Antonio Berni nació en la ciudad de Rosario en 1905. Fue un niño prodigio ya que desde muy pequeño mostró sensibilidad y destreza en las artes plásticas. A los quince años realizó su primera exposición y se formó en Madrid y París donde pudo conocer y aprender de las obras de los grandes maestros de la pintura como André Lhote o Joan Miró.
Su técnica estuvo muy marcada en principio por el surrealismo, siendo pionero en la región, pero en 1930 tuvo una experiencia que le cambió su vida artística cuando se encontró con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros y realizaron un mural en Rosario por encargo (Mural Botana, 1933). Desde ahí, el estilo pictórico de Berni se volcó hacia una pintura comprometida, consciente de una realidad muy distinta a la que vivió en Europa, estableciendo el estilo denominado realismo social narrativo.
La obra Pesadilla de los injustos, nace de una nueva búsqueda del artista en los años 50/60 donde retoma la crítica social y mezcló el carácter impresionista con la técnica del collage, muy influido por el Pop Art. Esta pintura se desprende de la serie narrativa de Juanito Laguna, que junto con Ramona Montiel, fueron los protagonistas de sus obras representando personajes de bajos recursos, el primero de los márgenes de Buenos Aires, y ella, de los ambientes más sórdidos de Paris. Allí mostró su sutileza para observar la realidad desde un punto crítico, mostrando imágenes de la vida cotidiana.
El nombre completo de la obra es Pesadilla de los injustos o La conspiración del mundo de Juanito Laguna trastorna el sueño de los injustos se trata de un díptico de grandes dimensiones (300 x 400 cm.) y está realizada en acrílico sobre tela. La misma está pensada como en tres escenarios, uno principal para los personajes centrales en la parte interior donde se destaca un robot sosteniendo la balanza símbolo de la justicia, una zona vacía en el medio de carácter oscuro y otra con personajes más secundarios invertidos y desdibujados en la parte superior que abruma a quien lo observe. Por sus llamativos colores puede verse una búsqueda muy típica de los años 60 que se conoció como la neo figuración.
Te puede interesar: Tras investigar “Manifestación” por un año, revelan detalles desconocidos de la gran obra de Berni
Se trata de personajes grotescos y siniestros con un sentido político relevante. A diferencia de la serie, en esta obra Berni no utiliza materiales cotidianos ya desechados como chapas, cartones, maderas, latas o trapos, que hacían que se resignifique cada obra, pero se destaca el uso de chorreados de color bermellón.
Busca representar a las amenazas que sufre Juanito Laguna, algunas reales y otras de su imaginación. Estos monstruos eran la injusticia, la desigualdad o la brutalidad que debía padecer este niño que habitaba una villa miseria en el Bajo Flores, donde funcionaron vertederos de basura y las personas más necesitadas y van a rescatar materiales para revender entre los desperdicios. A pesar de las adversidades que le toca atravesar, Berni también quería rescatar la alegría y la inocencia que tienen esos niños. Buscaba representar a todos los chicos de Latinoamérica que estaban en la misma situación que el protagonista y que también tenían esperanza que habría un porvenir mejor. Cuando le preguntaban por este personaje, su creador solía resumirlo como: “Juanito es un chico pobre pero no un pobre chico”.
Desde 2009, la obra puede visitarse en el Museo Nacional de Bellas Artes, cuando la Secretaría de Cultura de la Nación compró a Lily Berni, la hija del artista el díptico realizado en 1961, una obra clave en el comienzo de la serie de Juanito Laguna.
Seguir leyendo