La semana pasada imaginé en la primera parte de este ensayo cinco claves para comprender las metamorfosis que está provocando la inteligencia artificial generativa en la escritura y la edición. Las definí así: integración del GPT a la escritura literaria, más edición que creación pura, el traductor como asistente de la IA, los nuevos departamentos que van a surgir en las editoriales y la literatura personalizada.
Concluyo ahora el ensayo con otras cinco, que también se deducen de lo que está pasando en estos momentos, con la irrupción de GPT-4 y mientras llega la quinta versión del modelo de lenguaje de OpenAI y las empresas empiezan a anunciar despidos y reestructuraciones.
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6. Libros escritos por autores muertos
Si la falsificación profunda permite rejuvenecer a los actores y actrices más célebres y resucitar a los muertos, podemos adivinar la existencia de redes neuronales programadas para que escriban como grandes autores del pasado. Agatha Christie o Ian Fleming podrán publicar nuevas entregas de Poirot y James Bond. Incluso varias al año.
No se trata de una hipótesis descabellada, si se tiene en cuenta que ya es una práctica común entre los autores humanos. Carlos Zanón escribió, con el beneplácito de los herederos de Manuel Vázquez Montalbán, una novela protagonizada por el legendario detective Pepe Carvalho, Problemas de identidad; David Lagercrantz ha proseguido con la saga de Stieg Larsson. Y Sherlock Holmes ha resucitado cientos de veces desde su muerte y la de su autor. En esas ficciones epigonales dice a menudo “Elemental, querido Watson”, lo que nunca le hizo decir Sir Arthur Conan Doyle, y que viene a cuento si se tiene en cuenta de que trata de extender la vigencia del mito. Asegurar los ingresos y la posteridad.
7. Audiolibros autonarrados y otros contenidos sintéticos
Como el libro electrónico crece mucho más lentamente que el pódcast o el audiolibro, es lógico que se inviertan recursos en la producción industrial de objetos culturales sonoros. Las voces sintéticas cada vez suenan menos robóticas, más humanas. La inteligencia artificial ayuda al procesamiento de los textos, a su lectura e interpretación sonora. Ya están conviviendo los audiolibros leídos por actores y actrices con los autonarrados.
Además, es muy sencillo clonar cualquier voz, de modo que se puede automatizar también la lectura de textos. Es decir, ya es técnicamente posible que una máquina produzca libros que parezcan leídos por Emma Thompson o Constantino Romero. Es cuestión de tiempo que exista un mercado de derechos de reproducción de voz. Ya han empezado a aparecer cláusulas sospechosas en los contratos de profesionales del doblaje.
Pero la inteligencia artificial generativa no sólo avanza en el campo del lenguaje, escrito y oral, también lo hace en los de la música, la ilustración, la edición de vídeo o la producción audiovisual. De modo que se está abaratando muy rápidamente la creación de contenidos sofisticados. En pocos años se podrá acompañar el lanzamiento de un libro no sólo de su e-book y su audiolibro y su campaña de marketing, sino también de su imaginación gráfica, su banda sonora, su videojuego o su versión cinematográficas, todo ello creado en tiempo récord con IA.
El próximo mes de junio, la primera edición del +Rain Fest en Barcelona nos permitirá tomarle el pulso a ese nuevo cine. Su patrocinadora es la empresa Runway, cuyas herramientas de generación de escenas, efectos y mundos te dejan con la boca abierta.
8. Dos circuitos literarios paralelos
Si los libros y la literatura siguen el camino que han marcado durante este siglo los dos juegos que revolucionó la IA, el ajedrez y el go, pronto existirán dos circuitos paralelos. El de los humanos que leen textos escritos por humanos y los que se acostumbran a la lectura de los escritos por GPT y sistemas similares.
Como siempre lo más interesante, no obstante, va a ocurrir en las zonas híbridas y fronterizas. En los libros cuyo origen y proceso de escritura no estén claros. En los equipos cyborg. En los premios que ganarán autores que habrán utilizado secretamente redes neuronales. En los pseudónimos que nos hagan dudar: ¿Será la próxima Elena Ferrante un algoritmo?
Esas lecturas confusas ya están aconteciendo en las listas de reproducción de Spotify que mezclan canciones de músicos y músicas de carne y hueso, con derechos de autor, con temas generados automáticamente. Tanto en el interior de la plataforma como en las radios digitales, la selección y la locución también empiezan a delegarse a los programas informáticos.
La literatura es el lenguaje artístico más conservador, pero al mismo tiempo está en diálogo íntimo con todas esas realidades. Imagino antologías poéticas editadas y leídas por IA. O el sueño de Pessoa, contener multitudes de heterónimos, desarrollado por un modelo de lenguaje natural casi tan dotado como el poeta portugués. Pero mucho más excesivo.
9. Comisiones éticas
Microsoft ha invertido 10.000 millones de dólares en GPT y ha despedido a 10.000 personas. La coincidencia del número parece un mal presagio. Entre los despedidos se encuentran los miembros del comité de ética. Tal vez sea la clave de todas las claves: es necesario el acompañamiento ético de la transición que ya estamos viviendo.
Parece claro que las grandes compañías privilegian el beneficio económico. Por eso urge la intervención reguladora de los estados y de las instituciones internacionales.
Mientras llega, la Fundación Juan March se revela como un modelo posible: ya utiliza inteligencia artificial para el análisis y la gestión de información en su DataLab, que se confunde con su biblioteca o con su plataforma de contenidos; pero no implementa ninguna acción nueva sin que antes evalúe su impacto en el personal cien por cien humano.
10. Metamorfosis legales y justicia final
Durante la última década, sistemas como Turnitin, detectores de plagio, se han vuelto moneda de uso corriente en el ámbito académico. Ya se están actualizando para detectar el uso de IA en los trabajos de los alumnos. Forman parte de un giro forense que va a afectar a todos los campos de la representación, desde las falsificaciones profundas hasta los textos periodísticos. Aunque la ley obligue a identificar el origen de cualquier objeto digital, seguirán proliferando los que se sitúan fuera de ella. Y deberemos usar herramientas para verificarlos.
Si la revista de ciencia ficción Clarkesworld ha detectado un alud de cuentos escritos con ChatGPT-3 y ha tenido que tomar cartas en el asunto, es de esperar que en estos momentos estén llegando a todo tipo de convocatorias de premios miles de cuentos, poemas y novelas parcial o totalmente escritos por IA. Los sistemas de detección deberán formar parte, a partir de ahora, de los mecanismos de evaluación de los certámenes literarios. Y de las revistas académicas. Y de todas las instancias editoriales.
Al mismo tiempo, se deberá normalizar la recepción de trabajos escritos por redes neuronales o en colaboración con ellas. El premio pionero es japonés, el Hoshi de ciencia ficción, que está abierto a autores humanos y no humanos. El premio Itaú de cuento digital, en la fundación homónima de Argentina, está creando ahora una mención para IA. Será la primera en lengua española.
El concepto de derechos de autor va a tener que ser reformulado en el nuevo ecosistema. Los modelos de lenguaje han sido entrenados gracias a los textos de la humanidad, a ese lenguaje que es nuestro gran patrimonio. El millonario beneficio que van a extraer de él las corporaciones debería revertir en los creadores de las palabras y sus legítimos propietarios. En el medio o largo plazo, lo más justo parece ser la renta básica universal.
Bonus track: las diez claves según el propio GPT4, generadas después de la escritura de este texto:
1. Producción masiva de contenidos: GPT-4 podría generar rápidamente cuentos, novelas y otros textos literarios en grandes cantidades, lo que permitiría a los autores crear y publicar más obras en menos tiempo.
2. Asistencia en la creación de personajes y tramas: Los escritores podrían utilizar GPT-4 como una herramienta para desarrollar tramas originales y personajes complejos, proporcionando ideas cuando el bloqueo del escritor golpee o simplemente aprovechando su capacidad para generar historias frescas.
3. Corrección de estilo y gramática: GPT-4 podrá analizar y corregir automáticamente errores gramaticales y de estilo en un manuscrito, mejorando así la calidad de los trabajos finales antes de enviarse a los editores y reduciendo además los costes de edición.
4. Ayuda en edición y corrección: GPT-4 también servirá como asistente virtual en procesos de revisión gramatical y tipográfica, y les ayudará a mejorar su forma de narrativa o redacción. Además, este programa tendrá la capacidad de ofrecer sugerencias relacionadas con contexto e incluso coherencia argumental necesarios en investigaciones académicas.
5. Creación de lenguaje fresco y novedoso: A medida que evolucione GPT-4, surgirán nuevas formas de expresión literaria y lingüística que no hemos visto antes. Esto permite una expansión en el repertorio de palabras, frases y giros idiomáticos disponibles para su uso por parte de escritores y creadores de contenido.
6. Personalización de contenidos: GPT-4 puede personalizar libros y otros materiales escritos según las preferencias individuales de cada lector, ofreciendo, por ejemplo, finales alternativos, escenas adicionales, niveles apropiados de complejidad u opciones de personajes según las solicitudes del usuario.
7. Narrativa interactiva: GPT-4 facilitaría la creación de novelas y juegos interactivos en los que el lector pueda tomar decisiones activamente, mejorando así la inmersión en la historia e impulsando nuevos formatos literarios basados en la elección y exploración por parte del lector o jugador.
8. Descubrimiento de talento joven y emergente: La IA podría identificar a autores con potencial y conectarlos con editores y agentes apropiados, lo que daría nueva visibilidad a escritores prometedores ayudándoles en su carrera profesional.
9. Edición automática de metadatos y descripciones: Al generar automáticamente sinopsis coherentes y metadatos precisos, GPT-4 facilitará el proceso editorial al mismo tiempo que mejora la información proporcionada a lectores interesados.
10. Cuestionamiento ético y autorial: A medida que la influencia de GPT-4 aumente en el mundo literario, también se plantearán preguntas sobre qué grado de autoría y originalidad puede atribuirse al humano o a la misma inteligencia artificial. Esto dará lugar a debates interesantes sobre derechos intelectuales.
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