Julian Matta, melancolía y caos en Media Galería

El espacio de Villa Crespo presenta “El viejo arte de adjetivar”, una muestra del artista y cineasta, con imaginarios relacionados a la infancia y la decadencia en la vida adulta

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“El viejo arte de adjetivar” en Media Galería (Benjamín Vizcaíno)
“El viejo arte de adjetivar” en Media Galería (Benjamín Vizcaíno)

“Bestias, mutantes, masas amorfas, patos que hablan con sus sombras: en las pinturas de Julián Matta, los adjetivos se lanzan hacia campos de color y claroscuros para rebotar entre sí y generar vínculos viscosos y adherentes que se esparcen sobre toda la superficie de sentido. De sus adyacencias y dinamismos emerge un mundo ficcional en el que confluyen guiños y gestos de la historieta, los dibujos animados del periodo de entreguerras, la cultura popular y fascinaciones y obsesiones tanto personales como compartidas”, señala la curadora mexicana, Tania Puente, en el texto curatorial de El viejo arte de adjetivar.

La actual exposición en Media Galería, un espacio de exhibición e investigación artística independiente, presenta al artista y cineasta, Julián Matta. En El viejo arte de adjetivar, se busca rescatar la emoción del espacio, el montaje y las perspectivas. En una sala completamente azul, seis pinturas de gran formato (1.50x1.50 metros) conviven de manera prolijamente desprolija: inclinadas, asimétricas, distanciadas de la pared, incluso colgando del techo.

Hay algo táctil, de escala y de contacto humano que transforman el lugar físico y acotado de la galería. “Las pinturas se enuncian como imaginarios íntimos y afectivos, en los que la complejidad de las emociones se resuelve en formas violentas, veloces e irreductiblemente tiernas”, señala Puente.

 (Benjamín Vizcaíno)
(Benjamín Vizcaíno)

La exposición da una visión casi meridiana del estilo actual de Matta, lo cual no es algo intencionado, sino más bien inevitable. “El cuerpo de las imágenes, a base de pinturas de látex y en aerosol de dos colores, demandó mucho del cuerpo de quien las pintó: las manos de Julián se resquebrajaron y su ritmo para pintar tuvo que plegarse a los tiempos de secado casi inmediatos de los materiales. Y en esa misma negociación, acordaron elaborar ideas en lo pictórico, y la pintura, en las ideas. A esto, hay que sumar los sentimientos. No por nada los adjetivos son las palabras con las que se suele hablar de los sentimientos porque, al igual que la pintura, tampoco se les puede aprisionar”, señala la curadora.

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Matta, quien realizó residencias de producción en Corea del Sur, Japón, Alemania y Portugal, con el proyecto artístico que comparte con la artista Val Vargas, participa actualmente del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. En sus trabajos más recientes, la gestualidad ejercida a través de la materia, organiza un universo melancólico y caótico, supeditando imaginarios relacionados a la infancia y a un momento de decadencia en la vida adulta ordinaria. El repertorio material del que se componen sus obras está compuesto de juguetes, dibujos animados, desechos y cine estadounidense del siglo XX.

 (Benjamín Vizcaíno)
(Benjamín Vizcaíno)

“Trato de no ponerme limitaciones”, dice Matta (Chaco 1985), conocido por su producción e investigación en el campo del videoarte y la instalación. Y agrega: “A mediados del año pasado nos prestaron de manera provisoria un espacio en microcentro para que ocupemos como taller para desarrollar obra. Yo dispongo, hace 3 años, de un espacio taller donde acumulo objetos y materiales de todo tipo para hacer obra, y por el tiempo limitado del préstamo del otro inmueble (6 meses) no iba a mudar todo el montón de cosas que tengo en mi taller. Fue así que resolví trabajar durante ese tiempo con mínimos recursos posibles y con los que me resultara práctico, a saber: un tacho de látex negro, uno de látex blanco, tela en bastidores de 150 x 150 y mis manos. De allí se fue componiendo esta serie o proyecto de pinturas. Es importante el dato de que, generalmente, mi obra se desarrolla en el campo de lo instalativo y el video. En ese contexto de obra, la pintura es una parte del todo, siempre en relación con otros elementos, ya sean esculturas, video, iluminación, etc. Esta es una de las pocas veces en que la pintura ocupa el lugar central… y el único lugar. Esta fue la premisa en la que nos concentramos para trabajar con Tania Puente, la curadora: Centrarnos en hacer una muestra de pintura”.

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“Media fue el primer lugar que pensé para proponer esta muestra, no solo por el lugar nuevo, ubicado en el amigable barrio de Villa Crespo, con una vidriera que conecta la obra con cualquier persona que pase por allí, sino también por la confianza que me da trabajar con Laura Guindlin, que en esta ocasión nos brindó un acompañamiento cercano y preciso, a la vez que una gran libertad para intervenir el lugar”, agrega.

Julián Matta (Stephen Ironside)
Julián Matta (Stephen Ironside)

Para Laura Guindlin, directora de Media Galería, “este proyecto fue una oportunidad para explorar las posibilidades del nuevo espacio. Hasta ahora, sólo se habían realizado exhibiciones colectivas, con lo cual la idea de una muestra individual implicó otro tipo de trabajo, mayor selección de obras y reflexión en torno al montaje y uso del espacio”.

Uno de los principales objetivos de Media Galería es brindar un espacio para artistas emergentes y proyectos alternativos. En este sentido, la programación anual del espacio se organizó a partir de una convocatoria abierta. “Las obras están a la venta, y tratamos de mantener un precio accesible para que el público en general, como amigos y vecinos, puedan adquirirlas”, agregó.

Formado en el taller Esto no es una Academia con Diego Figueroa, Julian Matta cursó el Programa AxA con Florencia Rodriguez Giles y Tomás Espina (2019). También se formó haciendo clínica con Andrés Labaké y en el taller de escultura de Luís Terán. Entre sus últimas exposiciones se destacan: “El centro ha muerto, viva el centro” 2023, Goethe Institut, “Trampantojo” (El Quiosquito, Chaco 2022), “Ciertos Destellos” (Alianza Francesa, Buenos Aires 2022), curada por Carlos Herrera y “SOLILOQUIO, la ruina” 2017 - 2018 junto a Val Vargas. Curaduría Marcelo S. Dansey / Centro Cultural San Martín. CABA, Buenos Aires.

*La muestra puede visitarse viernes y sábados de 17 a 20hs y estará en Media Galería hasta el 6 de mayo. Luis María Drago 304, Villa Crespo.

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