Con la ayuda y el aporte valioso de un núcleo cercano que incluye a músicos, artistas, escritores y periodistas, los hijos de Gustavo “Cuchi” Leguizamón lanzan una entidad sin fines de lucro que busca honrar la memoria del destacado compositor y pianista salteño, y continuar su legado en la difusión de la música y la cultura popular argentina.
El anuncio se realiza este viernes en el Salón Blanco del Centro Cultural América de la ciudad de Salta y se transmite vía streaming desde la página de Facebook del Archivo Cuchi Leguizamón. Por supuesto, no falta música para celebrarlo: el Ensamble Da Capo, conformado con las guitarras de Mariana Márquez, Nicolás Tolaba, Guillermo Rubelt y Oscar Sarapura, interpretará dos temas del repertorio de Leguizamón.
Reconocido como una de las figuras fundamentales de la música popular argentina, al Cuchi –y su fecunda dupla con Manuel Castilla– se le deben algunas piezas esenciales del cancionero folclórico criollo, aunque generalmente fueron popularizadas en la voz de otros artistas como Mercedes Sosa, el Dúo Salteño, Juan Falú o Los Fronterizos, entre muchos otros. Compuso cientos de obras, sin embargo en vida solo llegó a grabar oficialmente un disco, que hace poco tiempo volvió a circular en Spotify.
“Salió de la sala convencido de que no iba a entrar nunca más a un estudio de grabación. No quería permitir que un sello discográfico le dijera lo que tenía que hacer con su arte, y por otro lado eran épocas en las que se firmaban contratos realmente leoninos. Esas dos cuestiones lo indignaban al Cuchi”, dice Juan Martín Leguizamón, su hijo mayor, quien junto a sus hermanos Delfín y Luis, miembros también de la fundación, disertarán este viernes sobre la obra de su padre.
La Fundación Legado Cultural Cuchi Leguizamón presentará el proyecto Archivo Cuchi Leguizamón, fruto de un convenio realizado con la Biblioteca y Archivo de la Provincia de Salta para generar un archivo específico sobre el Cuchi que tiene como base documental el material del que dispone la familia (partituras, fotografías, filmaciones, grabaciones y artículos de diarios y revistas), aunque esperan engordar el expediente. “Queremos aprovechar para presentarlo y pedirle a la gente que pueda tener algo sobre el Cuchi que acerquen copias u originales para donar al archivo, así puede crecer nuestro material. Va a estar buenísimo poder sistematizar toda esa información”, le dice Juan Martín Leguizamón a Infobae Cultura sobre este archivo que será de acceso libre al público y estará alojado en la Biblioteca provincial, en la calle Belgrano y Sarmiento de la Ciudad de Salta.
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Dentro del plan anual de la Fundación, se contempla la edición de dos discos con material de seis recitales que el Cuchi dio en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín en el año 86. “Por entonces él estaba en un muy buen momento interpretativo, y el piano además se grabó muy bien, así que es como la frutilla de la torta”, dice el director de la organización sobre este registro que ya está masterizado y esperan imprimir pronto, con una obra de Yuyo Noé acompañando el arte de tapa. “Tenemos que conseguir todavía los recursos, aunque ya tenemos una punta de apoyo que puede funcionar”, agrega. Hasta el momento, según asegura, la Fundación solo se sostiene con la dedicación y el aporte que por amor realiza gente cercana en Salta y en Buenos Aires.
A través de un sello editorial propio, también esperan publicar en breve un libro que reúne la obra poética integral del músico, que además de las letras de sus canciones incluye unos cuantos poemas ya editados y otros inéditos. Asimismo está la intención de editar otros materiales sobre el autor de “Zamba del laurel”, por ejemplo un libro de recetas con algunos platos característicos que preparaba en mesas y tertulias.
“El Cuchi siempre decía que su primera profesión era la cocina”, recuerda Juan Martín, que señala dos de esos platos: “Uno que a mí me gustaba particularmente mucho era el quesillo derretido, una especie de sopa con leche y pimientos. Y el que jamás hubiese probado ni probaré es un melón relleno con butifarra, un contrapunto muy importante de sabores”.
La Fundación, que avanza en el desarrollo de un sitio web, está además trabajando en convenios con la Secretaría de Cultura provincial y con la Universidad Nacional de Salta, para la que el Cuchi compuso un himno a principios de los setenta que nunca se institucionalizó. Otra de sus metas es generar un impacto social a través de capacitaciones y talleres y llevar la música del compositor y pianista a distintos lugares.
“Cuando hablamos de legado cultural, nos referimos a una cosa mucho más amplia que la música de mi padre. Tiene que ver con una posición respecto de la cultura popular y el arte, con aquello que transforma una sociedad a partir de sus intereses propios y no solo por intereses comerciales. Nosotros vemos artistas muy valiosos que no tienen espacios porque trabajan con otra idea de la producción artística, y ese es un camino que quisiéramos poder abonar”, explica su hijo antropólogo.
Leguizamón, que supo conjugar música popular y de vanguardia (fue un pionero de los conciertos de campanas y soñaba con ser “el director de orquesta de todos los ruidos de la existencia y del mundo”), devino a través de los años en un artista de culto admirado mucho más allá del ámbito del folclore. “Me pasa de escuchar a artistas que están hoy produciendo y notar el aporte del Cuchi. Eso habla de un legado bastante activo”, dice el hijo mayor, que adelanta algunas presentaciones musicales de la Fundación para los próximos meses, en Salta y en Buenos Aires, y además la idea de producir un material audiovisual que muestre la faceta de profesor de historia de su padre a partir de los testimonios de ex alumnos.
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