado. Fue genial volver a tocar con él y eso tomó más importancia después de su muerte, porque fue la última vez que tocamos juntos.
—Sos además un declarado fan de Sonny Rollins…
—Soy indiscutiblemente el fan número uno de Sonny (Risas). Para mí es como un padre. Una persona que amo y admiro. Tengo una muy buena relación con él y he ido a verlo cada vez que pude. Es un grande, de verdad. Sin ninguna duda.
* Joshua Redman se presentará entre el 11 y el 15 de mayo en el Mendoza Jazz Fest (show en el Teatro Independencia y masterclass). El 15 y 16 de mayo ofrecerá una doble función a las 20 y 22.45 hs. en Bebop (Uriarte 1658, C.A.B.A.).
Seguir leyendo