Mar del Plata recibe todos los veranos a miles de turistas que deciden pasar sus vacaciones en el balneario más famoso y popular del país. Entre lobos marinos, noches de teatro, churros y sus playas del sur, un mes antes al comienzo de la temporada alta, la ciudad también le abre las puertas a cientos de cinéfilos que asisten al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (MDQ Film Fest) para pasar una seguidilla de días maratónicos de entrar y salir de los cines para ver una película detrás de la otra.
Ese aspecto es sólo la superficie de todo lo que tiene para ofrecerle al espectador el universo que presenta Danubio, el nuevo documental de Agustina Pérez Rial, que tuvo su premiere en la edición 2021 del mismo festival y obtuvo el premio a mejor dirección de largometraje dentro de la Competencia Argentina, además de otras distinciones como mejor película de la Competencia Argentina por parte de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina (ACCA), y mejor directora de largometraje nacional por el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires.
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Ahora, un año y medio más tarde de ese festival y luego de una semana exhibida en la sala Leopoldo Lugones, con buenas respuestas por parte del público, el film se proyecta en el complejo Gaumont-INCAA y durante los sábados de mayo integrará la programación cultural del Centro Cultural Kirchner todos los sábados de mayo.
Después de Los Arcontes, su único cortometraje disponible en el catálogo de Cine.ar, la cineasta marplatense ahonda en su ópera prima a través de la ficción documental y amplía la idea que expuso en su primer trabajo codirigido con Natalia Labaké: la campaña de espionaje que hubo en el Festival de Cine de Mar del Plata durante la dictadura de Juan Carlos Onganía a fines de la década de los sesenta y principios de los setenta, haciendo mayor hincapié en la edición de 1968, el año en que sucedió esta historia. Luego de esa edición, el festival fue suspendido por 25 años y recién volvió a realizarse en 1996.
Antes conocido como Festival Cinematográfico Internacional, el multitudinario evento dedicado al séptimo arte fue creado por Juan Domingo Perón mientras cursaba su segundo mandato en 1954. Si bien, ya desde su primera edición, contó con la presencia de figuras internacionales, no fue hasta llegada la década de 1960 que la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina tomó su organización y comenzó a potenciarlo para tener una amplia apertura hacia el resto del mundo. Pasaron maestros del cine como François Truffaut, Pier Paolo Pasolini y Jacques Tati y actores de la época, como Jean-Paul Belmondo, Catherine Deneuve y Paul Newman.
También, durante estos primeros años, se exhibieron películas como Bonnie y Clyde, de Arthur Penn, Jules y Jim, de Truffaut, Le doulos, de Jean-Pierre Melville, Fresas salvajes y Juventud divino tesoro, ambas de Ingmar Bergman, y Los vencidos, de Michelangelo Antonioni, entre otros títulos cinematográficos.
Danubio, un retrato de espías que se infiltran dentro de la cinefilia
A partir del cine como disparador, Danubio se presenta como un ensayo que aborda el género de documental ficticio y relata la acción de los servicios de inteligencia que vigilaron a los invitados al festival que provenían de Europa del Este, la región europea mayoritariamente conformada por gobiernos comunistas. En este contexto, la Sociedad Danubio (de ahí el título de la película), cumple un rol importante: es el lugar en donde se llevan a cabo las reuniones en el festival de 1968 y el foco en donde la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) recolecta la información.
A todos los datos que enmarcan Danubio y el escándalo de espionaje, se suma la protagonista de la historia, cuyo nombre se desconoce, y está a elección del espectador decidir si ella existe o no. Oriunda de Rusia, la joven narra cómo fue su llegada a la Argentina junto con su familia, asentarse en una Mar del Plata peronista, y aprender a hablar en castellano en el día a día. Así, hasta crecer y conseguir un trabajo como intérprete dentro en esa edición del festival.
Pero detrás de todo ese cine y una travesía de inmigrantes por la Costa Atlántica, hay un pedido muy especial de parte del Partido Comunista al que se encuentra afiliada: encontrarse de manera secreta con el embajador de Rusia en Argentina.
Una marplatense busca el lado B de su ciudad
A través de un increíble material de archivo recopilado en fotomontaje realizado por Natalia Labaké, y narrado en voz en off por Nina Gilmizyanova, esta película es un viaje hacia el ambiente cinematográfico del siglo pasado, pasando por el discurso de Perón en la apertura del festival, el boicot de trabajadores de la industria para que se agilizara la sanción de la Ley de Cine, y la presencia de unas jóvenes Mirtha Legrand e Isabel Coca Sarli.
Danubio hace sentir al espectador que es parte de la historia, y le permite explorar no solo el glamour de la época dorada de Hollywood que se entrelaza con la escena artística argentina en el balneario de Mar del Plata, sino que también le entrega el suspenso de una historia de espías y comunismo como si fuera un film policial noir que mezcla cine y política.
La directora Agustina Pérez Rial diálogó con Infobae Cultura, y allpi contó cómo fue el proceso de llegada de los archivos clasificados que llegaron a sus manos y el momento de la producción del film que, luego de Mar del Plata, también pasó por el Festival de Cine de Lima, el Festival Internacional de Cine Político, el Festival de Cine Documental de Leipzig, el Festival de Cine de Ibiza, entre otros eventos de circuito.
“A mí me llega originalmente el legajo de tres hojas con el que empieza toda la historia. Me llega a través de la guionista de la película, Paulina Bettendorff. Ella me lo comparte y a partir de esa primera lectura lo que hacemos es un trabajo académico, que está publicado en un libro que se llama Tiempo archivado”, recordó, y remarcó el momento bisagra: “A partir de ahí a mí me parecía que eso era el germen de una historia para una película”.
Entre material periodístico del Canal 10 de Mar del Plata, el Archivo General de la Nación y la ayuda del fotógrafo Pupeto Mastropasqua, que trabajó en el festival durante los sesenta, y el coleccionista Ariel Castrofarro, la cineasta y el resto del equipo de producción comenzaron a encajar las piezas del rompecabezas que luego desembocaría en Danubio.
“Entendimos que parte importante de la película iban a ser esas fotos porque nos permitían ver no solo un festival que nunca habíamos visto, sino también construir el punto de vista que era tan difícil de encontrar porque era solo textual en contraposición a lo que teníamos de la DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) con esas fotos torcidas y cerradas”, señaló.
A pesar de ser marplatense, el espionaje dentro del Festival de Mar del Plata fue toda una sorpresa para la directora. “No era algo público, era algo que me sorprendió, y como lo hizo a mí, también lo hizo a personas muy involucradas en el festival, como al crítico cinematográfico Fernando Martín Peña, o al director José Martínez Suarez”, reveló.
Aún así, la cineasta reconoció sobre la situación: “Era algo que se intuía, se podía percibir que durante el Onganiato que el festival había sido vigilado, pero la verdad es que la existencia de este material e informes con esta información tan explícita fue algo que sorprendió”.
Sin embargo, para Pérez Rial, la idea de hacer Danubio nunca estuvo en su agenda. “Creo que una película nunca se piensa de antemano. Una película es algo que se va encontrando en el proceso mismo de hacerla. Sí creo que tiene que tener una motivación y una tesis. En mi caso, a mí me motivaba muy fuertemente ser de Mar del Plata y querer poner en escena lo que yo entendía que era un lado B de la ciudad”, considera. “Esos informes me dieron la materia prima para poner a jugar elementos en la representación de ese lado B, pero a la forma final de la peli fui llegando con muchos años de investigación y pruebas”.
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