La década del setenta no fue un momento cualquiera en la historia de América Latina. Álgidos debates ideológicos, crecimiento de las pujas políticas, auge de la lucha armada y nacimiento de las dictaduras militares coordinadas en toda la región. Además, de fondo, la Guerra Fría y el mundo se alineaba entre el capitalismo estadounidense y el comunismo soviético. Mientras todo eso ocurría, Eduardo Galeano escribió una obra incisiva y extensa que se volvió muy popular entre la izquierda, no sólo del continente, sino del mundo: Las venas abiertas de América Latina, publicado por Siglo XXI Editores en el año 1971.
Mientras la escribía, trabajaba como periodista y editor, y estaba empleado en el Departamento de Publicaciones de la Universidad de Uruguay. Según sus palabras, tardó “cuatro años de investigación y recolección de la información que necesitaba, y unas noventa noches plagadas de cafeína”. ¿Y cómo definirlo? En principio, como un reconto de referencias, argumentos y testimonios de los padecimientos históricos de Latinoamérica. “Sé que pudo resultar sacrílego que este manual de divulgación hablara de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas”, dijo Galeano en su momento, y aseguró que “no ha sido un libro mudo”.
“Escribí Las venas... para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden un poquito, en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? Este libro fue escrito con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente”, sostuvo.
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Lo cierto es que dos años después de la publicación del libro tuvo que abandonar su país: exiliarse. Uruguay sufrió, el 27 de junio de 1973, un golpe de Estado que inició una dictadura cívico-militar que se extendió hasta 1985. El libro fue censurado, no solo en Uruguay, también en Chile y Argentina. De alguna manera, las denuncias de colonialismo e imperialismo que relataba en el libro cobraban una actualidad inmensa cuando Estados Unidos, durante la segunda mitad de la década del setenta, implantó el Plan Cóndor en América Latina donde se persiguió opositores, se reprimió ilegalmente y se masacró a una parte de la población.
¿Cómo explicar que la situación no nacía de un repollo, que tenía ujn correlato histórico? “Traté de escribir de una manera tal que pudiera ser leído y disfrutado por cualquier persona”, explicó Galeano y si bien él reconoció tener limitaciones (”Las venas... intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria”), apostó al máximo: “No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”. Con el tiempo, muchos intelectuales han llegado a considerar a este libro como “La Biblia Latinoamericana”. Aún hoy guarda una enorme vigencia y es leído con entusiasmo.
Tras un breve período en la cárcel de Uruguay durante la dictadura, Galeano se exilió en Argentina, donde fundó y editó la revista Crisis. Pero en 1976 el golpe ocurrió también en Argentina y tuvo que exiliarse nuevamente porque su nombre estaba en la lista de los escuadrones. Se fue a España y escribió una obra más extensa: Memoria del fuego. También vivió un tiempo en Suecia. Finalmente regresó a Uruguay en 1985 y desde entonces nunca dejó de escribir ni de ejercer su sol como activista e intelectual, hasta que finalmente murió, un día como hoy, en 2015. Padecía cáncer de pulmón. Tenía 74 años.
Cuando publicó Las venas abiertas de América Latina, Galeano tenía 31 años. Su objetivo siempre fue claro: contar la historia de la gran patria que aún resiste en este rincón del planeta. Así fue que construyó con minuciosidad un recorrido histórico desde la colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea. Hay crónicas, narraciones y argumentaciones sobre el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales, no sólo Europa, también el Reino Unido y los Estados Unidos. La obra recibió mención honorífica del Premio Casa de las Américas.
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Las venas también inspiró a varios artistas. Oscar Niemeyer hizo una escultura titulada Mão que se inauguró en 1989 en el complejo cultural desarrollado por el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, el Memorial de América Latina, con el objetivo de ofrecer exposiciones alusivas a la cultura y memoria latinoamericanas. En 1992, León Gieco menciona a Galeano en su popular canción “Los Salieris de Charly” y en el video de la canción aparece la portada del libro. Los Fabulosos Cadillacs tienen una canción de 1995 que tiene el nombre del libro. También hay mención de El Cuarteto de Nos, Tijuana No!, Alux Nahual y Los Dólares.
Un punto de “resurrección” del libro ocurrió en el 2009, durante la V Cumbre de las Américas, cuando Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, le regaló un ejemplar a su par estadounidense Barack Obama, lo que aumentó notablemente sus ventas en Amazon. En una nota publicada por las cinco décadas del libro, la escritora argentina Ana María Shua dijo que Las venas... es un “recuento exaltado, conmovedor, de la piratería que arrasó nuestro continente. Fue para mi generación una certificación, una esperanza y un himno. Desde entonces, todos fuimos o quisimos ser Galeano”.
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