Los músicos Nacho Piana y Shino Ohnaga acaban de editar Sebastián Piana en Tinta Roja, libro que valoriza la dimensión más innovadora de la obra del reconocido pianista, director y compositor argentino a través de la recuperación de 12 piezas en las que sobresale la influencia “negra” en la evolución del tango. ”Con este libro uno se para en un lugar determinado, es como enviar un subte de cultura que viaja bajo la tierra de aquí para allá y que perdurará por siempre recordándonos la idiosincrasia de un determinado lugar, que tiene su danza, su música, en definitiva que tiene su folclore”, dijo Nacho Piana, nieto del compositor y uno de los autores de la publicación.
Sebastián Piana nació en el barrio porteño de Almagro en 1903, fue uno de los grandes compositores de la música popular argentina y transformó el lenguaje del tango: rompió con el canon del “tango emblanquecido” y, desde la negritud, renovó estilos, y fue el creador de la milonga porteña.
”Escuchar a Sebastián Piana es rememorar, así de golpe, casi sin proponérselo, la historia del tango canción”, expresa Susana Rinaldi en el libro, sintetizando la relevancia del músico en el género. El libro incluye también textos de Lidia Borda y Juan Falú, y de Sergio Lavia y Ricardo Barrientos, alumnos de Sebastián Piana, quien desplegó una gran tarea docente.
”Sobre el pucho”, tango que compuso junto a su padre y que, estrenado en 1922, se convirtió en su primer éxito, marcó el inicio de un largo camino en el que creó más de 500 obras. En la década del 30, Piana renovó el género de la milonga; asociado en las letras con Homero Manzi. El pianista consideró como su mayor mérito el hecho de haber creado “una milonga suburbana, de la ciudad, diferente de la milonga campera”.
Sebastián Piana en Tinta Roja es el libro, en versión trilingüe –español, inglés, japonés– que está disponible en las principales librerías del país y en el sitio milcampanas.com.ar. ”Pienso que la importancia de su obra radica en el trabajo que hizo hasta sus últimos días –murió a los 91 años–, en poner la lupa en nuestra cultura afroargentina, y en poner el cuerpo también hasta sus últimos días en el conservatorio y las escuelas donde daba clases haciendo un trabajo cultural directo”, indicó Nacho Piana. ”Recuerdo a mi abuelo siempre en su pequeño estudio con su bata a cuadros y todo el día en el piano –continuó–. Era una persona amable, dulce y de perfil bajo, un tipo muy tranqui”.
El libro transcribe, por primera vez, las 12 composiciones incluidas en el disco Sebastián Piana por Sebastián Piana (1969), tarea que encaró la pianista japonesa Shino Onhaga y que se expresa en obras como “Milonga sentimental”, “Milonga del 900″, “Viejo ciego”, “Juan Manuel” y “Milonga Triste”. ”El mundo musical de Piana es fascinante. Invencible. Nos tocó la enorme responsabilidad de traducir estas obras al papel tal como él las tocaba”, explicó Ohnaga, pianista radicada en la argentina y especializada en el estudio del tango.
Esta publicación de Piana-Ohnaga se inscribe en una línea de trabajos musicales que editó Mil Campanas en los últimos años: Carlos García. Tangos en Piano Vol. 1 (Leda Torres); Héctor Stamponi. Sus tangos en piano solo (Leda Torres) y Troilo. Una Teoría del Todo (Mariano Suárez y Miguel Taboada), entre otros.
—¿Qué significa la publicación de este libro?
Nacho Piana: —Para mí tiene un significado muy entrañable. Siento que, entre algunas cosas, ayudé a mi abuelo y siempre es lindo sentirse útil, más aún cuando ayudás a alguien que querés mucho. Y digo “entre algunas cosas” porque posiblemente haya cosas que me quedaron pendientes con él. Traté a mi abuelo durante algunos años y en mi adolescencia, ya sin su presencia, sentía la necesidad de hacerle mil preguntas sobre la música. Con este trabajo finalizado, siento que pude conectarme con él de una manera musical desde otro lugar, más allá de lo que eran las mesas de domingo.
Shino Ohnaga: —Siendo una pianista, para mí tener o mirar una partitura es siempre algo muy importante para estudiar la obra, porque me ayuda a poder interpretarla. También, si existe la partitura, me da más oportunidad de conocer más obras que no conocía o que estaba buscando, y puede ser también que haga más accesible al mundo del autor. Pensando en eso, este libro puede ser como una guía de varias cosas: guía de una parte de la historia del tango, guía para estudiar cómo tocar tango en piano solo, para estudiar cómo arreglar un tango o para interpretar. Además de las partituras, están los prólogos, que cuentan detrás o alrededor del compositor y sus anécdotas. “Saber detrás de las notas” es más interesante para profundizar el conocimiento de las obras.
—¿Sienten que es un homenaje y una reivindicación a la figura de Piana?
NP: —Sí, totalmente sentimos eso mismo. También sentimos que se sigue con una cadena cultural de altísimo valor. Una cadena fraternal que en algún momento se cortó y hoy con este trabajo como con los trabajos de Leda Torres por ejemplo, se vuelve a unir a través del tiempo el movimiento tanguero de ayer con el que venimos viviendo hoy. Estos trabajos hacen que los estudiantes de nuestra música popular en conservatorios y escuelas de música puedan tener de primera mano cómo tocaban los compositores, como en este caso el maestro Sebastián Piana.
—¿Qué destacarían de la obra de Piana? ¿Cómo fue el proceso de trabajo? ¿Descubrieron algo diferente luego de transcribir 12 de sus composiciones?
NP: —Fue un monstruo, tiene muchas músicas para películas célebres argentinas, sainetes, etc. Siendo una figura ya muy reconocida, mi abuelo recibía al verdulero de la esquina, a la enfermera del hospital e innumerables personas del barrio, que se acercaban a su casa para pedirle que le pusieran música a alguna letra o versos que está gente escribía. Él, con la humildad de siempre, los hacía pasar y les ponía la música. Esas obras son las mejores para mí, también las obras de la Orquesta típica Candombe con las letras de Cátulo Castillo creemos que fue lo más valioso. El proceso de trabajo fue arduo, a la distancia. Shino Ohnaga hizo las desgrabaciones de estos 12 clásicos del tango. Era época de pandemia y ella estaba en Japón su lugar de origen. Estuvo trabajando día a día durante seis meses sobre la música.
SO: —Descubrimos las melodías verdaderas del compositor. También cómo sintió o pensó esa música desde un primer momento en que este compositor se puso a realizar cada tema. Como pasa con el Cuchi Leguizamón, cuando lo escuchas tocando sus temas te das cuenta de cómo es su música original.
—¿Podemos decir que este libro rescata su aporte al tango, su capacidad de renovar estilos desde la negritud y de crear la milonga porteña?
NP: —Sí, se basó en la milonga que fue siempre la primera. Viene de los tambores y los bailes afroporteños. Los primeros tangos eran milongas más sencillas, y él se encargó de agarrar un poquito acá y un poco de allá para darle un nuevo giro melódico tomando también esas células rítmicas características de la música negra de Buenos Aires. También hizo tangos inolvidables como “El Pescante”, “Viejo ciego”, “Sobre el pucho” o “Tinta roja” y dejó su huella en el vals criollo y en la milonga campera.
—En el marco de un contexto tan hostil para la música popular argentina, Sebastián Piana en Tinta Roja es un acto romántico. ¿Lo ven de ese modo?
NP: —Es un acto romántico, por suerte. Pero es un acto romántico sumamente profundo porque va más allá de vender ejemplares o hacer aún más famoso a un determinado compositor. El contexto es hostil pero la cultura popular siempre estará, y cuando uno cree que murió, la encontrás en un subsuelo del barrio de Boedo, en la sala de ensayo de una murga, o en el boliche de la esquina donde se escuchan un par de violas y un fuelle.
Fuente: Télam S.E.
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