Fito Páez y “El amor después del amor”, un viaje a los años 90 y al sueño del Primer Mundo

La renovada popularidad del músico rosarino, en el fin de semana de dos shows multitudinarios, invita a repasar el rastro poético de su gran disco, publicado en un tiempo muy particular de la Argentina

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En 2022 "El amor después del amor", de Fito Páez cumplió treinta años
En 2022 "El amor después del amor", de Fito Páez cumplió treinta años

Todos los momentos de la democracia argentina pueden ser iluminados a través de la figura de Fito Páez.

Antes de los noventa, en los tiempos del alfonsinismo, cuando la Unión Cívica Radical filtraba su luz de esperanza en la democracia, Fito aportaba el himno de la época: “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Ahí proponía “cambiar esta nuestra casa / cambiarla por cambiar nomás”, suministrando sin saberlo una metáfora que el propio presidente Raúl Alfonsín usaría cuando las cosas se pusieron difíciles.

Después de los noventa, en los tiempos de un kirchnerismo que filtraba su luz de esperanza en el Estado, el doce de julio de 2011, Páez publicó en Página/12 una columna titulada ”La mitad en la que criticaba a los votantes del macrismo, en términos eminentemente grietísticos. Un poco más tarde, en 2012 y por el recital por los veinte años de El amor después del amor, mientras tocaba ”Detrás del muro de los lamentos”, Fito dijo “por una sola América, che, para todos”, replicando una consigna oficialista. Y fue por esa época que empezó a haber algunas polémicas respecto de la remuneración que recibía por tocar en recitales organizados por administraciones kirchneristas a nivel nacional o provincial.

En los noventa, el momento que nos ocupa, en los tiempos del menemismo, que filtraba su luz de esperanza en el mercado, su intervención más importante fue El amor después del amor.

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Fito Paéz en tiempos de gloria y masividad de "El amor después del amor", años 90 de Argentina
Fito Paéz en tiempos de gloria y masividad de "El amor después del amor", años 90 de Argentina

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Habían pasado sólo dos años desde Tercer mundo. El músico rosarino dijo sobre ese disco: “Refleja lo que vi en mis viajes por América Latina”. Pero con El amor después del amor el paisaje de su obra era, de repente, muy distinto: de recorrer Pompeya toda la noche y la cama de una chica en Nicaragua a la lluvia cayendo sobre París y las revistas en el metro. ¿De qué estaba hablando?

Eran los primeros tiempos de la convertibilidad. Fito Páez dejó en ella muchas postales primermundistas que hicieron juego con la época: cuando cantó “no sé si es Baires o Madrid” fue como si el momento cantara, porque el menemismo trabajaba para lograr una confusión bastante parecida (El amor después del amor podría haberse llamado, atendiendo a los lugares en los que transcurre, Primer mundo). También por eso Fito impregnó la etapa hasta ser, finalmente, la banda de sonido de los primeros noventa. Exactamente la misma geografía aparece en mi otro disco amado de 1992, que es, y con ese título, Chocolate inglés de Celeste Carballo.

En 1993, en “La hija del fletero”, el Indio Solari diría lo suyo sobre esta nueva vertiente del rock nacional: “se fue a Madrid / donde parece que es feliz”.

Fito Páez - El Amor Después Del Amor

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El amor después del amor es muchas cosas.

Es, ante todo, el primer aviso de una ética que Fito Páez iría desarrollando con los años y que sostendría hasta llegar a nuestros días: la que pone en pie de igualdad el amor presente con el amor pasado y funda así una ética de la separación.

Es también un disco sobre el cristal (“Este milagro es de un perfecto cristal”, “Esta vida está hecha de cristal”).

Es también un disco sobre caer en el mar (“Todas las vidas cayeron al mar”, “El mar de los caídos frente a Donna Helena”).

Es también un disco sobre la incertidumbre (“No sé si es Baires o Madrid”, “No sé si eras un ángel o un rubí”).

Es también un disco sobre bajar por un callejón (“Un tipo que bajaba solo por la Calle del Calvario”, “Bajé el callejón con calma”).

Es también un disco sobre las actrices que se avienen a amar (“Él quiso un amor y no una actriz”, “La noche que dejaste de actuar sólo para darme amor”).

Y es también un canto al primer mundo en el momento histórico en que un gobierno le proponía a una sociedad ser parte de ese mundo privilegiado (El politólogo Andrés Malamud se refirió a Menem como “el presidente que nos vendió un tour por el primer mundo como si fuera un pasaje de ida”).

"El amor después del amor" es una banda de sonido (posible) de la década de los años 90
"El amor después del amor" es una banda de sonido (posible) de la década de los años 90

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Por supuesto esta no fue la intención de Fito Páez, que solía criticar a Menem como nadie: incluso varias de las postales primermundistas de El amor después del amor fueron creadas antes del esplendor del menemismo.

Cecilia Roth ha contado que, cuando lo conoció en el verano de 1991, después de la primera salida ella se quedó por error con el walkman de él en la cartera. Obviamente, quiso escuchar qué había ahí. Y lo que había ahí era “Tumbas de la gloria”. Es decir que la línea “Cae la lluvia sobre París” ya había sido escrita antes del coqueteo argentino con el primer mundo (la Ley de Convertibilidad del Austral se sancionó en marzo de 1991). Y, de hecho, hace un tiempo en las redes de Páez apareció una foto en la que se lo ve en París en 1989 “componiendo «Tumbas de la gloria»” (pongo comillas porque esa es la bajada de la foto). Fito parece participar en esa foto del desamparo parisiense que tanto pregonara Julio Cortázar: para ser Oliveira sólo le falta la pava. “Tumbas de la gloria” fue estrenada en 1991 en la Facultad de Ciencias Exactas: una grabación revela que él empieza a tocar y la gente pide silencio porque se nota que va a pasar algo importante. Esa versión es mucho mejor que la del disco.

En la página 323 de Infancia y juventud, su libro de memorias, él se refiere a ”Pétalo de saly dice: “«Pétalo de sal» competía fuertemente con «La balada de Donna Helena» y «Carabelas nada» por un espacio en Tercer mundo. Tercer mundo salió en 1990. Por lo tanto la línea “no sé si es Baires o Madrid” también es previa al menemismo.

Parece razonable que Fito quisiera excluir esas viñetas europeas de un disco que se llamó Tercer mundo y que le cantaba a las ciudades de América (Managua, La Habana, Buenos Aires). Pero quiso el azar que esos símbolos (la lluvia parisina, Madrid, el metro de la capital española) aparecieran durante la ilusión menemista, cuando el horizonte del público hizo que las canciones se escucharan de una determinada manera.

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Intenté averiguar cuánto costaba la entrada al campo para los recitales de Vélez de abril de 1993. Quería hacer el cálculo comparativo con el precio de hoy en día y sacar alguna conclusión firme, pero no pude. En internet hay muchas fotos de entradas pero no se ve el precio. Lo que conseguí fue, gracias a Nicolás Wodner, una publicidad del concierto a beneficio de Unicef, que fue en diciembre de 1993 en Vélez. Ahí dice: “entrada única $25″. Con todo, la comparación es imperfecta, porque el hecho de que fuese una entrada única puede impactar en el precio, y porque el campo de aquellos años era distinto: no estaban las vallas divisorias del campo VIP.

Pero de todos modos puede pensarse lo siguiente: hoy en día la entrada al campo cuesta $6.000 más $900 de service charge. El dólar blue se vende a 390; por lo tanto hacen falta unos 17 dólares dólares para comprar una entrada. Averiguo en el sitio fxtop.com cuál fue la inflación mundial entre 1993 y 2023. Lo hago como puedo; soy apenas un muchacho de Letras. La investigación arroja que el número que busco es 112%. Es decir que los 25 dólares de 1993 serían cincuenta y pico dólares de hoy; eso podría costar la entrada para ver a Fito en Vélez en el campo, este sábado y domingo. Pero cuesta 17.

Fito Páez en Rosario, durante la gira que celebra los 30 años de "El amor después del amor" (Foto: Sebastián Granata / Télam S. E.)
Fito Páez en Rosario, durante la gira que celebra los 30 años de "El amor después del amor" (Foto: Sebastián Granata / Télam S. E.)

Una comparación un poco mejor hecha sería la siguiente: ¿cuánto costó, el año pasado, la entrada más barata para el show de El amor después del amor en espacios similares? Tomé en cuenta el Movistar Arena de Buenos Aires, el Gran Arena Monticello de Mostazal (Chile), el Antel Arena de Montevideo y el Auditori Fòrum CCIB de Barcelona.

En Chile, 45 dólares. En Uruguay y España, 35 dólares. En Argentina, 13 dólares.

Es decir que la celebración de El amor después del amor sucede, también, con el país empobrecido, en su piso histórico y bajando.

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