Historia del patriarcado en la industria discográfica: 120 años de despropósitos y aberraciones - parte I

Desde sus inicios en el siglo XX, la producción músical es un espejo de la sociedad, con expresiones misóginas en todos los géneros. Esta nota, en su primera entrega, retrata modos, personajes y canciones que patentizan un estado cultural de las cosas

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Carlos Gardel, primer ídolo musical
Carlos Gardel, primer ídolo musical de la Argentina en el siglo XX (Archivo Museo Casa Carlos Gardel)

El machismo está impregnado en la sociedad desde sus comienzos. El feminismo es una causa noble que ha ayudado a enderezar injusticias incomprensibles. Mucho se ha avanzado, sobre todo en los últimos años. Pero aún queda muchísimo por hacer.

La industria discográfica, como parte de la sociedad, no es ajena a esa transformación. A lo largo de los últimos 120 años, la música estuvo teñida de mensajes misóginos. El machismo atraviesa todos los géneros musicales sin distinción. Piezas que en su momento fueron éxitos de ventas seguramente hoy recibirían el repudio de una sociedad distinta que poco a poco va madurando. No sólo músicos e intérpretes. Todos sus integrantes son un espejo de lo que sucede en la calle, en las casas, en las oficinas.

La industria discográfica nació machista. El primer hit que se registra fue el aria La Donna è Mobile, de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi, interpretada por el tenor Enrico Caruso, grabada en 1904 y lanzada por el sello discográfico Victor Talking Machine Company, luego conocido como RCA Victor.

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Por esos días el gramófono, un reproductor de discos circulares planos que giraban a 78 rpm creado en 1888 por el germano-estadounidense Emile Berliner, desplazaba al fonógrafo de Edison, que usaba cilindros como soporte contenedor de la música. Todo el mundo quería tener un gramófono y escuchar a Caruso en el living de casa.

Embelesados por la voz del genial tenor, muy pocos habrán prestado atención a la letra, un verdadero manifiesto machista:

La traducción de la letra
La traducción de la letra da cuenta de los mensajes machistas que contiene

Verdi estrenó la ópera en 1851 y hay que remontarse a los estándares de esa época para entender el contexto. ¿Era Verdi machista o simplemente quiso poner en boca de uno de sus personajes semejante texto para presentarlo como machista ante la audiencia?

Boris Laures es periodista, productor y director escénico argentino. Todo el mundo lo conoce como Boris, a secas. “Totalmente misógino. O peor: mujer objeto descartable. Pero Verdi no era machista. Todo lo contrario. Y por no serlo tuvo serios problemas”, explica.

Boris recuerda que el aria se ensayó horas antes del estreno. “Es totalmente irónico: El duque disfrazado de viajero tiene un morbo seduciendo a una prostituta. Es terrible lo que dice la letra: la mujer muda de palabras y de pensamientos y es mendaz”.

“Conozco todas las óperas de Verdi y él, al contrario, no era nada machista: se nota mucho que además lo padeció con su segunda esposa, Giuseppina Strepponi”, continúa. “Ese tema es una burla que resalta lo mal que se trataba a la mujer”, resume.

Enrico Caruso 1873-1921
Enrico Caruso 1873-1921

Mientras habla se escucha de fondo una ópera; canta una soprano. Boris prosigue: En muchas obras de Verdi, muchas, muchas, la que soluciona los problemas es la mujer. En La Traviata, la mujer tiene una entereza mayor que los hombres: los deja como pelotudos a todos. En Luisa Miller y en Las vísperas Sicilianas, también. Lo que dice la duquesa, cómo levanta al pueblo al inicio de la ópera. En Oberto las dos minas lo dejan como a un pelotudo a Ricardo. En las 26 óperas de Verdi siempre la heroína es la mujer: es ella la que maneja la situación”, dice y cierra su sólida defensa del célebre autor italiano.

Sería una enorme injusticia apuntar todos los cañones sólo a los autores e intérpretes para describir al machismo en la industria discográfica. Directivos, productores, musicalizadores, DJs y empleados, desde el CEO más encumbrado hasta el cadete más raso han alentado y promovido expresiones misóginas.

"Vivimos un aparente empoderamiento de
"Vivimos un aparente empoderamiento de la tanga que es una truchada total", provoca Andrea Álvarez, baterista de rock

Hacia allí apunta Andrea Álvarez, que se presenta en su cuenta de Twitter como “Música, mamá de Pablo, solista, 4 discos (uno nominado al Latin Grammy)”. No presume de su vasto currículum que incluye haber tocado con Soda Stereo, Charly García, Patricia Sosa, Divididos, Attaque 77, Celeste Carballo, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Richard Coleman, Natalia Oreiro y Draco Rosa. No le gusta.

“Cuando voy a tocar a un lugar me piden, “¿qué invitados vas a traer al show?”. Mi banda está buenísima, pero tengo que llevar invitados famosos. O me dicen: ponemos Andrea Alvarez y sus amigos, como si yo no fuera suficiente. Yo los miro y les digo: no, porque yo no tengo amigos. ¿Querés poner Andrea Álvarez y sus enemigos?¿Me estás tomando de pelotuda?, dice enfurecida.

“Ni hablar de las pijas que tuve que esquivar en el sistema de poder a lo largo de tantos años. Sentarme frente de un imbécil que no te llega a los talones y tener que hacerme la pelotuda y que parezca que el tipo es el que toma las decisiones. En este momento vivimos un aparente empoderamiento de la tanga que es una truchada total. Otra cosa es, por ejemplo, Arjona, que existe porque las mujeres lo compran, a esas mujeres les gusta eso: no van casi varones a sus shows”, avanza.

"Mujeres", de y por Ricardo Arjona

A propósito, el tema Mujeres, del macho guatemalteco, se usa cada vez más frecuentemente para poner en evidencia los supuestamente exclusivos errores de las mujeres al manejar. En las últimas semanas se puso de moda subir videos a Tik Tok con la canción de fondo y escenas de mujeres penando al volante.

Tango que me hiciste mal

El ritmo del 2x4 nos ofrece incontables expresiones misóginas, sobre todo entre 1930 y 1950. “El tema Un crimen, popularizado por Alberto Castillo y Raúl Verón, es directamente la historia de un femicidio; la confesión de un preso ante el juez”, explica Gabriel Soria, presidente de la Academia Nacional del Tango, director del Museo Casa Carlos Gardel y director de la carrera de Historia del Tango en el Centro de Estudios del Tango de Buenos Aires.

Y recita de memoria la letra:

“Mi drama señor juez es la historia

que puede comenzar por el final

ya sé que en lo grotesco de mi gloria

no es fácil parecer sentimental

la vida que le di fue una tortura

y su alma soportó mi frenesí

mis celos terminaron en locura

y en medio de un infierno me perdí”.

Soria avanza unas líneas hasta la parte que dice:

“cuando mis dedos de acero

en su cuello de nácar

bordaron un collar

rodó besando mis manos

y apenas pudo gritar

su voz se ahogó sin reproche

y así mansamente tu fin”.

Muchos de esos temas van desapareciendo de las milongas porteñas. Otros perduran aún hoy. En ese ámbito, el tango Nunca tuvo novio, es interpretado por la agrupación La Rantifusa solo de manera orquestal. Antes de tocarla ellos aclaran que no están de acuerdo con el contenido de la letra de la canción. Una forma de poner en evidencia la misoginia del texto.

“Es de Agustín Bardi con versos de Enrique Cadícamo –explica Soria-, y tiene versiones antológicas como la de Franchini-Pontier o Rufino-Julio Sosa. El mismo Roberto Goyeneche la registró. Hoy uno tiende a pensar que la protagonista a lo mejor nunca tuvo novio porque no quiso, así que eso también forma parte del reconsiderar del tango”, interpreta.

"Nunca Tuvo Novio", interpretada por Julio Sosa

Néstor Marconi, director de la Orquesta de Tango de Buenos Aires, y uno de los mejores bandoneonistas y arregladores de la historia del tango, aporta otro ejemplo: Anoche a las dos.

“Gata, con un arañazo

Pagas mi amor inconsciente

No merecés ni el balazo

Que un hombre decente te acaba de dar”.

En la voz de Carlos Gardel todo el mundo caía embelesado ante la hermosa melodía. A nadie se le ocurrió hablar de su letra. Fue compuesto en 1926 y Gardel murió en 1935.

Soria, que además es coleccionista y atesora miles de discos del género, reflexiona: “Con respecto a tangos de la década del 20 estrenados por Gardel, Agustín Magaldi o Ignacio Corsini, y que después fueron grabados por otros intérpretes en las décadas posteriores, muchos pertenecían a sainetes o a revistas famosas de la época. En medio del argumento se cantaban esos tangos y ahí aparecen letras como Anoche a las dos, que es de 1926. Ese tango fue cantado en una revista se llamaba En el Maipo no hace frío, que se daba precisamente en el Teatro Maipo, y tiene música de De los Hoyos y letra de Roberto Lino Cayol, un comediógrafo muy conocido por por aquel entonces que había escrito muchas obras de teatro. Anoche a las 2 muestra el intento de un femicidio en el contexto de una obra de teatro”.

"Tomo Y Obligo", intrerpretada por Carlos Gardel

Tomo y ombligo de Manuel Romero y Carlos Gardel, es la escena más popular de la película Las luces de Buenos Aires, protagonizada por El Zorzal criollo. Su letra dice así:

“Y hoy al verla envilecida

A otros brazos entregada

Fue pa’ mí una puñalada

Y de celos me cegué

Y le juro todavía, no consigo comprenderme

Cómo pude contenerme

Y ahí nomás no la maté”

Fue el último tango que cantó Gardel en público desde el balcón de Radio La Voz de la Víctor, en Bogotá, el 23 de junio de 1935, un día antes de que falleciera en el aeropuerto de Medellín.

En la llamada época de oro, la época del 40, cambió notablemente la temática de los tangos a través de poetas como Cadícamo, Discépolo, Homero Expósito y Cátulo Castillo. Tienen otra mirada sobre la mujer.

“Pero también tenemos otros ejemplos –aclara Soria-. Dicen que dicen, otro tango de saineteros, o Lloró como una mujer fueron regrabados en años posteriores por Julio Sosa” y concluye: “Yo particularmente creo que cada tango, cada letra, hay que analizarla en el momento en que fue escrita, para qué fue escrita y en qué contexto social. Y de esa manera no juzgar erróneamente . Y después, bueno, cada uno tendrá la libertad de tocarlo con letras o sin letra, o no cantar y no difundir esas canciones”.

El jazz, un refugio misógino

José María Gallego es músico de jazz y escribe en Finally40. En 2020 retrató en un ensayo la cultura machista imperante en el género: “No hay duda que el mundo del Jazz ha sido dominado por hombres desde sus inicios y ha estado regido por normas patriarcales, con fuertes distinciones de raza y de género por parte de la sociedad machista norteamericana del siglo pasado”, escribió.

“No sólo han sufrido este fuerte rechazo de su entorno las mujeres afroamericanas que se dedicaron al mundo de la música, sino también la mujer blanca, que a pesar de disfrutar de la ventaja en EEUU de pertenecer a la clase históricamente dominante, ha tenido que enfrentarse también al fuerte ambiente machista del jazz, con la dificultad añadida de ser una música indiscutiblemente impregnada de tradición afroamericana”, continuó.

Gallego compiló en su escrito innumerables ejemplos desde la década del 20, donde figuran nombres como Ella Fitzgerald y Billie Holiday. Sobre ésta última escribió: “Billie Holiday fue una de las primeras mujeres negras que cantó con una banda de blancos. Fue una genial improvisadora que siempre levaba gardenias en su cabello. En sus inicios trabajó brevemente en las orquestas de Count Basie y al final de los 30 en la de Artie Shaw. De su historia se sabe que fue violada y explotada en un burdel desde los 10 años, teniendo que soportar el racismo de la sociedad, lo que la llevó a refugiarse en las drogas”.

Miles Davis (1926-1991)
Miles Davis (1926-1991)

Uno de los máximos exponentes del género, Miles Davis, era famoso por el maltrato a su mujer, la actirz y bailarina Frances Taylor Davis. Miles Davis tenía dos amantes, ambas cantantes y bailarinas de su banda, y solía abandonar a su mujer al cuidado de sus hijos para irse de farra. Su caso fue expuesto con precisión en la película Ray (sobre Ray Charles), de Taylor Hackford, con Jamie Foxx haciendo el papel del músico no vidente, actuación que le valió el Oscar (el film también ganó otra estatuilla por Mejor Sonido).

El me pegó

Las décadas del 50 y el 60 en Estados Unidos se caracterizaron por el machismo, el tabaquismo, el alcoholismo y el acoso laboral, aspectos que recreó brillantemente la serie Mad Men, de Matthew Weiner (Los Soprano), sobre el mundo de la publicidad (la mayoría de las agencias de Nueva York estaban en la avenida Madison y de ahí el doble juego del título: Hombres Locos y Hombres de Madison).

Su banda de sonido lo refleja cabalmente con temas como He hit me (It felt like a kiss (El me pegó y se sintió como un beso), escrita por Gerry Goffin y su esposa, la genial Carole King, para la banda de mujeres The Crystals, en 1962. El tema fue producido por otro genio: Phil Spector (The Beatles, The Beach Boys, entre otros muchos).

La serie Mad Men popularizó
La serie Mad Men popularizó el tema "He hit me", escrito por Gerry Goffin

Al respecto, el periodista Dave Thompson escribió en el sitio All Music: “Era una canción brutal, como lo es cualquier intento de justificar tal violencia, y el arreglo de Spector solo amplificó su salvajismo, enmarcando la voz solitaria de Barbara Alston en medio de un mar de cuerdas cáusticas y tambores fúnebres, mientras los coros casi triaban su propia creencia de que el chico no había hecho nada malo. Él me pegó podría haber pasado, al menos, como una sátira. Pero Spector no mostró signos de apreciar eso, ni sintió la necesidad de hacerlo. No menos que los escritores de la canción, él no estaba predicando, simplemente estaba documentando”.

El tema podría ser visto como un ejemplo emblemático y extremo de una canción machista, encima con letra escrita por una mujer (Carole King) y cantada por mujeres.

Pero atención King y Goffin lo escribieron luego de descubrir que su babysitter (también cantante) era sistemáticamente golpeada por su novio. Cuando le preguntaron por qué toleraba semejante comportamiento, respondió que esos golpes eran motivados por su amor hacia ella. De hecho King confesó más tarde que había sido abusada por su pareja (no Goffin, con quien estuvo casada entre 1959 y 1969, sino la anterior). En aquellos años la sociedad no entendió el mensaje.

En la discografía de la música popular norteamericana los ejemplos de machismo son abundantes y atraviesan absolutamente todos los géneros. Si bien se detectan progresos importantes desde que la industria se desperezó a comienzos del Siglo XX hasta nuestros días.

El músico Gerry Goffin, autor
El músico Gerry Goffin, autor de "He hit me (It Felt Like a Kiss)" (Foto: Charlie Gillett Collection/Redferns)

En una charla Ted X en Warwick la periodista Lauren Walker plantea “Machismo en la industria de la música: ¿hasta dónde hemos llegado realmente?”

“Las mujeres a menudo no son conscientes de que se les paga menos que a sus homólogos masculinos. Aunque este tipo de machismo a menudo pasa desapercibido, los artistas dentro de la industria de la música reciben una inmensa atención debido a que están bajo el ojo público, lo que significa que esas actitudes y la discriminación de género son posiblemente más evidentes. Dentro de una industria de este tipo, las artistas femeninas experimentan un duro nivel de discriminación en casi todos los aspectos de sus carreras. Si bien ha habido algunas mejoras con respecto a la desigualdad de género en industrias similares, como el movimiento #MeToo en la industria del cine, debemos preguntarnos: ¿hasta qué punto hemos eliminado el machismo dentro de la industria de la música?”, sostiene Walker.

Y más adelante concluye: “En general, a pesar del progreso general de nuestras generaciones y la conciencia sobre el machismo y la desigualdad de género, las actitudes discriminatorias todavía están muy presentes en toda la industria de la música. De hecho, las artistas femeninas pueden alcanzar altos niveles de éxito, pero las críticas y los comentarios discriminatorios acompañan con frecuencia la fama que reciben”.

Ni hablar del conocido caso de Tina Turner, maltratada por su esposo Ike Turner, con quien formó un dúo hasta que los abusos fueron insostenibles. El caso fue documentado en la película Whats’s Love Got To Do With It, dirigida por Brian Gibson, en donde Angela Bassett interpreta a la cantante y Laurence Fishburne, a su marido celoso.

(Continuará)

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