Romina Chuls: “Mi arte cuestiona la mirada colonial y androcéntrica de nuestra historia”

La artista peruana, que trabaja con técnicas textiles y cerámica, inaugura su primera muestra en Estados Unidos. “Me interesa inventar el mundo desde las transiciones, alejadas de binarismos”, afirma

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“Como artista/artesana feminista interdisciplinaria, expongo problemáticas que confrontan las mujeres peruanas y latinoamericanas en su cotidianidad", dice Romina Chuls (foto: Instagram)
“Como artista/artesana feminista interdisciplinaria, expongo problemáticas que confrontan las mujeres peruanas y latinoamericanas en su cotidianidad", dice Romina Chuls (foto: Instagram)

“El detonador de mis proyectos es siempre autobiográfico, siempre político. Todo surge de mi irritante incomodidad, de la búsqueda de exteriorizar mi dolor como parte de mi práctica espiritual, de la reapropiación de mi carne y de una libertad ausente”. Así se presenta en su sitio web Romina Chuls, nacida en la capital peruana en 1991.

La artista limeña, que cuenta con un bachillerato en pintura realizado en la facultad de Arte y Diseño de la Pontificia Universidad Católica del Perú, complementó esa formación con varios talleres sobre técnicas textiles prehispánicas, como el brocado, el tejido anillado o el bordado mexicano. Asimismo, cursó estudios sobre teoría feminista en el Brooklyn Institute for Social Research.

Romina Chuls trabaja con técnicas textiles prehispánicas
Romina Chuls trabaja con técnicas textiles prehispánicas

Es que la sensibilidad de Chuls con respecto a las cuestiones de género atraviesa toda su obra: “Como artista/artesana feminista interdisciplinaria, expongo problemáticas que confrontan las mujeres peruanas y latinoamericanas en su cotidianidad, problemas relacionados a la memoria androcéntrica, a la demarcación territorial, al nacionalismo y los derechos sexuales y reproductivos”, explica.

En esa línea de trabajo surgió su proyecto Qué rico menstrúo, en el que busca desestigmatizar la menstruación con intervenciones de bordado en la ropa. A través de distintas acciones performáticas y pedagógicas, el proyecto invita a las personas a explorar su relación con su ciclo menstrual y a representarla con símbolos que serán bordados en las prendas, simulando las manchas producidas por el flujo sanguíneo.

Chuls ha participado en diversas exposiciones colectivas dentro del Perú. También en su país, en 2017, inauguró su primera muestra individual, patrocinada por el premio Fundación Euroidiomas, y en 2020 presentó Clandestinas, en Galería Forum. Por estos días, mientras se prepara para la apertura de otra exposición individual –esta vez en la ciudad de Hartford (Connecticut), en Estados Unidos, país en el que reside desde hace algunos años–, habló con Infobae Cultura.

"Me atrajo lo textil por la relación que mi abuela tuvo con el tejido. De cierta manera, ella fue quien me invitó a pulsar la relación que se construye entre género y trabajo textil" (Romina Chuls)
"Me atrajo lo textil por la relación que mi abuela tuvo con el tejido. De cierta manera, ella fue quien me invitó a pulsar la relación que se construye entre género y trabajo textil" (Romina Chuls)

—¿Cómo te acercaste al arte textil? ¿Trabajás actualmente con otras técnicas?

—Empecé a bordar en el 2016 como parte de un proyecto que busca resignificar la menstruación, titulado Qué rico menstrúo. El proyecto hace público un proceso fisiológico que suele estar recluido al espacio privado. La menstruación toma las calles. Encuentro que el bordado se alinea perfecto con esta idea. Por mucho tiempo en Occidente el trabajo textil ha sido una actividad confinada al espacio doméstico, algo que haces en casa, varias veces sola. Por eso, sentí que bordar mi sangre menstrual en una prenda era la manera perfecta para empezar a romper la tan limitante distinción entre público y privado y los estigmas sociales que se construyen sobre la fuga de fluidos de nuestras cuerpas.

Pero fue dos años antes que empecé a jugar con telas e hilos. En el 2014, año en el que falleció mi abuela, comencé a representar la historia de las mujeres de mi familia con collages de telas, de manera muy exploratoria. En ese momento me atrajo lo textil por la relación que mi abuela tuvo con el tejido. Le he perdido la cuenta a cuántas bufandas me tejió. Creo que para ella era un proceso de compartir (tenía su club de tejido) y de cuidados. De cierta manera, ella fue quien me invitó a pulsar la relación que se construye entre género y trabajo textil.

Pantalones intervenidos con bordado a mano por Romina Chuls. Parque John F. Kennedy, ciudad de Lima, 2016 (Foto: Cristias Rosas)
Pantalones intervenidos con bordado a mano por Romina Chuls. Parque John F. Kennedy, ciudad de Lima, 2016 (Foto: Cristias Rosas)

Hoy trabajo con diversas técnicas de tejido, curiosamente ninguna de las que usaba mi mamama. Hay una técnica en particular que me atrajo mucho, creo que por su aparente simpleza. Es un tipo de tejido que se realiza con agujas y crece verticalmente. Esta técnica consiste en anillar hilos creando una estructura de trenzas y está presente en mantos funerarios de culturas prehispánicas de la costa del Perú, como Paracas y Nasca. Los detalles de estos mantos son asombrosos. Son una de mis grandes obsesiones. Así que aquí me tienes, haciéndoles declaraciones de amor desde mis esculturas y dibujos.

También, desde el 2020 trabajo con cerámica. Me fascina la relación entre ambos materiales, entre la fibra y la arcilla. Me remiten a la tierra, a territorio, a pieles y me atrae muchísimo lo táctil, cómo se perciben a través de las manos, las impresiones que dejan en mi cuerpo y las que mis dedos dejan en las piezas.

Calzón intervenido con tejido anillado Paracas-Nazca. Metro línea Q, Nueva York, 2019 (Foto: Cristias Rosas)
Calzón intervenido con tejido anillado Paracas-Nazca. Metro línea Q, Nueva York, 2019 (Foto: Cristias Rosas)

—¿Por qué te convoca el tema de la menstruación? ¿Cómo surge y en qué consiste tu proyecto Qué rico menstrúo?

Qué rico menstrúo es un proyecto que critica el estigma con el que aún carga nuestra menstruación e invita a resignificar nuestra sangre menstrual. El proyecto consiste en bordar, tejer o coser una mancha roja a la altura de la ingle con la idea de que de lejos parezca que el tampón no aguantó y te manchaste. Pero al ver la prenda desde cerca es posible reconocer figuras, detalles que simbolizan lo que el sangrado significa para quien usa la mancha. Quien observa con atención puede reconocer las alegorías que guarda nuestro menstruar.

El proyecto empieza de una manera muy personal. Mis proyectos artísticos, por más que involucren cierta investigación, inician como procesos de sanación, de entender las emociones que albergo en el útero, entre las piernas. Siempre he sangrado bastante durante mi período, así que no me quedaba otra cosa que volverme amiga de la mancha. Además, me frustra mucho la vergüenza que viene con el mancharse, por más que una no lo pueda controlar. Detesto esa censura al cuerpo. Aunque debo reconocer que por más que el proyecto ya va a cumplir siete años, todavía tengo una relación conflictiva con la mancha.

"Sembrando mis tierras", del proyecto Con P de Patria. Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 120 x 72 cm
"Sembrando mis tierras", del proyecto Con P de Patria. Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 120 x 72 cm

La primera pieza que hice fueron unos pantalones blancos con flores rojas bordadas a mano, sin ninguna intención más que el amistarme con mi cuerpo, y fue por la respuesta que tuvo en redes que decidí volverlo un proyecto participativo. Por un tiempo abrí el espacio que usaba como taller en ese entonces a amigas y conocidas, y bordamos juntas nuestras manchas. Después lo desarrollé como taller, el cual consiste en dos partes. En la primera, realizamos una serie de ejercicios creativos para que lxs participantxs decidan cómo quieren representar su menstruación y en la segunda parte enseño varios puntos de bordado para que intervengan sus pantalones, faldas, calzones. Sueño con que algún día Qué rico menstrúo se convierta en un movimiento. Que algún día salga a la calle y vea gente “manchada”, así como si nada.

—Con respecto al proyecto Qué rico…, plasmás ideas no sólo en piezas para ser exhibidas en una sala sino en las mismas prendas de vestir. Las personas que las visten para salir a la calle, ¿estarían realizando así un acto performático, un acto militante?

—Como dije antes, Qué rico menstrúo vive en el espacio público, en las calles, plazas, frente a la puerta de tu vecino. Después de la primera intervención, el pantalón con flores, esperaba que fueran otras manos quienes continuarán el proyecto, que más gente se sumara y se convirtiera en un movimiento anónimo. Pero varias personas, por más que participan en los talleres, después dudan en usar sus prendas. Al parecer soy una de las pocas locas que quiere salir manchada.

"Cosechando mis mares", de la serie Con P de Patria. Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 84 x 55 cm
"Cosechando mis mares", de la serie Con P de Patria. Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 84 x 55 cm

Pero pensando en quienes han llegado a usarlas, sí, creo que vestir tu menstruación es un acto performativo. También pienso que vestir nuestras manchas es una corrupción a la performance de higiene que cada vez censura más nuestros cuerpos. Hoy pareciera que debemos esconder aún más nuestros fluidos, nuestro sudor, nuestro aliento.

Qué rico menstrúo es un comentario sobre esta negación del cuerpo. Sí, sangramos. Y como no podemos ni vamos a estar encerradas en casa (aunque te juro que si pudiera yo me quedo entre las sábanas), necesitamos que los espacios públicos se adecuen a nuestras necesidades. Espero que el proyecto hasta nos invite a pensar en cómo construimos ciudades y en el acceso a baños públicos que, tanto en Lima como en Nueva York, es escaso. Por todas estas conversaciones a las que el proyecto nos invita, te diré que sí y me atreveré a llamarlo un acto militante.

"Embriones huaco I", de Romina Chuls
"Embriones huaco I", de Romina Chuls

—¿Dirías que hacés arte feminista? ¿Por qué?

—Sí, mis proyectos abarcan temáticas importantes dentro del feminismo latinoamericano. La serie Con P de Patria trata sobre violencia de género ejercida por el Estado peruano de manera sistemática, en los ochentas y noventas, la cual involucró esterilizaciones forzadas. Clandestinas va sobre abortar en Lima, donde no solo es ilegal, sino que el aborto aún esta criminalizado en la mayoría de casos. El proyecto que expondré este próximo abril no solo imagina una ceremonia colectiva de aborto definida por prácticas de cuidado, sino que también cuestiona la mirada colonial y androcéntrica desde la cual se ha construido nuestra historia, algo que vengo haciendo desde Tierra Incógnita, mi primer proyecto.

Quiero precisar que, hoy, mi feminismo se alinea con una propuesta de transformación radical de la sociedad y está permeado por una crítica anticapitalista. El capitalismo crea la estructura de género, sobrevive creando etiquetas y eso es sumamente opresivo. Poco a poco, conforme he ahondado en distintos temas, he ido nutriendo mis investigaciones y referentes con harta teoría cuir. Hoy me interesa una manera de inventar el mundo desde las transiciones, alejadas de binarismos, y centrándonos en nuestras interdependencias, incluso con los animales, las plantas, aguas, espíritus.

"Sobre cuerpas fronterizas". Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 70 x 100 cm
"Sobre cuerpas fronterizas". Apropiación de tejido anillado Paracas-Nazca sobre dibujo. 2018. 70 x 100 cm

—¿Por qué llegaste a residir en Nueva York? ¿Cuál es el ambiente propicio para tu arte que encontraste allí?

—Vine a mediados del 2021 a hacer una maestría en NYU. Tuve la suerte de recibir el apoyo de la American Association of University Women para financiar el programa de maestría en Arts Politics. El programa fue de un año. Súper intenso. Egresé de la carrera en junio del 2022, conseguí trabajo y ahora estoy con la mente y el cuerpo enfocados en la individual que he venido desarrollando desde que empecé la maestría, básicamente.

Estuve un año aquí antes de la pandemia, haciendo una residencia de arte en Textile Arts Center, lo que me permitió tener una idea de la energía que caracteriza a esta ciudad y sembrar las primeras semillas de lo que hoy es mi comunidad aquí. Pero, por más que lo ansiosa y acelerada que es Nueva York haga que un mes parezcan seis, la vida te cambia en un instante aquí, aún siento que he estado poco tiempo. Aún estoy creando el terreno para mi trabajo aquí, pero me motiva bastante el buen recibimiento que ha tenido. Estoy trabajando en varias propuestas de colaboración con artistas que admiro muchísimo. Cuando estén más desarrolladas, estaré feliz de compartirlas. Por el momento, el haber conseguido una muestra individual gracias a haber recibido el premio Real Art Awards me deja con un buen sabor en la lengua.

"Madrecita Miso", por Romina Chuls
"Madrecita Miso", por Romina Chuls

—¿La exposición en Connecticut qué proyecto va a mostrar? ¿Qué vínculo tiene con tus trabajos anteriores?

—De cierta manera, esta exposición es la continuación de mi proyecto Clandestinas. Clandestinas partió con mi aborto. Las instalaciones de tejidos y cerámicas que mostré en esa exposición, hecha en Galería Forum en el 2020, retratan qué se siente cargar con un embarazo no deseado en un contexto de criminalización y estigma social. La tensión, el desgarro que produce el peso de la cerámica retrata el miedo, la culpa, la ansiedad del embarazo. La pieza Virgencita Abortera propone un desfogue emocional, espiritual, de soporte ante el abandono del Estado y la persecución que viven quienes abortan. La Virgencita Abortera te cuida con un tecito de Misoprostol, te toma de la mano durante una intervención. Esta pieza abre la pregunta de cómo llevar un aborto definido por prácticas de cuidado. ¿Sería un proceso que existe dentro de una clínica? ¿Se lleva en solitario o en compañía?

"Virgencita abortera", del proyecto “Clandestinas”. Fibra de vidrio intervenida con tejido anillado Paracas-Nazca, cerámica, alambre, varillas de tejer de aluminio y ruda. 2020. 71 x 28 x 18 cm
"Virgencita abortera", del proyecto “Clandestinas”. Fibra de vidrio intervenida con tejido anillado Paracas-Nazca, cerámica, alambre, varillas de tejer de aluminio y ruda. 2020. 71 x 28 x 18 cm

Mientras trabajaba en las obras para Clandestinas, durante mi residencia en Textile Arts Center, comencé a investigar un manto funerario Nasca que se encuentra en la colección del Brooklyn Museum. El manto representa la agricultura y usa la misma técnica de tejido anillado que empleo en varias de mis piezas. Por cierto, Cecilia Vicuña tiene una obra hermosa sobre el mismo manto llamada Paracas. Leyendo sobre ese textil, me llamó la atención una figura del borde que sostiene una planta que no ha sido identificada. Comenzó a obsesionarme la posibilidad de identificar esta planta. Teniendo en cuenta una vasija Nasca que representa una vulva sangrante y otros huacos, Nasca y Mochica, donde figuras femeninas son representadas con el clítoris erecto, me comencé a preguntar si esa planta podría estar relacionada a la sexualidad o reproducción. ¿Y si es una planta con cualidades abortivas? Teniendo presente también que el textil alberga diferentes símbolos de fertilidad. Pero ¿cómo sería abortar fuera de la manera neoliberal de construir mundo? La cual construye al sujeto separado de su entorno, aislado, crea divisiones y borra conexiones. Mi investigación se abrió para incluir diversos modos de inventar el mundo. Es desde ahí que propongo el aborto no como la lucha por la soberanía de nuestros cuerpos sino como parte de un ciclo de reproducción colectivo e interdependiente. Con esto no niego la posibilidad de decisión, sino que la hago parte de una noción de fertilidad que va más allá de nuestras cuerpas, donde abortamos a la tierra para hacerla fértil, donde nuestras hormonas son digeridas por las lombrices y el salto de los sapos establece el ritmo de las contracciones de nuestros úteros.

"Embriones", por Romina Chuls
"Embriones", por Romina Chuls

La muestra contará con una serie de esculturas que, así como Clandestinas, mezclan la cerámica y el tejido, pero esta vez los materiales se relacionan desde el encuentro en vez de la tensión. Estas piezas aún están en proceso. Por ahora, tengo lista una serie que desarrollé durante dos años, titulada Embriones Huaco. Esta serie es una aproximación a una historia ficcional de abortos en comunidades prehispánicas de la costa peruana, tomando como inicio el manto Nasca que tanto protagoniza mi obsesión. Dibujos a grafito combinan formas de huacos Nasca y Mochica con la estética de mis embriones negros presentes en Clandestinas. Son bocetos de vestigios sagrados imaginarios. Las piezas inventan una comunidad definida por prácticas ritualizadas de interrupción del embarazo a la vez que confrontan las omisiones resultantes del colonialismo y el patriarcado.

—¿En qué sala será la muestra y en qué fechas podrá visitarse? ¿Se montará la misma exhibición en otras salas de Estados Unidos o en América Latina?

—El proyecto será exhibido en una de las salas de Real Art Ways, centro cultural ubicado en Hartford, Connecticut, y podrá visitarse desde el 20 de abril hasta el 16 de julio. Por ahora, no tengo planeado llevarla a otro lugar, pero estaré feliz de hacerlo si se presenta la oportunidad.

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